En primer lugar, Joe Crepúsculo se ha convertido en estos 10 años en uno de los personajes más singulares del pop español. Nunca se ha ido a ningún sitio, ni mucho menos nos ha torturado anunciando discos que no terminaban de llegar; y lo que es más importante, ha trabajado y logrado un sonido propio que en principio vinculábamos muy claramente con el synth-pop de Austrohúngaro, algo de lo que ahora a duras penas nos acordamos después de un currículum que ha incluido momentos flamencos, rumberos, bakalas, traps o reggaetoneros. Algunos han descalificado su música y sus sets como «verbeneros» sin que algunos encontrásemos absolutamente nada peyorativo en el término. Al contrario.
En segundo lugar, la edición física del álbum, además de incluir una galería de fotos con personajes afines o colaboradores como Hidrogenesse, Fernando Alfaro, La Bien Querida, Svper, Espanto, Soleá Morente… incluye las letras en la edición vinilo (en la de CD, no; una pena, pues los textos dedicados a cada disco que aparecen en ambas ediciones son de calidad irregular). Y esas letras impresas evidencian las grandes y variadas cuestiones que ha tratado Joe Crepúsculo en estos años, quien ni mucho menos se ha limitado al amor y su opuesto. Nunca son tan inocentes o inofensivas como suenan. «Yo quiero saber dónde va a parar toda esta energía», «nada envejece más que pensar que nos hacemos viejos, un viejo es un viejo cuando hace cosas de viejo» o «qué necesitas más / si lo bello de la vida es gratis» encierran más sabiduría que las rocambolescas e incomprensibles letras que suelen mover miles de copias en nuestro país; por no hablar de que hay que tener mucho valor para empezar un himno de bakalao con la frase «no hay nacimiento ni muerte / hay transformación en el devenir».
Por último, está claro que no estamos ante un artista al que no le queden cosas por decir. Su último disco ‘Disco duro‘ es uno de los mejores de su carrera y el tema inédito que se incluye ahora, ‘Quizá’, no es una versión de Osvaldo Farrés, sino un tema de melodía raphaelesca o berlanguiana que cuestiona los valores del mundo actual, muy en su estilo: «vivo los problemas con desinterés / me falta un grado de emoción (…) quizá todo sea mejor con internet, y con tanta información / pero cuando busco algo en qué creer / todo es humo y alcohol». El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Teniendo claro que Joe Crepúsculo es una de las mejores cosas que ha podido pasarnos en este milenio, solo queda cuestionar la selección de canciones o su secuencia. Ha sido un acierto prescindir del orden cronológico, para comenzar bien a lo grande con ‘A fuego’ y su mayor hit, ‘Mi fábrica de baile’; así como situar ‘La verdad’ después de ‘Tus cosas buenas’; o ‘Leyenda’ con Russian Red y ‘Pisciburguer’ seguidas. Por el contrario, no se explica la ausencia de temas de ‘El caldero’, especialmente de ‘Enséñame a amar’; o de su exitosa versión de ‘Maricas’… si es para reivindicar ‘Baraja de cuchillos’ (2008), que además aparece demasiado pronto dando la idea de que van a faltar hits; o ‘El cráneo’ (2009). Lo que ha terminado de hacer grande a Joe Crepúsculo es que, tras venirse arriba en ‘Mi fábrica de baile’ (2012), no se estancó y siguió reinventándose y aportando cosas igual de buenas. Lo anterior, con un par de excepciones, desluce un poco al lado a día de hoy. Con todo, una ocasión para que todo el mundo se dé cuenta de que las grandes canciones del artista rondan la veintena, si es que alguien pensaba otra cosa a estas alturas.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Mi fábrica de baile’, ‘Suena brillante’, ‘La canción de tu vida’, ‘Música para adultos’, ‘Leyenda’, ‘La verdad’, ‘Todo lo bello es gratis’, ‘Pisciburguer’
Te gustará si te gustan: Hidrogenesse, Soleá Morente, Espanto.
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