Música

Lo mejor y lo peor visto en la primera semifinal de Eurovisión 2018

Esta noche se ha celebrado la primera semifinal de Eurovisión, en la que han quedado como clasificados para la final del sábado Austria, Estonia, Chipre, Lituania, Israel, República Checa, Bulgaria, Albania (!!!), Finlandia e Irlanda (!!!). Bélgica y Grecia quedan, pues, eliminadas de la final.

Han destacado las actuaciones de República Checa, Bulgaria con su quinteto vocal oscurete, y Chipre, la cual ha desbancado a Israel como favorita de las apuestas horas antes de empezar, y se ha consolidado después de la actuación de Eleni Foureira con ‘Fuego’. Como nos contaba Manu Palmer hace unos días, «ojo, porque Chipre puede dar la sorpresa». Esta parece que puede acaparar todos los votos que no se va a llevar -por ausencia- ‘Lo malo’ y recuerda ciertamente a la Helena Paparizou de 2005 y también a Beyoncé. A la Beyoncé de 2003, hay que matizar. Gracias a Dios, que diría la misma Mrs. Knowles, Beyoncé hoy en día es otra cosa.

Más moderna ha sido la escenografía de Mikolas Josef por República Checa. Pese a haberse lesionado en los ensayos, y tras haberle visto algo hierático durante el inicio de su canción, al final sí ha habido «salto mortal». Lo mejor no es la composición, a medio camino entre Justin Timberlake y Bruno Mars, o la coreografía, con un guiño al «chico con mochila» de ‘Swish Swish’ de Katy Perry, sino el gracioso y colorido montaje de la realización, de lo más moderno que se ha visto esta noche. Porque ciertamente, esta semifinal de Eurovisión ha sido en muchos sentidos un viaje al pasado. ¿Dónde quedó la originalidad y la elegancia de ‘Euphoria’ o ‘Heroes’?

El paso del aburrimiento bielorruso, cuya puesta en escena se basaba en una rosa voladora, a la balada lírica de Estonia, ha estado entre lo más anacrónico imaginable. El final del primero, tan kitsch, seguro que no era un homenaje al giallo de Dario Argento, y el vestido de 65.000 euros de la segunda, luminoso y con efecto centrifugado, esperemos que acabe pronto en el correspondiente contenedor de reciclaje más cercano a su casa de Tallinn.

Tampoco ha convencido Netta desde Israel. ‘Toy’, pegarse se pega, y puede tener más mensaje que la canción del pajarraco irlandés de hace unos años, Dustin the Turkey, pero a ratos suena igual de desesperada, y desde luego es mucho menos moderna de lo que parece en los primeros instantes.

Entre las canciones disfrutables, ha decepcionado la sosilla presentación de Bélgica, que de hecho la ha llevado a ser eliminada. Eso sí, Tony Aguilar nos ha dado una alegría recordando la co-autoría de un Hooverphonic, aunque no recuerdo haber oído al grupo en su momento en 40 Principales, ni mucho menos a día de hoy. Y sobre todo está desperdiciada la medio radiable canción de Finlandia, con un set rococó-rococó, que dirían Arcade Fire, que hasta da vueltas sobre una suerte de diana. Alguien en Escandinavia no ha oído hablar de minimalismo o de Loreen, siquiera. Pese a todo, una alegría poder volver a ver a Saara Aalto el sábado, visto el nivel.

A Loreen ha recordado y mucho -demasiado, pues la han eliminado- Azerbaiyán con su buena canción pop, y también han estado entretenidas la actuación en varias alturas de Austria, pese a que la canción no desarrolla esa vena James Blake que promete al principio; y Macedonia, cuya canción pop reggae no estaba mal, aunque su falta de norte quizá la ha dejado fuera. La anécdota de la noche la ha dejado Tony Aguilar, preguntando si había premio a los peores vestidos inmediatamente después de su show.

El resto ha sido bastante despropósito, como ese innecesario tirar el micrófono y esa balada demasiado forzada de Islandia, lo viejuno de Grecia (una alegría su eliminación), el nada que decir de la épica albana (un misterio su paso), el descarado plagio de Alicia Keys de Croacia, ese cantante armenio que deseas ver devorado por el humo blanco pero nada, la bengala suiza o el paseo gay de Irlanda, que no obstante, ha calado. Ojo, por cierto, a la clasificada Lituania: su balada es bonita, Ieva Zasimauskaitė realiza una toma vocal muy frágil, hace un gorgorito un tanto O’Riordan también, y al final se abraza al marido, al que dedica el tema. Puede hacer bastante pupa a Almaia, cuyo vídeo con el montaje final subido a Youtube procedente de un ensayo promete una ausencia absoluta de montaje o ideas escénicas. Se vieron mejores puestas en escena en las galas semanales de Operación Triunfo…

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: eurovisión