El resultado es una extraña amalgama que combina música clásica y electrónica, pop rock y experimentación, intimidad y épica, del mismo modo que su temática, los elementos que componen el Sistema Solar, inspiran versos poéticos que tan pronto se ciñen a fenómenos astrofísicos y atmosféricos como recurren a la mitología griega y romana que da nombre a los planetas para crear hermosos paralelismos o los humanizan, exponiéndolos a situaciones y sentimientos mundanos. Así, por ejemplo, Sufjan –lo cierto es que, por más que sea un trabajo conjunto, su personalidad llena todo el álbum– se inspira en la primera chica con la que tuvo sexo en un campamento religioso cuando tenía 16 años como una representación de la diosa ‘Venus’ o Afrodita; o juega con las distintas acepciones del concepto “Padre” –el religioso, el biológico o, en su caso, el «adoptivo»– en ‘Jupiter’, nombrándole como el Creador pero ubicándole en un aparcamiento.
Así el cuarteto obra un arranque de álbum verdaderamente cautivador, con temas como ‘Neptune
’, ‘Venus’ y ‘Uranus’, que sin problema hubieran encajado en una hipotética continuación de ‘The Age of Adz’ –una referencia ineludible en lo sonoro para estas canciones–, o ‘Jupiter’, que sin duda se eleva como la más completa y fascinante composición del álbum. El problema es que en ‘Plantetarium’, como en la astronomía, hay elementos muy tangibles y otros más complejos, menos asequibles, difíciles de disfrutar y asimilar para un público más casual del ambient. Los “agujeros negros” de este disco son la notable cantidad de atmosféricos números instrumentales que pueblan su minutaje, especialmente en ese núcleo central que separa ‘Mars’ de ‘Moon’ y que hace desconectar de la dinámica del disco.Después, los momentos de lucidez que mostraban al inicio regresan, pero solo de forma esporádica. La delicada ‘Pluto’ –precioso el paralelismo sentimental que establece su letra sobre cómo el llamado planeta enano y su luna Charon orbitan mutuamente el uno sobre el otro, “mirándose” constantemente–, la casi bailable ‘Saturn’ –otro de los momentos cumbre del disco–, la emotiva ‘Mercury‘ –precioso cierre que hubiera encajado en ‘Carrie & Lowell‘ sin problema– o algunos pasajes de la extensa ‘Earth’ recuperan esa brillantez, pero el peaje –muchos minutos de incómoda y no muy evocadora abstracción– hace que, en su globalidad, el viaje interplanetario solo valga la pena –muchísimo, eso sí– en esos momentos. Aún así ‘Planetarium’ es una idea maravillosa y refrescante que, como poco, esperemos que inspire nuevos movimientos del más reconocido (y reconocible en él) de los implicados en este proyecto.
Calificación: 6,8/10
Lo mejor: ‘Jupiter’, ‘Saturn’, ‘Venus’, ‘Mercury’
Te gustará si te gusta: Sufjan Stevens sobre todas las cosas, la música ambient.
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