Según reporta The Guardian, la salud de Smith era delicada desde el pasado año, pero el grupo seguía en activo. De hecho, en su página en Facebook aún están anunciados dos conciertos en el club neoyorquino Baby’s All Right el próximo febrero. The Fall nacieron en 1976, en los albores del punk en Prestwich, próximo a Manchester, y Mark Edward Smith fue su fundador y su único miembro permanente en estos 40 años de carrera, que han sido prolíficos a más no poder: han publicado 32 álbumes de estudio oficiales –’New Facts Emerge’, del año pasado, ha sido el último; modestamente–, casi triplicándose si se cuentan recopilatorios y directos –el pasado 4 de enero se ha publicado otro, por ejemplo–.
En todos ellos, la gran constante es una música afilada y machacona hasta lo obsesivo pero, sobre todo, lo es la voz inconfundible de Smith, en una letanía agresiva, como de etílico predicador hiperanfetaminado, pero lúcida y ácida. Pese a dejar obras capitales del punk y el post-punk británico como ‘Perverted by Language’ y ‘This Nation’s Saving Grace’, sobre todo pasará a la historia su estilo y su figura, tremendamente influyente en casi cada chaval de cada grupo de inspiración punk-rock que ha emergido en las Islas Británicas en los últimos 30 años –sin ir más lejos, esta misma semana publicábamos la crítica del debut de Shame, para los que sin duda es un referente–. También artistas de mayor popularidad, como Damon Albarn, le han rendido tributo en vida, invitándole a cantar en el disco de Gorillaz de 2010, ‘Plastic Beach‘. La última vez que tuvimos ocasión de verle, en aquel Día de la Música de 2013 celebrado en el Matadero de Madrid, es ya parte de nuestra propia historia.