Pero no es la suma de Bejo lo que hace de ‘Mi burra’ una de las cumbres de ‘Banzai’, como lo son el corte titular o la melódica ‘El plan’, sino ese estribillazo tan Mala Rodríguez que se clava en el cerebro con suma facilidad («esta es mi burra y primo no me bajo, primo no me bajo, primo no me bajo»). Gata Cattana, que era tan buena rapera como muestra en la propia ‘Banzai’ o en el segundo verso de ‘Hasta el final’, carga aquí contra «ninis» a los que tiene «to chilling» (al fin «están aprendiendo algo útil», indica desafiante), recordando que «a mí sólo me pueden comprar con un submarino teledirigible».
El autor de ‘Hipi Hapa Vacilanduki‘, por su parte, contrapone la agresividad de Gata Cattana (ese «fusil todavía caliente») con unos versos bastante divertidos (aunque no tanto como otras veces, la canción es bastante solemne), como esa referencia al olvidado juego «piedra, papel o tijera», a sus propias «catanas» o ese tontísimo «pero por qué me comes la oreja, como si fueses las viejas / yo no sé de qué te quejas, deja a Bejo con su oveja».
Al margen de que ese «ahora sé que no vale una mierda pero que mañana valdrá el triple» que entona ella pueda resultar premonitorio, una gran canción, no la mejor del disco pero sí una de las más pop y por tanto una buena introducción para el mismo, que agradece la sutil producción de David Unison, de tintes R&B.