En un vídeo mostrado por ABC News, además de asegurar que la candidata republicana al Senado por Tennessee, Marsha Blackburn –de la que Swift dijo en su escrito que “le daba miedo”– es “una mujer tremenda”, y que está seguro de que Taylor “no sabe nada sobre ella”, culminó con lo que, imaginamos, pretende ser una broma: “digamos que la música de Taylor Swift me gusta ahora un 25% menos”.
Ayer, cuando Swift hizo esta declaración pública en favor del candidato demócrata, muchos se acordaron de Kanye West, recurrente archienemigo de la ex-cantante country, por su apoyo manifiesto hacia Trump. Casualmente, hoy se conoce que West mantendrá este jueves un encuentro con el presidente en la Casa Blanca, como ya hiciera su esposa, Kim Kardashian, meses atrás. De no ser obvio que la reunión debía estar programada hace tiempo (antes incluso de sus recientes arengas pro-Donald), casi se diría que el magnate está enviando un recado a la autora de ‘reputation’. Ahora, los que deben estar hechos un lío deben ser los votantes medios del republicano, que deben estar quemando sus discos de Taylor junto con las zapatillas de la marca deportiva que ofendió a su presidente, mientras se vacían los bolsillos para comprar las bambas y los discos de Ye. A ellos les gustará saber que su nuevo disco, ‘Yandhi’, se publica el 23 de noviembre.