Música

Years & Years / Palo Santo

“Si a los quince años, durante el proceso de formación de la personalidad, uno tiene que fingir continuamente ser quien no es, acaba convirtiéndose poco a poco en el personaje que trata de representar (…) Por eso no sé bien, desde hace mucho, quién soy realmente. O, mejor dicho, no sé quién habría llegado a ser si en todos aquellos años cardinales no hubiera tenido que mentir día tras día. Tengo la impresión de que sería más afable y compasivo. De que mi neurosis no tendría los rasgos patológicos y antisociales que a veces tiene. De que mis pulsiones sexuales estarían reglamentadas con más simetría. De que no habría llegado a escribir algunos libros dolorosos que he escrito ni a concebir algunas teorías poco piadosas que defiendo cuando me dan la ocasión de hacerlo. De que sería un hombre más insignificante y feliz de lo que soy”. Las líneas pertenecen a la historia autobiográfica contada por Luisgé Martín en el (muy) recomendable ‘El amor del revés’, pero ni se trata solo de su caso particular ni hay que recurrir a la ficción para hablar de que las personas LGBT son más proclives a tener problemas de salud mental; no por determinantes genéticos de salud, sino más por aquellos relacionados con el contexto de rechazo, desprecio y culpa con el que muchos han tenido que lidiar y, concretamente en casos como el de Martín o el de Olly Alexander, con la homofobia interiorizada.

El propio Olly se abría completamente hace unos meses acerca de esto en un documental de la BBC (después de una entrevista también bastante sincera con Owen Jones): hablaba de su
ansiedad, parálisis del sueño, bulimia y, sin tabúes, de su propia depresión y autolesiones. Actualmente, el cantante está mucho más liberado que en ‘Communion‘, y no digamos en comparación a su adolescencia… pero el enemigo interior sigue ahí. Y Olly sigue luchando contra él. ‘Palo Santo’ es una herramienta de esa lucha; él mismo dice que la música y la composición le sirven como el palo santo que se quema para limpiar un lugar de energía negativa. Ya sea a través de un rompepistas como ‘All For You’ (y como lo fue ‘King’) que, al más puro estilo La Casa Azul, lleva una temática dramática a la pista de baile, o con composiciones más íntimas y enigmáticas como el tema homónimo, que puede estar dirigido a un ex, o también a esa presencia que, aunque menos fuerte, sigue ahí dentro de ti: “you’re the darkness in me, Palo Santo”.

El amor que sobrevolaba las letras de ‘Communion’ continúa, pero hay aquí mucho más espacio para el no-amor hacia uno mismo, y concretamente el relacionado con el constructo de masculinidad y la homofobia interiorizada: “14 years and it’s crumbling down / you gotta be strong boy, you gotta be tough, don’t you know you’re a man?” canta, por ejemplo, en ‘Up in Flames’. Precisamente esta última, con una producción ochentera a lo Pet Shop Boys bastante simpática, plantea un mensaje esperanzador al respecto: “and we’re dancing to the sound / of your demons falling down / and our past is going up in flames / and the future will be rearranged”. Tanto en este caso como en el de una ‘Howl’ que recuerda a sus inicios y donde sigue esta temática (“standing in front of the hungriest crowd / nothing will stop me from screaming out loud / I am the wolf and the enemy now”), uno se pregunta qué hacen estos dos temas relegados a los bonus tracks. Las baladas tienen mayor peso en este álbum: ya conocíamos la idílica ‘Hypnotised’ por la campaña de Baz Luhrmann

para H&M, y se añaden ‘Lucky Escape’ (es una pena que su genérica producción no esté a la altura de su letra, y de una interpretación vocal cada vez más Michael Jackson) y las más redondas ‘Palo Santo’ y ‘Here’, que cierra la edición estándar del álbum recordando involuntariamente a ‘How to Disappear Completely’ con esa cadencia arrastrando los “I’m not here, I’m not here”.

Esta mirada más profunda y madura se mezcla, por supuesto, con letras sobre relaciones sexuales, o sentimentales, o ambas a la vez… cubiertas por una capa de referencias religiosas, bien meramente descriptivas (la familia del chico de esa ‘Preacher’ que podríamos imaginarnos en un disco de Justin Timberlake), bien usadas como reapropiación (‘Hallelujah’, ‘Sanctify’). La mencionada ‘Hallelujah’ es uno de los temazos que no esperábamos encontrar en este disco, a juzgar por los primeros adelantos (sobre todo por ‘If You’re Over Me‘, cuyo característico sonido se queda más cerca de un tema random de Imagine Dragons que de ‘Such Great Heights’ de The Postal Service). Si nuestras esperanzas en ese aspecto se levantaron con ‘All For You’, aquí se ven confirmadas por canciones como esa, o como la estupenda ‘Karma’ (de nuevo con las referencias comentadas: “Daddy said I never could win / that’s probably why I never pretend / but good things are coming to me”) o como LA canción del disco, una ‘Rendezvous’ que reúne las mejores habilidades de Olly y compañía.

Y con eso de “Olly y compañía” llegamos al elefante en la habitación: es probable que muchos fans de Years & Years no sepan quiénes son Mikey Goldsworthy y Emre Türkmen. Los créditos de producción de ‘Palo Santo’ incluyen a Greg Kurstin, a su colaborador habitual Jesse Shatkin, y a gente como Steve Mac (tras hits como ‘Shape of You’, ‘What About Us’ o ‘Rockabye’), GRADES (tras el álbum de NAO), Kid Harpoon y el ya conocido por el grupo Mark Ralph (y en la composición echaron un cable Justin Tranter, Julia Michaels y Alex Hope), pero los otros dos miembros de Years & Years han seguido teniendo peso en la producción. Aun así, es innegable el protagonismo absoluto de Olly frente a sus dos compañeros, desde los videoclips hasta la mismísima portada del disco. La cosa es: ¿tiene que ser este ego necesariamente negativo? Si no contase nada interesante, si la imagen que tanto se empeña en destacar fuese falsa, ok, pero, para lo bueno y para lo malo, la imagen del líder de la banda es auténtica: no oculta que quiere un vestido carísimo como sus admiradas divas ni el “yoyoyo” en la estética de esta era, no se corta a la hora de hablar de sus líos con heteros ni, importante, se corta a la hora de hablar en canciones y entrevistas de su salud mental, un tabú que muchos artistas mainstream eluden aun cuando es obvio. Yoyoyo, sí, pero “Yoyoyo sufro por esto, y seguramente vosotros también, así que voy a empezar a hablar”. ‘Palo Santo’ es, además de un disco pop muy recomendable, una invitación y una forma de poner sobre la mesa problemas que tienen muchísimas personas LGBT. Y hacerlo como mejor sabemos: sin negarnos la alegría que representa la pista de baile. Your disco needs you.

Calificación: 7,6/10
Lo mejor: ‘Rendezvous’, ‘Karma’, ‘All for you’, ‘Howl’, ‘Hallelujah’, ‘Palo Santo’
Te gustará si te gusta: Troye Sivan, Tove Lo, Michael Jackson, Pet Shop Boys, Britney, Chromeo
Escúchalo: Spotify

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Publicado por
Pablo Tocino