Fotografía de Jerónimo Álvarez.
Coincidiendo con el concierto que este jueves, 27 de septiembre, reúne en la Sala El Sol de Madrid a Javier Álvarez con generaciones posteriores del pop rock madrileño alternativo como Alborotador Gomasio, El Buen Hijo y Confeti de Odio, surge la oportunidad de entrevistar al autor de ‘La edad del porvenir’. Tras la interesante entrevista que ofreció el pasado año a El Asombrario, en el que relató con pelos y señales su etapa más oscura, que le llevó a apartarse del primer plano y someterse a terapia, y teniendo en cuenta que en breve publicará ‘10’, su primer disco oficial en casi una década –en medio hay un disco, ‘A’, que sólo existe en directo, y dos EPs autoeditados, uno de ellos con su proyecto Las Maris– que ha sido producido sorpresivamente por Ramón Rodríguez, más conocido como The New Raemon, la ocasión se antojaba irrenunciable.
Javier nos recibe una mañana de principios de septiembre en su actual vivienda de Madrid, un pequeño apartamento a medio camino de Atocha y Antón Martín con un coqueto patio en el que a veces da conciertos. Se acaba de levantar tras cuatro noches consecutivas de conciertos que le han dejado exhausto, pero parece tener un estupendo ánimo y ganas de charlar. Él y su nuevo sello, Music Bus, guardan con celo ‘10’, pero me permite escuchar ‘El mar’, su primer single. “¿Qué te parece?”, me inquiere. “Es sencilla y bonita”, digo. “Me encanta eso”. Aunque aún no me deje escucharlo completo, sí accede a hablar de él, así que nos ponemos a ello mientras él se desayuna.
He leído que fue Ramón [Rodríguez] el que te llamó a ti. ¿Cómo fue eso?
Sí, verás. Él me contactó por primera vez en 2012 para invitarme a colaborar en un libro muy chulo que no sé si conoces, se llama ‘Memorias sónicas’. Es un libro ilustrado pequeñito en el que en torno a 20 artistas hablan sobre sus discos favoritos. Ahí nos conocimos. Él había sido fan mío, o bueno, me había seguido y había escuchado mi discografía, que al parecer le había influido bastante. Nos caímos muy bien y hablamos de colaborar, él siempre decía que le apetecía hacer un disco conmigo. A los 2 años me llamó y me dijo que tenía ganas de producir mi nuevo disco. Entonces me puse las pilas, me puse a componer, así que gracias a Ramón ha salido el disco.
No es lo habitual, ¿no?
No es lo habitual y mucho menos en mi carrera, para mí es único. Ramón me invitó a hacer el disco, pusimos fecha y, al no tener canciones compuestas, me tuve que poner a escribir con una fecha. Ha sido todo un reto y un ejercicio muy importante en muchísimos sentidos. A nivel de autodisciplina, a nivel compositivo… En la vida había trabajado así. Siempre me he puesto a componer, me he “quedado embarazado” de los discos, como yo digo, y entonces he llamado al productor y lo hemos hecho. Trabajar así es un lujo, claro, y de alguna manera es también LA manera de hacer discos: los discos son obra y tiene sentido hacerlos cuando salen. Yo creo muchísimo en la obra. La obra manda.
«En los colegios debería enseñarse a trabajar la inspiración, creo que se centra demasiado en el oficio»
Pero para no desviarme… con este disco he aprendido que esta frase tan conocida de Picasso, esa de que “la inspiración te pille trabajando”, es cierta. Por fin, a los 48 años, lo he comprendido: tengo oficio, soy capaz de componer a base de trabajo. Aún así, la inspiración es lo que manda siempre y yo soy un artista de la inspiración, y no de oficio. En los colegios debería enseñarse a trabajar la inspiración, creo que se centra demasiado en el oficio, y debería ser un 50% de cada. Está bien que se enseñe matemáticas, historia, literatura… pero ¿la intuición? ¿La energía? No se presta atención a cosas no tangibles. Es un problema histórico y pienso que, si ha habido tantas guerras es porque se ha puesto siempre por encima el oficio y lo tangible y así nos va, somos un poco torpes.
¿Entonces dirías que ’10’ es un equilibrio de ambas cosas, inspiración y oficio?
