Hablar de géneros, en este caso, resulta pertinente. ‘The Animal Spirits’, que así se llama el álbum, ha sido definido por su autor principal como un trabajo de folk-trance: coordenada básica si tenemos en cuenta su alma y mecánica repetitiva y su carácter mayoritariamente instrumental. ¿Folk? Bueno, tal vez en ‘Spinning Dance’: una pieza inspirada en dos referencias citadas por Holden, Don Cherry y Pharoah Sanders –músicos de free-jazz de mediados del siglo pasado y precursores del jazz fusión y del world-music–, con cierto aire de aquelarre campestre.
De esas dos referencias se deriva otra coordenada importante: el jazz, el espíritu de la improvisación. Más evidente en ‘Pass Through the Fire’, sobre todo por el revoloteo caótico del saxo y el trote de la batería, pero también por la sensación de desenfreno casi ritual y de estar a las puertas de un estado de conciencia alterada. Un estado que, de producirse, sería en ‘Thunder Moon Gathering’, impresionante temazo al estilo nu jazz de unos The Cinematic Orchestra muy desbocados. Presente también en otros pasajes, coprotagonizando el disco junto al sintetizador de Holden, el espíritu free-jazz explica gran parte de la experiencia de trance de ‘The Animal Spirits’; pero no es ni mucho menos lo único que lo hace.
Hay una tercera coordenada fundamental: el post-rock electrónico. En la línea del último disco de Floating Points –el ambient ‘Reflections – Mojave Desert’, también muy atávico y esotérico– pero fundamentalmente en la de Tycho, los Mogwai de los últimos años –de quienes Holden remezclo en su día ‘The Sun Smells Too Loud’– o del primer M83. Esa atmósfera entre lo muy terrenal y lo enormemente espacial, donde el desierto solo está cubierto por una cúpula celestial llena de estrellas, se expande en ‘The Beginning & End Of The World’ como epicentro del disco. Es verdad que ‘Each Moment Like The First
’, canción que sirvió de anticipo del disco, podría formar parte de ‘Atomic’, penúltimo lanzamiento de Mogwai; pero, en general, el efecto trascendental del post-rock, en connivencia con un entramado fibroso catalogable entre el drone y el krautrock, se filtra a lo largo del álbum en ritmos, sonidos de guitarra y estructuras de trasfondo épico.La fibra a la que hacemos referencia podría entenderse también como expresión de cierta influencia math-rock. Sumado a casi todas las características generales anteriormente descritas, se percibe claramente en la explosión que sufre ‘The Neverending’ a mitad de tema, clavando una precisión que pone orden al caos previamente liberado. Precisión que, desde el punto de vista de la pulcritud y desde el recuerdo a Nils Frahm, se puede apreciar en la homónima ‘The Animal Spirits’, aunque el saxo siga haciendo de las suyas.
Puede que, sobre el papel, lo más impresionante de este álbum sea la extraordinaria amplitud de referencias que pueden hallarse en su interior. Pero a nivel meramente sensitivo, sentido y escuchado con el cuerpo antes que con la mente, lo mejor de ‘The Animal Spirits’ es que puede transportarte a lugares osados e inexplorados donde conectar contigo mismo. La cabeza, cuando se adapte a la transformación, ya vendrá detrás.
James Holden & The Animal Spirits presentan ‘The Animal Spirits’ este viernes, 10 de noviembre, en Barcelona, dentro de las actuaciones de MIRA Festival 2017.
Calificación: 8,3/10
Lo mejor: La forma en la que te envuelve el trance en ‘Pass Through the Fire’, ‘Each Moment Like The First’, ‘Thunder Moon Gathering’ o ‘The Neverending’.
Te gustará si te gusta: mezclar free-jazz y electrónica anti-baile, la sensación de trance, el último disco de Floating Points, lo más reciente de Mogwai o Tycho.
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