La idea nació dentro del proyecto Symphony of Science, en el que el músico americano John D. Boswell construía canciones a partir de audio sacado de antiguos vídeos de divulgación científica, procesándolo con Autotune para construir melodías sobre bases electrónicas. El objetivo era “divulgar el conocimiento científico y filosófico a través de remezclas musicales”: una premisa que sobre el papel no podría parecer más geek, y que sin embargo dio lugar a una bella y extraña canción, etérea y cósmica, además de completamente adictiva especialmente en su versión vídeo.
Escogiendo las frases más épicas de varios episodios de la mítica serie ‘Cosmos’ de Sagan (1980), Boswell construyó esta pequeña maravilla que incluía un cameo de Stephen Hawking, con frases sacadas de su serie ‘Stephen Hawking’s Universe’ (1997):
Es curiosísimo escuchar la voz ya de por sí sintetizada de Hawking (genial, por cierto, ese “ft Stephen Hawking” del título) con un efecto redobladamente digital, y a la vez resulta extrañamente emocionante gracias a esa bella base de piano eléctrico y beats y al carácter trascendental de la letra. Cuando Hawking termina su intervención (“Desde el Big Bang a los agujeros negros / Desde la materia oscura a un posible Big Crunch / Nuestra imagen del universo está hoy llena de extrañas ideas”) el estribillo de Sagan culmina la canción magníficamente, con una hermosa armonía y los versos “Qué afortunados somos por vivir en esta era / el primer momento de la historia de la humanidad / en el que estamos de hecho visitando otros mundos / Nos espera un amanecer todavía más glorioso / No una salida del sol, sino un amanecer galáctico / Un alba de 400 mil millones de soles / El amanecer de la Vía Láctea”. Un final fascinantemente hipnótico.
El carácter viral de la canción entusiasmó a muchos, hasta el punto de que Jack White decidió editar la canción en single con su sello Third Man, sin duda el lanzamiento más excéntrico de la historia de la discográfica. Un proyecto que seguramente no habría logrado los permisos correspondientes de no haber sido Nick Sagan (hijo de Carl) el más entusiasta fan del tema, del que llegó a decir que a su padre “le habría encantado”. Hoy lo traemos al recuerdo en memoria del gran Stephen Hawking, de quien no consta la opinión, pero a quien imaginamos tan entusiasmado con él como esos 11 millones de visualizaciones de Youtube.