Sí, me encanta que lo digas, porque diría que es el disco más equilibrado de mi vida. Si hay equilibrio en un disco mío, es en este. Pero, como nos pasa a muchos artistas, un disco es una fotografía del momento en que se hace, y el momento que estoy viviendo es así. Es el único disco de mi carrera en el que me siento así, me siento por fin en relativo equilibrio.
«‘10’ es un disco cuya primera cualidad y es densidad. Es denso. (…) En 8 años me han pasado muchas cosas, y quería contarlas todas en poco más de media hora »
Cuéntame, en lo que puedas y quieras, cómo es ‘10’. Cómo son sus canciones y de qué habla el disco…
Sobre todo, habla del momento en que estoy viviendo. Es un disco muy cortito, porque menos es más –estoy muy pesado con esta frase, pero me la tatuaría, es importante hasta ese nivel–, contiene diez canciones, es mi décimo disco y por eso se llama ‘10’. Yo no le hubiera llamado nada, porque no me salía un título, pero a dos personas muy cercanas a mí, muy importantes, les gustó esa idea e insistieron [en ponerle ese nombre]. Para mí el 10 es un número mágico, que me ha gustado mucho desde pequeño, así que decidí no llamarlo “diez” sino ‘10’, rompiendo la línea [Ndr: recordemos que su segundo y tercer disco se llamaron ‘Dos’ (1996) y ‘Tres’, respectivamente], que es algo que me gusta mucho a mí. Es un disco cuya primera cualidad es la densidad. Es denso. Es el primer disco que publico desde 2009, aunque ha habido dos EPs por medio y un disco que no existe y que compuse en 2010. En 8 años me han pasado muchas cosas, y quería contarlas todas en poco más de media hora, así que cuento tantas que hay densidad.
¿También en cuanto a sonido?
Tiene densidad pero es liviano, es un disco sencillo, clásico. Somos pocos músicos y pocos instrumentos. Es casi acústico –salvo por el bajo, que es eléctrico–, pero básicamente es bajo-batería-guitarra-voz, con algunos elementos estilísticos, básicamente voces mías y alguna guitarra de Ramón.
«Me he encontrado poca gente en el oficio tan profesional, tan seria como Ramón [The New Raemon] Ha habido momentos en mi carrera (…) en que el trabajo ha dejado de ser serio por “el buen rollo”. »
Hay productores que se implican algo más en lo artístico, otros más en lo técnico… ¿Cómo ha sido el trabajo de Ramón en ’10’? ¿Qué te ha aportado?
Ramón es genial, porque es muy técnico y también es artista, y eso es fantástico. Pero sobre todo me ha parecido el colmo de la profesionalidad. Lo que me está haciendo muy fan suyo, hasta el punto de enamorarme de él, es esa profesionalidad, es lo que más me ha llamado la atención de él. Me he encontrado poca gente en el oficio tan profesional, tan seria como Ramón. Es algo que yo busco, porque en este oficio mío me ha despistado mucho el buen rollo. El buen rollo es fantástico, pero cuando trabajamos eso es secundario. El trabajo tiene que ser serio, limpio, claro, organizado, bien hecho… Yo no sé si es la sociedad española, o mediterránea, en la que nos dejamos llevar por esta cosa del buen rollo, y nos confundimos, al menos a mí me ha pasado. Ha habido momentos en mi carrera, o esa sensación he tenido yo, en que el trabajo ha dejado de ser serio por “el buen rollo”, me ha despistado. Con Ramón no ha sido así. Nos hemos hecho muy amigos desde el principio, pero no hemos dejado que la buena onda interrumpa el proceso. Y por eso le quiero más. He disfrutado muchísimo de la grabación, aunque su profesionalidad me ha forzado, me ha puesto en un lugar en el que ha habido cierta tensión, y eso ha sido muy bueno creativamente.
Antes me hablabas de unos discos que has creado, dos EPs y un álbum, pero no se ha sabido mucho de eso a nivel promocional, y no pueden encontrarse online ni físicos. El año pasado lanzabas el vídeo de una canción que se llama ‘Vacaciones en el mar’. ¿De dónde es esa canción?
