Música

Peor que ser pijo o marica: engañarse a uno mismo

Dice David Summers que a Hombres G no les quisieron en La Movida por ser pijos, por no ser gays y por vender medio millón de discos. Parece mentira que Summers de hecho estuviera en Madrid en la época, pues está documentado que La Movida estaba, de hecho, llena de heterosexuales, de pijos y de grupos que vendieron una salvajada de discos antes que ellos. No, esto no era el indie de los años 90 y el fenómeno Dover. Hombres G debutaron en 1985, pero su primer disco no fue el álbum más vendido del año en España, mérito que cayó en ‘Deseo carnal’, el segundo largo de Dinarama, según la SGAE. El debut de Hombres G fue el 18º disco más vendido del año, pero es que antes Radio Futura ya habían aparecido en lo más vendido de todo el año en 1984 con ‘La ley del desierto / La ley del mar’ (puesto 14 de la lista anual), Mecano y Azul y Negro aparecen en la lista anual de todo 1983 con ‘Dónde está el país de las hadas’ y ‘Digital’ (puestos 9 y 17 respectivamente) y los mismos Mecano lograban tener el 2º disco más vendido de todo 1982 con su debut. De hecho, ‘Bon Voyage’ de la Orquesta Mondragón fue el álbum más vendido en España en 1981 y ‘Miguel’ de Miguel Bosé el 3º más vendido de 1980. No, Hombres G no fue, ni remotamente, el primer grupo asociable a La Movida (para otro día dejamos el debate de si Mecano y los demás fueron «Movida») que vendía discos.

Tampoco tiene ningún sentido hablar de «lobby gay» en torno a La Movida. Es verdad que la entrevista de Almodóvar y McNamara en ‘La edad de oro’ fue sonada, pero el dúo nunca salió del underground, rara vez aparece en los especiales de lo mejor de la música de la época y fue más que nada una honrosa excepción en una lista de artistas en el armario que incluso se extiende hasta nuestros días. Sin duda La Movida supuso un avance para que los hombres de nuestro país pudieran usar maquillaje o laca, emulando a sus ídolos neorreománticos británicos, dejando de lado los cánones impuestos de la masculinidad y la feminidad que tanto daño han hecho a nuestra sociedad. Aquel desfile de ambigüedad ha servido de influencia a generaciones posteriores que cada vez han sido más libres de usar o ponerse lo que les ha dado la gana al margen de cuál era su sexualidad. Pero decir que un grupo no era aceptado por no ser gay es pasar por encima de gente tan dispar como Radio Futura, Tino Casal, Golpes Bajos, Gabinete Caligari, los propios Mecano, Los Secretos, Nacha Pop, Mamá, Aviador Dro y muchísimos otros. Hace unos años RTVE realizó una encuesta sobre los 20 hits más representativos de la Movida y lo habéis adivinado, los himnos heteros, hechos por heteros o de letra hetero conforman una mayoría inmensa.

No tenemos -ni queremos- el historial sexual de hasta el último miembro de estas bandas, pero esta generación de artistas es recordada por himnos claramente heterosexuales como ‘¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?’ o ‘Chica de ayer’. Estas desafortunadas declaraciones de Summers, complementadas con esa queja del cantante sobre que su frase «voy a vengarme de ese marica» (‘Devuélveme a mi chica’) sea vista como homofóbica, son una profunda falta de sensibilidad. Podemos comprar que eran tiempos de lo políticamente incorrecto, pero al margen del daño que ha podido hacer esta afirmación en mil y un patios de colegios, las declaraciones son una insólita falta de conocimiento y memoria. Los años 80 no fueron en España (ni en ningún otro sitio) una década fácil para los homosexuales: hasta el 85 no existió el COGAM, Chueca no se desarrolló como gran barrio gay hasta los 90 (aunque sí existían desde antes algunos locales) y parece mentira que nos hayamos olvidado ya de que la ley de matrimonio homosexual no llegó hasta bien entrado el siglo XXI y no precisamente exenta de polémica. No fue hasta la década de los 90 cuando muchos artistas, nacionales e internacionales (Pet Shop Boys, Michael Stipe de R.E.M.) pudieron hablar con naturalidad de su homosexualidad, que no era precisamente tratada por los medios generalistas de la forma que hoy en día, todavía bastante dudosa, como comprobamos a la muerte de George Michael, con algunos medios refiriéndose a «su pareja» en lugar de a «su novio». El público objetivo de La Movida, así, fue descubriendo la homosexualidad de Carlos Berlanga, Nacho Canut o Bernardo Bonezzi por intuición, poco a poco, en muchos casos al tiempo que la propia: La Movida jamás fue precisamente un hervidero de grandes salidas del armario en el Hola, al margen de alguna estrambótica portada

de Alaska en Interviú o de alguna banda internacional como The Communards (aunque recuerdo a las radios claramente más centradas en su rojerío que en su homosexualidad). En muchos casos fue incluso un tema tabú, sobre todo en los medios generalistas, o sobreentendidos un tanto de aquella manera.

Es cierto que en la época, Hombres G, por su estética ajena a cardados, hombreras y maquillaje, fueron tildados de manera peyorativa como «grupo pijo», pero no parece esta la razón decisiva por la que el grupo es frecuentemente excluido de los artículos sobre La Movida. Quizá en algún momento, entre algún minúsculo sector, Summers haya podido sentirse marginado por sus pintas, pero nada comparable a una marginación real que hasta hacía nada había sido perseguida por la justicia. Además, grupos con menos gusto por la ambigüedad que el también hetero Tino Casal, como Los Secretos o Gabinete, han permanecido en la imaginería popular asociados a La Movida. En cuanto a origen socioeconómico, no hace falta recordar que Carlos Berlanga era hijo de Luis García Berlanga, que Clara Morán de Oviformia era hija del ministro de Asuntos Exteriores Fernando Morán, y sobrina de Leopoldo Calvo Sotelo, o las declaraciones de El Zurdo de La Mode, que se ha hartado de decir que en La Movida abiertamente todos o casi todos eran una panda de «pijos».

En realidad, David Summers, amparándose en lo deslenguado, lo cual es bastante plausible, está pasando por alto algunos factores importantes: que debutando en 1985 era un poco tarde para ser considerados «Movida» (el primer disco de Hombres G y el cierre de Rock-Ola son coetáneos, marzo de 1985, aunque el grupo sí llegó a actuar antes en la sala); que sus discos estaban lejos de ser tan buenos como los de Dinarama o Gabinete porque por cada hitazo tamaño ‘Marta tiene un marcapasos’ te incluían un ‘Matar a Castro‘; que en cuanto a voz y producción no tenían nada que ver con los grupos que se suelen considerar «Movida»; que el carácter cómico de sus canciones, por ejemplo ‘Y cayó la bomba fétida’, ha podido perjudicar el modo en que se ve su legado (Toreros Muertos quizá tampoco son muy citados como referencia por ese motivo); y sobre todo, que su rollo jangle y ska, a la postre el más acertado, está un poco infravalorado. Convéncenos de esto último, David, y cuéntanos si copiaste o no de los Smiths según qué ritmos. Eso sí que nos interesa.

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: hombres g