En cualquier caso, la influencia de Björk en ‘Someone Out There’ no es profunda, ya que Morris, además de una voz carismática y confiada, sigue siendo una compositora pop con todas las letras, a menudo acercándose a la teatralidad de Marina and the Diamonds (‘Wait for the Rain’) cuando no a la de una banda sonora tipo ‘Los juegos del hambre’ (‘Physical Form’) o a la canción clásica de los setenta, tipo Elton John (‘Someone Out There’), hasta el punto que ‘Someone Out There’ suena por momentos al sucesor natural de ‘Halcyon’ de Ellie Goulding.
Lo que hace más arriesgado este disco que el anterior es su aproximación a la electrónica, en ‘Unguarded’ más que anecdótica, y que sin embargo aquí llega a sonar tan plástica y elástica como el látex que viste Morris en la cubierta del álbum. De hecho, una de las canciones destacadas sin duda es ‘Roses Garden’, que aúna orquestas y un ritmo tecno aparentemente a boleo, desembocando sin embargo en un final espectacular. Además, por muy particular que sea la producción del disco, siempre es posible hallar en él canciones pop tan decididas como ‘Atletico (The Only One)’ y, sobre todo, ‘Do It’, que a través de un ritmillo caribeño arroja una calidez muy sensual al disco, contándonos además una historia sobre la importancia de arriesgarse en la vida. Un resumen de este entretenido y por momentos realmente brillante disco.
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Push Me to My Limit’, ‘Reborn’, ‘Atletico (The Only One)’, ‘Do It’, ‘Roses Garden’
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