Es una canción de ‘já’, un EP que hice el año pasado y del que hice 1.000 copias para vender en los conciertos y regalar. [Ndr: doy fe, porque busca una y me la da.]
«[Sobre ‘A’, su disco no-físico] Es un viaje muy espiritual que me ha ayudado mucho en los años en los que viví una crisis personal muy grande »
¿Y entonces qué es ‘A’?
‘A’ es un disco que no existe. Lo compuse en 2010 y decidí que no lo grababa. Pero no lo tengo grabado ni yo. No tengo grabadas ni las melodías, no hay ninguna referencia, y como no sé música, tampoco hay escritas partituras. Sólo tengo escritas las letras. Son 14 canciones inéditas, 13 compuestas por mí y una versión, y por tanto es un elepé más de mi discografía. Pero sólo lo canto con mi guitarra, de principio a fin, y en unas circunstancias muy especiales: tiene que ser en el atardecer, empieza de día y acaba de noche. Como es un disco bajo de tono, tiene que ser en interiores pero sin luz eléctrica, con luz natural, porque es importante que se observe el atardecer mientras canto. Por ejemplo, el patio de mi casa es maravilloso, porque tiene una acústica buena y tiene luz natural.
Vamos, que es más una experiencia musical…
Es una experiencia… religiosa. (Risas) En serio, es un viaje muy espiritual que me ha ayudado mucho en los años en los que viví una crisis personal muy grande. Hace tres años que salí de eso y me he colocado en mi sitio, pero salí gracias también a tocar un fondo que era necesario en mi vida. Durante esos años tan potentemente oscuros en mi vida nació ‘A’, curiosamente. Es un disco que, como digo, es muy espiritual, pero a la vez, al estar tan relacionado con el atardecer, es “muy tierra”, me ha conectado a la tierra. Yo soy una persona superafortunada, porque tengo una luz en mi fondo que, aunque he tenido mucha oscuridad, y la tengo, la luz puede muchísimo, es una suerte muy grande.
«Es muy difícil hacer una promoción de un disco y decir “estoy fatal y lo único que quiero es morirme”»
Claro. Es que llama la atención que un artista superventas como tú, enorme, de la noche a la mañana decides que no publicas un disco. Me choca especialmente porque tu último disco editado, ‘Guerrero Álvarez’, gana el Premio de la Música al mejor disco de pop alternativo. De hecho, justo después te entrevistábamos en nuestra web y, releyendo esa entrevista parecías exultante, feliz. Y, desde ese momento, pasan casi 10 años sin discos en el mercado…
A ver cómo lo digo… Mentí. No mentí, fue una mentira piadosa, pero es muy difícil hacer una promoción de un disco y decir “estoy fatal y lo único que quiero es morirme”. Estoy exagerando, no estaba así, pero casi. ‘Guerrero Álvarez’ es un disco maravilloso al que quiero mucho, y que entre otras cosas me dio el premio oficial que más he agradecido en mi carrera. Me dio mucho subidón que fuera al “mejor disco de pop alternativo”. Fue escuchar la palabra “alternativa” y pensé “he triunfado”. Es otra palabra que me tatuaría. “¿Alternativa?” “Yes, sí, por favor” (Risas) Es una palabra torera, que me encanta. En “alternativa” caben muchas cosas, y hay una frase que yo digo mucho: yo procuro abrirme cada vez más, porque cuanto más me abro, más me cabe. (Risas) Si te cierras, tú misma. Yo me abro porque me da mucho placer, cuando más se abre el horizonte, más flipas. Por eso estaba exultante de felicidad.
Pero en realidad, estaba empezando a vivir la crisis más potente de mi vida. De lo desestructurado que me llegué a encontrar, tuve que volver a refugiarme a casa de mis padres. Pero fue por fortuna, porque era tan necesaria… Esa crisis fue fundamental para limpiar mi vida. Y de ahí nació ‘A’, que fue una pista de esa luz que llevo dentro, pese a que me tocaba enfrentarme a un pozo muy bestial. Por eso ‘A’ tenía que ser así, no debía sonar en ningún lado, para que no tuviera…
¿Repercusión?
