La letra captura «la soledad y la insignificancia del ser humano dentro de una sociedad frenética e individualista, donde el desarrollo personal y la introspección queda relegada a un segundo plano», pero lo hace inmersa en distorsiones y acoples. La voz de Annie y los coros de Natalia (el grupo se completa con la batería, Pan) están en un completo segundo plano, en deliberada contradicción con el estribillo, que claramente reivindica “aquí no se escucha mi voz / quiero que se oiga mi voz”, lo que deja las estrofas atrapadas en una interesante metáfora.
Bajo esta misma premisa, asistimos a su videoclip dirigido por Emilio León, en el que la actitud desafiante e iluminada de algunos planos topa con otros completamente a oscuras o sombríos. Una lucha de contrastes tanto en lo visual como en lo sonoro, que también coquetea con el dream pop de unos Beach House o en España Desert. Uniforms actúan en BIME a finales de este mes, en un cartel que cuenta con nombres tan importantes como Slowdive (seguro que les gustan), Aphex Twin, Jon Hopkins, MGMT o M.I.A.; el 23 de noviembre en Moby Dick (Madrid) y el 1 de diciembre en Merendola Fest (Granada).