‘Quién te cantará’, que narra la historia de Lila Cassen (Najwa), una exitosa cantante retirada desde hace 10 años que sufre un episodio de amnesia, y también de Violeta, una desgraciada fan, a la que solo consuela imitar a Lila cada noche en un karaoke en el que trabaja (la fantástica Eva Llorach), nos habla de cómo puede conducir tu vida la obsesión por «intentar ser especial» o tan especial como otros, reflexionando así sobre la identidad, sobre quiénes somos y quiénes queremos ser.
Este cometido que tanto ha inundado la ficción de las últimas décadas encuentra un nuevo e interesante punto de vista en la cinta de Carlos Vermut a través de una superestrella del pop y de su seguidora. Estamos acostumbrados a ver fotos de grandes artistas rodeados de discos de platino que a la postre han tenido problemas para encontrarse a sí mismos y averiguar quiénes son realmente. Esas instantáneas en las que el éxito y el glamour les rodean terminan teniendo un regusto amargo cuando se les acumulan los fracasos o cuando queda expuesta su dificultad para adaptarse a su entorno. La lista del «club de los 27» es demasiado larga y la profesión de músico por algo tiene una esperanza de vida tan corta. Vermut pone este tema sobre la mesa cuando vemos a Najwa posar con sus discos de platino sin tener ni idea de quién es, pero le da una inteligente vuelta de tuerca a través del fenómeno fan y la obsesión por el ídolo.
El director pone todas esas cuestiones sobre la mesa, pero también otras menos frecuentes como por qué te obsesiona tu ídolo, qué buscas exactamente en él, si es acaso reafirmarte como persona, mimetizarte con él, conocerlo cuando sólo puede caber el camino de la decepción y sobre todo qué podrías llegar a hacer por él sacrificándote a ti mismo. Cuando un adolescente imita a su ídolo en su casa con la música a todo volumen a menudo está soñando no solo con conocerlo sino con ser él durante esos 4 minutos que dura su canción favorita, y Carlos Vermut sabe llevar esta cuestión a la gran pantalla con los tintes de thriller y drama habituales en su cine.
Su estética se ha refinado (no así su sonido y doblaje, quizá deliberadamente artificiosos, como el mundo del pop, al fin y al cabo), pero aunque ahora su cine sea más académico, desde luego no se ha traicionado a sí mismo. Perduran los personajes aborrecibles que te sacan de tus casillas hasta lo políticamente incorrecto (la hija de Violeta, interpretada por Natalia de Molina), la influencia de Hitchcock (ahora también de ‘Persona’ de Bergman), una dosis justa de humor (la escena «parezco gilipollas» marcará un antes y un después para todo aficionado al pop), y continúa aunque no lo parezca el componente mágico, con planos entre David Lynch y el mejor Julio Medem (ese disco firmado «roto»).
‘Quién te cantará’ es una gran película también porque sabe darnos lo que Almodóvar no termina de redondear desde hace casi una década. Vermut, que está hablando largo y tendido sobre las comparaciones con el director manchego, incluso enriqueciendo el guión de esta película, no adopta particularmente su estética ni mucho menos su sentido del humor o de la cotidianeidad, pero sí algunos de sus trucos: Eva Amaral canta las inmensas escenas musicales de Eva Llorach (nada que envidiar a las que Olivier Dahan rodó en ‘La Vie En Rose’) recordándonos al juego entre Luz Casal y Miguel Bosé en ‘Tacones lejanos’ (la escena de ‘Procuro olvidarte’ de Manuel Alejandro, y la recuperación de dos temas inesperados de Najwa son muy grandes); desde luego esta cinta vuelve a ser eminentemente femenina, con un reparto en el que destaca también Carme Elias; tiene música de Alberto Iglesias; y sobre todo recurre a algunos de los mejores trucos estructurales de ‘Volver’ o ‘Todo sobre mi madre’ para conectar personajes y diferentes generaciones en busca de justicia poética… o de un dramatismo que realce traumas, sacando a la luz toda nuestra mediocridad. 8.