Sí, pero ha tenido una repercusión más profunda y más real que ningún disco de toda mi carrera. Una repercusión que yo he medido de una manera totalmente realista. La repercusión que yo había tenido hasta ese momento había sido… confusa. Cuando yo era número 1 de Los 40 Principales, no sabía exactamente a cuánta gente le gustaba. Ahora te puedo decir en cifras concretas cuánta gente ha escuchado mi disco y a cuánta le ha gustado, porque lo he manejado yo, y eso es maravilloso.
«Me ofrecieron mucho dinero, me ofrecieron ser… un fenómeno mundial. Hubiera sido galáctico, y dije que no quería ser un fenómeno galáctico. Mejor dicho, soy un fenómeno galáctico»
Y en esa posición, manteniendo un perfil menos mediático desde ‘A’, ¿ha cambiado tu relación con la música?
Entiendo lo que dices, pero yo no lo veo así. Mi trayectoria es mi vida, y mi vida es caminar. Yo, y lo digo con toda la humildad, pienso que hay coherencia en mi camino porque siempre he tenido claro el horizonte, hacia dónde voy. Tiene que ver con esto que te digo de la luz: hay algo de luminoso y de sensato en mí, una especie de intuición. Cuando salió mi primer disco yo tenía 24 años, no tenía ni puta idea de nada, estaba estudiando otra cosa… me pongo a componer y al año siguiente triunfo. Fue tan absolutamente exagerado, rápido, no buscado… que se me fue la pinza. Se me fue la pinza hasta el punto de que terminé en un psiquiátrico. Pero a pesar de eso, la mirada la puse en el mismo sitio en el que la tengo ahora mismo, con casi 49 años. Y pienso “¡qué maravilla tener esa intuición a los 24!” Estoy muy agradecido por eso. Ya entonces sabía que yo tenía que vivir aquí, y no vivir en Miami, que es lo que me ofrecieron. Me ofrecieron mucho dinero, me ofrecieron ser… un fenómeno mundial. Hubiera sido galáctico, y dije que no quería ser un fenómeno galáctico. Mejor dicho, soy un fenómeno galáctico. “No tengo abuela y soy medio gilipollas”, como siempre digo. Pero es verdad, soy consciente de que por actitud, por suerte, por musas… soy un fenómeno galáctico. Pero pensé que me tenía que hacer, ser persona, para serlo. Yo sigo siendo la ambición morena, porque lo soy aunque no se note, pero tiene que ser cuando a mí me dé la gana. No cuando le de la gana a…
«La industria me parece fantástica y tengo muy claro que su trabajo es superdigno, que se dediquen a vender. Pero yo no me dedico a vender»
… a la compañía de turno.
Sí, pero lo digo en absoluto criticando el trabajo de la industria. La industria me parece fantástica y tengo muy claro que su trabajo es superdigno, que se dediquen a vender. Pero yo no me dedico a vender. Yo antepongo mis intereses, que son los que estoy mostrando ahora con ’10’. Era muy importante en mi discurso poder publicar ’10’ como yo quiero. Y si triunfo algún día, si soy la ambición morena como te decía, que sea así. Porque mi sueño sigue siendo ser Michael Jackson, como el de muchos niños que cantan delante del espejo, pero quería ser Michael Jackson sin que me tuviera que pasar lo que le pasó a él. Porque lo que le pasó a él, me podía haber pasado a mí, precisamente.
Tú querías triunfar, pero sin peajes…
Con peajes, pero con los peajes de la vida, que estoy encantado de asumir…
«A mí imponer nunca me han podido imponer nada, y lo dejé claro desde el minuto 1»
Me refiero a los que te imponen…
No tanto por ese lado, no… A mí imponer nunca me han podido imponer nada, y lo dejé claro desde el minuto 1. Cuando yo entré por primera vez en el despacho de Carlos San Martín –director de Chysalis-EMI, un tío maravilloso, un sabio de vender discos y un melómano, con el que tuve conversaciones sobre música maravillosas–, él me explicó su plan y yo le dije “no voy a hacer ni una sola concesión musical”. Le dije que a nivel ventas y comercial, lo que quisieran, y que escucharía sus opiniones sobre lo musical, pero que en esa parcela mandaba yo. Aún recuerdo su cara, que debía pensar “¿y este niñato?” (Risas) Yo tenía 24 años y no tenía ni idea, pero se lo dejé claro: yo mando en mi obra. Y eso lo he cumplido. Yo he sido muy incómodo para la industria, porque no es fácil vender a alguien que es tan esclavo de las musas, que antepone eso absolutamente a todo.
