Es cierto que nunca ha vuelto a ser tan popular como cuando editó ‘Made of Bricks’, su debut, e hizo de ‘Foundations’ todo un himno de la pasada década. Pero su carrera no acabó ahí. Es cierto que la decepción de ‘My Best Friend Is You’ provocó su salida de la multinacional Polydor, y que, tras publicar el experimental ‘Girl Talk’ en una indie, ha estado más volcada en una carrera como actriz que la llevaba a participar en una de las últimas series de Netflix, ‘Glow’. Pero ni mucho menos había abandonado la música: tras varios singles sueltos, el pasado año lanzaba el EP ‘Agenda’, con el buen single ‘Call Me’ como mejor reclamo.
Y el próximo 30 de marzo, en plena Semana Santa española, la artista británica publicará por fin su cuarto álbum, el primero en 5 años. Financiado mediante las aportaciones de fans a través de Kickstarter, ‘Yestarday Was Forever’ parece ser una nueva aproximación al pop de guitarras más desenfadado y aguerrido. Al menos eso es lo que podemos extraer de sus dos certeros adelantos, ‘Drink About You’ y la noventera ‘Life In Pink
’. Hoy nos centraremos en la primera.Con una caja de ritmos tan básica como saltarina y cierta actitud tan punk como podían ser Shampoo, Kate retrata una de esas relaciones a las que, pese a estar totalmente desmoronadas, te aferras de una manera obsesiva sin saber muy bien por qué. Pero lo hace con el suficiente sentido del humor como para hacer ese juego de palabras de su título y protagonizar ese vídeo a cámara rápida en el que devora la cámara con una actitud traviesa y segura. A punto de iniciar una gira por clubs de Estados Unidos durante los próximos meses, quizá la suerte de Kate con esa crítica que tanto parecía enervarla cambie.