Pero los titulares los está dejando, por supuesto, su conocido amor-odio por Eurovisión, pues nunca le ha gustado o interesado el tipo de música que va al festival y además se queja de no haber podido salir a la calle al volver a Portugal después de ganar. Eso sí, agradece haber podido tocar gracias a eso en «teatros lindísimos de España» o en «festivales de jazz que nunca soñó».
En la línea, dice no haber escuchado ninguna canción de Eurovisión 2018 salvo la portuguesa y la israelí. Dejando al margen que su hermana fue jurado en la final española, no ha habido piedad para la favorita Israel: «YouTube me hizo verla. Cosas de la tecnología. De repente, YouTube creyó que me gustaría la canción de Israel, y entonces abrí aquello y me salió una música horrible. Pensé: «YouTube, muchas gracias, pero no es esto». Afortunadamente, este año, no tengo que oír nada. No creo que haya cambiado algo. El año pasado, la gente decía: «¡Al haber ganado tú, todo va a cambiar!». Pero no creo. Tal vez en el futuro».