«El único cantautor al que me he estudiado es a Silvio Rodríguez (…). Al resto de cantautores los he saboreado, ¡pero me gustan mucho menos que Michael Jackson y que tantísimos otros artistas anglosajones!»
Antes hablabas de lo bien que te sentías con la etiqueta “alternativo”. Pero a pesar de eso, durante años se te ha encasillado como “cantautor”. De hecho, aún hoy apareces en festivales de “canción de autor”. Evidentemente, cantas tus propias canciones, pero ¿no te da rabia que se te siga identificando con el concepto de cantautor más estereotipado?
Te puteaba un poco…
Hace dos décadas el cantautor en español era un cosa muy concreta. De hecho, recuerdo haber leído en un diccionario que la acepción de la palabra decía “aquel que escribe sus canciones con tintes de protesta”. Y a mí eso me escamaba un poco, porque se me ponía más del lado de Labordeta, el gran Labordeta al que adoro, por otra parte… ¡Yo estoy entre Labordeta y Prince! (Risas)
La cuestión es que parece que tienes que estar cerca al lado de uno u otro sí o sí.
¡Exacto! Si me pones al lado de Prince, si me dices que soy soul, pues también me mosquea. Me siento tan negro como cantautor español, me siento ambas cosas. Por eso escribí ‘Padre’ [Ndr: single principal de su disco ‘Tres’ (1998)] y me quedé como Dios, fue una bendición en mi vida. La letra me identifica perfectamente, digo todo lo que soy y lo que puedo ser.
Fue una ruptura sobre esa imagen que se tenía de ti. Llegó a no radiarse incluso…
Fue un antes y un después totalmente. La gente que me conocía comenzó a mirarme de otra manera. Era muy necesario hacer esa canción.
Aún hay mucha gente que te reconoce y te recuerda sólo por tus tres primeros discos…
La mayoría.
«Tuve una escucha del primer disco hace dos años, en casa de mis padres, y ¡fue una pasada! (…) Me di cuenta que era un clásico, ¡una puta obra maestra!»
La mayoría, cierto. ¿No te jode que discos tan heterodoxos como ‘Tiempodespacio’ o ‘Plan Be’ hayan sido un poco más ignorados?
No, nada en absoluto. Me llevo tan bien con la vida que es genial con sus pros y sus contras. Entiendo lo que quieres decir, a mí ‘Tiempodespacio’ me parece mucho más maduro y más interesante que el primer disco, pero el primer disco me parece un clásico, es insuperable. Y he tardado en darme cuenta 20 años. Hago tantas cosas, por fortuna, que no tengo la cabeza para escucharme a mí mismo, pero cuando me escucho, me encanto. (Risas) Y tuve una escucha del primer disco hace dos años, en casa de mis padres, y ¡fue una pasada! Me pareció sorprendente, increíble, me di cuenta que era un clásico, ¡una puta obra maestra! Y además hecha por un niñato de 24 años que no tiene ni puta idea de nada y que son sus primeras canciones. ¿Cómo puede ser que alguien que no ha compuesto nunca nada en su vida escriba esas 10 canciones –tiene 13, pero las otras no son mías–? Son obras maestras, que ha cantado luego Antonio Vega. Antonio Vega cantó ‘Amor en vena’ porque le encantaba a su chica, por ejemplo. Es un clásico, soy un afortunado. Mi madre siempre me lo dice: “eres un afortunado”, y es así. Eso me pone en un sitio… Para un artista jode mucho que tu primer disco sea el mejor, y pasa mucho, le pasó a Tracy Chapman también. Mi primer disco es insuperable, pero mola asumirlo: yo ahora mismo cada vez que canto ‘La edad del porvenir’ o ‘Piel de pantera’ me cago vivo de la ilusión porque ¡son mías!
