El clip dirigido por Gianluca Minucci muestra un paseo en coche a través de la ventanilla del copiloto por una ciudad tipo de Estados Unidos –aunque se inspira en Los Ángeles–. A través de ella, y a cámara lenta, vemos una Norteamérica que se aproxima más a la realidad que muchos otros vídeos musicales: hay diversidad sexual y amor interracial, pero también violencia racista y machista, excesos, terror y desesperación… que conducen a la civilización occidental a un final que se presume caótico.
En palabras de su director, “es una trágica elegía Pynchoniana, de un mundo destinado a un fuego destructor, pero quizá purificador. Un descenso al infierno, el canto de cisne de una ciudad que celebra su pira funeraria”. Un vídeo estupendo que da una nueva dimensión a la canción.