Gall será por siempre recordada por su eterna ‘Poupée de cire, poupée de son’, canción con la que ganó en 1965 el Festival de Eurovisión -representando a Luxemburgo- y que compuso Serge Gainsbourg, con quien entabló una relación profesional muy temprana. Gainsbourg fue de hecho compositor del segundo single de la carrera de Gall (previo a “Poupée de cire”), ‘N’écoute pas les idoles’, que fue número uno en Francia durante tres semanas. En esta etapa de su carrera, Gall era conocida por su voz dulce y personalidad naíf (todo un precedente para cantantes como Alizée), por lo que no tardó en interpretar canciones infantiles, a menudo a regañadientes, como fue el caso de ‘Sacré Charlemagne’, que a la postre vendería 2 millones de copias.
Con tan solo 21 años, ya desligada de la época ye-yé, la carrera de Gall haría aguas en los años de la psicodelia, que serían decisivos a su vez para su vida, pues en esta etapa conocería a quien sería su marido durante décadas, el compositor Michel Berger, fallecido en 1992. El siguiente gran éxito de Gall llegaría en los ochenta, con una ‘Ella, elle l’a’ dedicada a Ella Fitzgerald que sería un hit en Europa, y que en la década de los 2000 popularizaría -en clave dance- la belga Kate Ryan. Es, de hecho, la canción más escuchada de Gall en Spotify, con cerca de 6 millones de reproducciones. Le siguen otros éxitos tempranos como ‘Il jouait du piano’ o ‘Laisse tomber les filles’. Con todas ellas os dejamos.