Me pareció precioso cuando al final del vídeo de ‘Vacaciones en el mar’ apareces en una bañera y suena y tarareas con una sonrisa ‘De aquí a la eternidad’. Es un poco esa reivindicación que haces…
Qué bonito que me digas esto, que alguien lo aprecie, porque para esto están hechas las cosas. Mi hermano, que es mi hermano pero además es un artista de la hostia [Ndr: se refiere a Jerónimo Álvarez], es mi fotógrafo y dirige mis vídeos, y lo hacemos todo con esa intención porque la imagen es un porcentaje grande de mi obra, es imprescindible en esta época. Es casi un 50%. Yo lucho mucho por esto y me ha costado que gente de la prensa se enfade porque me peleo para que aparezcan las fotos que yo quiero.
«Hasta hace 10 años, yo había cantado sufriendo y pidiendo perdón»
Antes decía que hay una parte del público que se queda más con tus primeros años, otra parte, entre la que me incluyo, que tenía sus reparos con tus primeros años y te redescubrió con discos posteriores, y seguramente otra que te ha seguido y aún sigue apoyándote. Pero en cuanto a la crítica, ¿te has sentido apreciado en justa medida? ¿Sientes que se te dio de lado?
Cuidado, porque la crítica… Yo te diría que tengo una crítica en un 85% muy buena y buena hasta un 90% buena, fíjate. Yo me siento un artista superrespetado. Siento que mi nombre es respetadísimo. Sé que no gusto a muchísima gente, pero incluso me respeta la gente a la que no le gusto nada. Y lo agradezco un montonazo. Sobre darme de lado… yo no he estado apartado ni repudiado ni dado de lado, ha sido más voluntario que otra cosa. Fíjate: yo era feliz cantando en el Retiro [Ndr: Javier se hizo un nombre como músico callejero en ese popular parque madrileño, y allí le descubrió un A&R]. Y yo no he empezado a disfrutar como en el Retiro… hasta ‘A’. Y fíjate que te hablo de mi peor momento personal, pero llegaba a casa de mis padres y les decía “hoy lo he disfrutado”. Hasta ese momento, hasta hace 10 años, yo había cantado sufriendo y pidiendo perdón. Me contenía totalmente. No he sacado pecho hasta hace poco, y fíjate que, aunque me encanta hacer discos, yo soy un artista de directo y me encantaría tirarme al público, no escondiéndome. Y durante mucho tiempo me han visto escondiéndome.
«En el nuevo disco hay una letra que dice “de mayor yo quiero ser Agnetha” y nunca soñé que lo sería, pero resulta que un poco lo soy»
¿Y qué sientes cuando chicos como Koldo y Marco, de Alborotador Gomasio, vienen y te dicen “queremos grabar contigo una versión de ‘La madre de Fabián’”?
¿Qué siento? Es de las cosas más emocionantes y donde más se da cuenta uno de que triunfa. Esas son las cosas que de verdad me hacen sentir un triunfador. Cuando Koldo o Sergio de El Buen Hijo, cuando un chico de 30 y hasta de 20 años viene a decirte que le gustas y te dicen “gracias por tu música”, siento que he triunfado, porque me acuerdo de lo que a mí con 20 años me hacían sentir Silvio Rodríguez o Prince. Y saber que hay gente que flipa con mi música a ese nivel es un regalo impensable. Te adelanto que en el nuevo disco hay una letra que dice “de mayor yo quiero ser Agnetha” [Ndr: Fältskog, de ABBA, que es su grupo favorito] y nunca soñé que lo sería, pero resulta que un poco lo soy.
Este concierto con Alborotador Gomasio, El Buen Hijo y Confeti de Odio… ¿Servirá para presentar ’10’?
No, a ver, esto es importante: no es la presentación de ’10’. El disco sale el 10 de octubre y hasta entonces no comenzará su promoción ni habrá conciertos de presentación.
¿Y no vas a tocar ninguna canción nueva?
Sí, sí… voy a cantar alguna canción nueva, pero es importante diferenciarlo.
¿Cómo surge este concierto?
