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Lady Gaga en Barcelona: No hay dolor

Con el documental ‘Five Foot Two’ de Netflix aún fresco en la memoria, obviamente, existía alguna que otra duda acerca del rendimiento de la actual Lady Gaga. Tener que batallar con la fibromialgia a una edad tan temprana ha de ser muy jodido, y más cuando tu trabajo requiere un esfuerzo físico titánico para poder subirte al escenario día sí y día también. Pero el aplazamiento del tramo europeo de este ‘Joanne Tour’ finalmente fue todo un acierto porque se vio a la cantante fresca y descansadísima. Quien desconozca los dolores crónicos que la artista padece, anoche no se percató de absolutamente nada. Desde el arranque de ‘Diamond Heart’ hasta el cierre dos horas después con ‘Million Reasons’, Gaga derrochó una fuerza arrolladora más que admirable a sabiendas de su historial médico. Nadie ayer presente en el Palau Sant Jordi puede poner en tela de juicio que a ganas y profesionalidad muy pocas de sus coetáneas pueden hacerle sombra. Foto: Jason Merritt Getty Images (Montreal).

Desde el principio hubo un detalle de lo más plausible: la falta de coristas o pregrabados. Gaga llevó ella solita todo el peso vocal del show, demostrando que no necesita ningún tipo de ayuda externa más allá de sus cuerdas vocales para ofrecer un espectáculo que aúne a la antigua y la nueva Gaga. Puede que estos años haya perdido fans por el camino, por supuesto, pero en las primeras filas se podía ver tanto a little monsters fieles a la causa como a un público más madurito inédito hasta la fecha. La estratagema de reducir las dosis de mamarrachismo, contra todo pronóstico, no le ha ido tan mal: técnicamente hubo sold out (solamente faltó por llenar los laterales del tercer piso), y mañana martes vuelve a repetir en el mismo recinto.

Tras años de ausencia en sus giras al fin volvieron los interludios en forma de vídeo que no veíamos desde aquel primigenio ‘The Monster Ball Tour’. Y por mucho que ‘Alejandro’, ‘LoveGame’, ‘Telephone’, ‘Bloody Mary’ o ‘Paparazzi’ hicieran acto de presencia en unas versiones recortadas, los simpatizantes de la vieja Gaga no pueden quejarse en absoluto. Aunque eso sí, de ‘Artpop’ únicamente sonó ‘Applause’ y no estaría de más replantearse dejar descansar algunos de sus hits clásicos para interpretar otros temas favoritos de los fans que hace mucho que no entona. A falta de ‘Venus’, ‘Do What U Want’ o ‘Dance in the Dark’, al menos, lo que sí tuvimos fue una ‘Scheiße’ demoledora que por un momento nos transportó al ‘The Born This Way Ball Tour’. Así sí.

Como ya ocurriera en el ‘artRave’, la disposición de los escenarios secundarios, con esos puentes flotantes que le permitían moverse entre el público, fueron todo un acierto y una gozada para aquellos que se encontraban en la pista. Esta vez había mucho más presupuesto que en aquella gira de 2014, y se notaba. Sin ir más lejos, las plataformas móviles del escenario principal (donde en realidad transcurre el 70% de la acción) fueron un golpe de efecto visual muy llamativo.

Obviamente, como en cualquier concierto de Gaga, hubo numerosos discursitos de aceptación, apoyo a la comunidad LGTB y, por enésima vez, contó quién era Joanne y qué significaba tanto para ella como para su familia (contó que su madre estaba entre el público, pero a quien sí pudo verse en el extremo derecho del escenario observando a su hija fue al señor Germanotta). No obstante, si hubo un speech para enmarcar ese fue el que se marcó antes de interpretar la siempre necesaria ‘The Edge of Glory’ sola con su piano, que dedicó a los barceloneses por esos “días oscuros” que habían vivido tras el atentado de Las Ramblas. Por mucho que ella cambie estética o musicalmente, hay cosas inamovibles en la idiosincrasia folclórica de Gaga como su verborrea.

Llegó, lo dio todo y triunfó. Independientemente de que no esté en su mejor momento mediático, gastarse los euros en una entrada para verla sigue siendo una apuesta segura. Uno se puede poner quisquilloso criticando ciertos detalles, pero ciertamente Gaga domina como pocas el escenario, es más que consciente de lo que el público quiere de ella y sigue siendo una gozada disfrutarla en vivo. No será la mejor bailarina del universo pop; pero a voz, simpatía y entrega total juega indiscutiblemente en la liga de las estrellas rutilantes. 8.

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Publicado por
Sergio del Amo
Tags: lady gaga