El vídeo de ‘Hey Hey Hey’ no es tan risible como algunas de las peores frases de la canción, en la que Katy nos canta por ejemplo sobre hacer karate contra “los clichés y las normas” al tiempo que considera necesario destacar la dicotomía entre ser “suave y femenina” y una “jefa” (como si la artista que más dinero ganó en 2015 necesitara proteger su feminidad de alguna manera). Sin embargo, el vídeo resulta completamente rancio más allá incluso de su final (pero sobre todo por su final), y representa la enésima confirmación de que la marca de Katy Perry, el humor, empieza a desgastarse.
El humor es la marca de Perry desde su primer disco y a través de él hemos conocido algunos de sus mejores vídeos, como ‘Last Friday Night (T.G.I.F.)’ o ‘Waking Up in Vegas’. De igual manera que Lady Gaga ha manejado mejor que nadie una imagen excéntrica o Bruno Mars una pose de “showman” desfasado, Katy es la mujer divertida del pop. Como buena humorista, sin embargo, Katy debería poder reconocer el momento en que un chiste deja de tener gracia, pero no se da el caso en un nuevo vídeo lleno de momentos que provocan un “facepalm” tras otro y que nos hace preguntarnos dónde está la Katy madura que asoma tantas veces en ‘Witness’ y ha asomado tantas veces a lo largo de su carrera, aunque fuera en una segunda mitad de ‘Prism
’ que para tanta gente es invisible.Las letras nunca han sido el fuerte de Perry, y en España tenemos suerte de que la barrera lingüística nos impida comprender automáticamente metáforas tan cuestionables como “tus palabras son como la tortura de agua china” en ‘Deja Vu’; pero por lo menos Perry se ha resarcido en ‘Witness’ de su talón de Aquiles presentando algunas de sus canciones más maduras hasta la fecha y sobre todo un disco producido con muy buen gusto, mucho más interesante para audiófilos de lo que decenas de artistas contemporáneos pueden presumir, de manera notable además en algunos de sus momentos mas experimentales, como el deep house de ‘Deja Vu’, la divisoria ‘Mind Maze’ producida por Purity Ring o una ‘Power’ que refleja con acierto la influencia que en los últimos tiempos han ejercido gente como James Blake o AlunaGeorge. Y es fácil olvidar que, tras las actuaciones bochornosas en televisión y videoclips con un humor muy poco interesante, se esconden en ‘Bon Appétit’ y ‘Swish Swish’ dos canciones más entregadas a los ritmos house que a la amable radiofórmula.
No hay que pasar por alto tampoco la canción que titula y abre ‘Witness’, una composición elegante que en su madurez por fin ejerce una posición de privilegio en la carrera de Katy, iluminando el talento de una persona que ante todo es compositora y que siempre ha demostrado tener algo más que ofrecer que colaboraciones con Max Martin. Hace tiempo que hemos dejado de pensar que una balada tan bien escrita como ‘Thinking of You’ puede ser una canción de Katy Perry, pero no hay que irse tan lejos para encontrar otras canciones igual de interesantes en su repertorio, y a la misma ‘Witness’ me remito. De todos es sabido que tras los ritmos chatarreros de ‘The One that Got Away’ brillaba sobre todo una melodía preciosa, y en la denostada segunda mitad de ‘Prism’ había joyas como ‘Ghost’ o una ‘Choose Your Battles’ que era totalmente épica y emocionante, y que se quedaba muy lejos de ser -literalmente- el último “bonus track” de ‘Prism’. ¿Cuánta gente se ha quedado sin oír esta maravilla?
‘Witness’ lleva meses enterrado y un vídeo divertido para ‘Hey Hey Hey’ no va a resucitarlo, a menos que ocurra milagro. Pero Perry tenía la opción de dignificar esta etapa de una vez por todas cediendo el protagonismo por ejemplo a la introspectiva ‘Witness’ o a una balada tan apañada como ‘Miss You More’. Sin embargo, la artista ha optado por la opción que supuestamente funciona, que es el humor. Pero el humor ya no funciona y el vídeo de ‘Hey Hey Hey’ no tiene ninguna gracia. ¿Seguiremos así hasta que termina la gira de ‘Witness’ en agosto de 2018? El vídeo cómico de ‘Hey Hey Hey’ efectivamente es como un chiste que ya hemos oído demasiadas veces y, visto lo visto, quizá es momento de que Katy empiece a hablarnos en serio.