Me llamaron los chicos de Alborotador Gomasio y me contaron que, junto con El Buen Hijo, con los que yo tengo mucha relación –en especial con Sergio, al que quiero un montón–, les apetecía mucho hacer un concierto conmigo porque querían reivindicarme como autor. No es buena fecha, porque mi nuevo disco ’10’ estará a punto de publicarse –justo el 10 del 10, el 10 de octubre– y puede haber confusión, pero me pareció tal halago… Es una oportunidad increíble, en la Sala El Sol, una sala a la que tengo mucho cariño, con dos grupos jóvenes tan estupendos que me quieren… Me tiré a la piscina sin pensarlo.
¿Has podido escuchar su música?
Muy poco, la verdad, casi no les he escuchado. A Alborotador los conocí después de una aparición mía en un concierto en Las Vistillas el año pasado. Empezamos a hablar y nos caímos bien, pegamos la hebra y… buen rollo. Y a Sergio de El Buen Hijo le conocí en el festival In-Situ, nos caímos fenomenal. La sorpresa es que yo a ellos les interese como autor, la gran sorpresa. Que ellos me reivindiquen y les mole me parece un regalo. Lo suyo es colaborar y que nos influenciemos los unos a otros.
«[Sobre ‘Grandes éxitos’, su cuarto disco] Es un disco histórico, porque tiene una importancia y una hondura bastante potente»
Yo creo que este concierto te puede abrir a un nuevo público, que quizá se sorprenda al escuchar las canciones de tus discos de los 2000…
Sí, y fíjate que hay un disco muy complicado y que su productor, el gran Suso Sáiz, mi maestro, me dijo “este disco es muy importante, es atemporal, le llegará el éxito cuando sea, pero le llegará”. Y es ‘Grandes éxitos’, mi disco de versiones. Es un disco histórico, porque tiene una importancia y una hondura bastante potente. Mira, me han pasado dos cosas muy importantes en mi vida: una, es ese premio que mencionábamos antes; y la otra es cuando me llamó un amigo y me dijo, “Javier, que hay una canción tuya en el nuevo recopilatorio de ‘La Musique de Paris-Dernière’”. Son unos recopilatorios fantásticos que hacía Béatrice Ardisson donde seleccionaba nuevas versiones de temas clásicos, que yo los coleccionaba, y ella escogió ‘These Boots Are Made For Walking’ para su quinto volumen. Eso para mí fue… Y es sintomático de lo potente que es ese álbum.
Y eso que es un disco que hoy recortaría, y ahí me equivoqué yo por imponer mi cabezonería y no hacer lo que sugería un presidente de la discográfica, en este caso el gran Alfonso Pérez [Ndr: de DRO]. Tenía razón, y lo reconocí en ese libro de Ramón que mencionaba al principio. Si en lugar de 19 canciones se hubiera quedado en 12 sería mucho mejor disco, sería una obra maestra al nivel de mi primer disco. Si lo dejas con ‘Por qué te vas’, ‘These Boots Are Made For Walking’, ‘Ave María’ y ‘El novio de la muerte’… [Ndr: se queda pensando un rato] A veces es un poco incómodo, porque parece falta de humildad, aunque yo creo que es lo contrario. Pero es que lo que hicimos con ’El novio de la muerte’ es histórico para mi carrera: ser tan esclavo de las musas que decides decir que sí a algo tan aparentemente absurdo como incluir ese tema, de la que sólo conocía lo que conocemos todos, como himno de la Legión. Y se convirtió en una de las canciones más bellas que yo he cantado en mi vida, y que más emociona al público. Es un highlight.
«‘A Seat at The Table’ de Solange Knowles es de los discos que más me han volado la cabeza. Es lo que Javier Álvarez pretende ser todo el rato: que la obra sea un todo con la imagen, no sólo la música»
Ese disco mostraba lo heterogéneo que eres, los seguidor que eres de la música pop. ¿Qué es lo último que has escuchado y que te haya volado un poco la cabeza?
Pues mira, me viene directamente a la cabeza Janelle Monáe. Creo que ha hecho un disco bestial, muy pop. Ariel Pink, Kendrick Lamar, Christine and the Queens, Solange Knowles… Aunque es de hace un par de temporadas: ‘A Seat at The Table’ es de los discos que más me han volado la cabeza últimamente. Porque Solange tiene eso que te decía antes sobre la imagen: la portada, los vídeos… Es lo que Javier Álvarez pretende ser todo el rato: que la obra sea un todo con la imagen, no sólo la música.
