A falta aún de los premios del público, el galardón internacional se lo llevó ‘Where You’re Meant to Be’ (Paul Fegan), en que se recogen las andanzas de Aidan Moffat (Arab Strap) mientras recorre Escocia para recuperar, actualizar y cantar piezas del folklore escocés. Lamentablemente, me mantuve fiel a mi inamovible principio de perderme en cada edición la película ganadora (en serio, no sé cómo lo consigo).
Sí que asistí a uno de los pases de la ganadora del apartado nacional, ‘Ciudadano Fernando Gallego: Baila o muere’ (Álex Salgado y Jorge Rodríguez), retrato de Nando Dixkontrol, mitiquísimo DJ barcelonés durante los 80 y 90. Alucinado, excesivo y caótico, el documental refleja fielmente el carácter del DJ, alaba y cuestiona su figura, es una elegía a una escena ahogada por la presión institucional y suelta unas cuantas collejas a los responsables de la domesticación de Barcelona. La sesión, con aplausos y comentarios sobre la marcha del propio Nando al hilo de la proyección, resultó toda una experiencia.
En el apartado de las decepciones, la palma se la llevaría ‘I Am Gagarin’ (Olga Darfy), fallido e insatisfactorio intento de explicar la escena rave de principios de los 90 en Moscú, coincidiendo con el hundimiento de la URSS. La idea de partida es fantástica, pero se queda en un anodino egotrip de la autora. Otro que sobre el papel parecía mucho más apetitoso es ‘Queercore: How to Punk a Revolution’ (Yony Leiser), film algo confuso (aunque sospecho que es un efecto buscado) sobre una escena que empezó siendo inventada y acabó siendo real. Es muy militante, pero falla a la hora de transmitir el entusiasmo de sus integrantes. ‘Residente’ (René Pérez Joglar), dirigida y protagonizada por una de las mitades de Calle 13 en busca de sus raíces genéticas y musicales por todo el planeta, resulta apreciable por su reivindicación de las músicas del mundo, está bellamente filmado, a ratos sabe tocar la fibra (especialmente, la visita al Caúcaso a explicar las guerras escondidas), pero le lastra ese punto tan new age/National Geographic y el egocentrismo del autor.
En el apartado de alegrías, la balanza es más abultada. ‘Bruk Out! A Dancehall Queen Documentary’ (Cori McKenna) es un punto amateur pero destila pasión por lo que explica; el concurso para coronar a la reina mundial del dancehall en Jamaica. Reivindicación de la fisicidad, la cultura de calle y de la expresión de una feminidad poderosa y libre a través del baile salvaje, sigue el periplo de varias participantes a lo largo del globo (muy emotivos los segmentos de la participante española, Raquel). Hay momentos en que traslada perfectamente todo el frenesí del género. ‘My Life Story’ de Julian Temple, un habitual del festival, sigue el esquema de sus films sobre Wilko Johnson o Keith Richards; es un monólogo (literal, la mayor parte del metraje se desarrolla sobre un escenario teatral) salpicado de imágenes de archivo, sobre la vida de Suggs, cantante de Madness
. Y, como en las anteriormente mencionadas, funciona porque el personaje funciona; es irresistible su talento para explicar cosas. ‘¿Qué fue del siglo XX?’ (Alejandro González Salgado) es un breve, ágil y, a la vez, completo retrato de los 091 (y la Granada de los 80), con entrevistas a todos los protagonistas, benefactores y gente del entorno.Entre lo mejor de la edición, han destacado ‘Tokyo Idols’ (Kioko Miyake), sobre las idols japonesas; muchachas que cantan y bailan amparadas por el fervor de hombres de mediana edad. Se explica los elementos sociológicos y económicos que sustentan este fenómeno. Tiene una parte “tierna”, en que se narra la ascensión de idol a artista consagrada, pero otra inmensamente perturbadora; vemos cómo hermosas preadolescentes son usadas sin pudor alguno como producto de consumo para hombres que huyen de la realidad a través del ideal de la ninfa dócil y sonriente. Laibach se convirtieron en la primera banda occidental invitada a actuar en Corea del Norte y ‘Liberation Day’ (Ugis Olte y Morten Traavik) nos explica el proceso de un evento tan desquiciado. Se echa de menos protagonismo del grupo (son secundarios en su propio documental) pero, por otro lado, consigue transmitir lo desesperante de la burocracia norcoreana. Es sumamente respetuoso, sutilmente crítico… Y tan ambiguo y contradictorio como la propia banda.
Andy Partridge odia los “rockumentaries”, tal como explica en la brillante introducción de ‘XTC: This is Pop’ (Roger Penny, Charlie Thomas). Y sí; al final este es un “rockumentary” al uso, con “cabezas parlantes” (los miembros de XTC principalmente) explicando la historia del grupo. Pero es que la banda y su música son tan fabulosas, Partridge derrocha tal carisma para hablar de lo suyo, es todo tan dinámico que, sin obviar su convencionalidad, se erige en una pieza radiante. ‘Bunch of Kunst. A film about Sleaford Mods’ (Christine Franz) o cómo retratar de manera divertidísima, sin pretensiones pero profunda a la vez, a un grupo, a su entorno y su “camino al éxito”. Jason y Andrew, working class-middle aged heroes. Pero, a título personal, el documental que me ha dejado más tocada de todo el festival es ‘Eagles of Death Metal: Nos Amis’ (Colin Hanks), sobre la banda de Jesse Hughes (y Josh Homme) y su regreso a París para acabar el concierto de la sala Bataclan. Soy incapaz de juzgar siquiera si el documental es bueno; la narración de los atentados del 13 de noviembre es, simplemente, espeluznante. Te deja hundido, por mucho que se glose el poder sanador de la música.