Estoy de acuerdo, y esto también se traslada al panorama español, hay un montón de artistas jovencísimos con un gusto totalmente heterogéneo, superbien preparados…
Totalmente. Yo estoy a punto de hacer un concierto con estos chicos, Alborotador, El Buen Hijo y Confeti de Odio, y estoy deseando. Porque además estoy muy colaborativo: estoy en el nuevo disco de Adri Vidi, Vidi, que es un chico de 22 años que es maravilloso; y de Lekuona, que es colaboradora de mi hermano y está trabajando ahora en el vídeoclip de ‘El mar’. Ella tiene un proyecto musical que es la polla, es muy Janelle, muy Solange. Ya lo verás. En esta era de la generación con tantísima información, los chavales jóvenes son una pasada, tienen una mezcla de todo, con una amplitud de miras enorme, controlan un montón de géneros clásicos. Yo soy cada vez más fan de los nuevos.
Hace algo más de un año diste una entrevista brutal a Manuel Cuéllar para El Asombrario, tremendamente personal y en la que contabas de manera muy directa esa crisis personal que antes citabas. Personalmente eché de menos que se hablara más de música, pero me pareció estupenda…
Perdona que te corte, pero es que tengo que decirlo: es que no era una entrevista para hablar de música. La entrevista era esa. Moló lo que me preguntó y que yo contestara lo que contesté. Me pareció muy guay quisiera hacerme una entrevista personal, porque era interesante que saliera lo que tenía que salir ahí.
La verdad es que me gustó mucho su posición porque te preguntaba de manera directa, pero muy dulce a la vez.
Me encantó Manuel y me sentí superquerido, supercuidado y respetado.
«Yo como artista que soy tengo un ego trip bestial, soy superegocéntrico. Podría ser una persona insoportable, y no lo soy porque me río muchísimo de mí mismo»
A su vez me admiró que tus respuestas fueran tan honestas, que te desnudaras así. ¿Te costó mucho?
Nada, nada. Y fíjate que yo creo que en eso tiene mucho que ver la educación de mis padres. Yo siempre digo que si a mis padres, que son funcionarios, les han salido dos hijos artistas, es que algo han hecho bien. A mí no me cuesta desnudarme, ¡soy mu guarra! (Risas) Mis padres son nudistas y nosotros también, y eso nos ha influido muy positivamente. Tiene algo de cercanía, de querernos, de comprender que el cuerpo es algo que hay que mimar. Creo que en los colegios debería imponerse… Yo si fuera un dictador sería un hijodeputa… (Risas) Impondría en los colegios la risa e impondría una hora a la semana para estar desnudos, que los niños vean sus cuerpos. Porque el sexo es una cosa saludabilísima y necesaria desde que eres niño. El sexo está ahí queramos o no, y al final se impone como que es algo sucio, y eso es un error. Los conflictos vienen muchas veces por no conocernos, por no tocarnos. Bueno, que me voy… Lo que decía es que he tenido la suerte de tener unos padres que me han enseñado a desnudarme, en el sentido de llevarme bien conmigo mismo, y a reírme, como decía. Yo como artista que soy tengo un ego trip bestial, soy superegocéntrico. Podría ser una persona insoportable, y no lo soy porque me río muchísimo de mí mismo. Me encanto, me miro al espejo y digo “qué guapo soy”… ¡pero me parto el culo también! Digo “pues vaya friqui”. (Risas) No me mitifico nada, me encanto, sí, pero soy consciente de mi “friquez”. Perdona el rollo, pero es que creo que esto es muy sano decirlo.
Y entonces, el hecho de hacer aquella entrevista tan honesta, ¿cómo afectó a tu familia, tus amigos, tus fans…?
No sé cómo lo hice, sólo le conté de dónde venía, esa crisis que mencionaba. La tercera vez que estuve ingresado en un psiquiátrico fue para tratar una adicción. Y contarlo fue de las cosas que más me ayudó a superar esa etapa, contarlo y compartirlo es una maravilla. Es como lo del sexo, ¿por qué lo tapamos? ¿Por qué son tabúes, cuando el ser humano es conflicto? Ser humano es ser un lío. (Risas). Entonces, ¿por qué tapar? ¿Por qué no compartir?