Pese a que nadie preveía hace meses una posible victoria de Bolsonaro, finalmente obtenía un 55% del respaldo del electorado, abriendo una etapa en el país sudamericano con un gobernante que ha enarbolado un discurso de extrema derecha, abiertamente racista, machista y homófobo, y nostálgico de la dictadura militar en Brasil del 64 al 85. Numerosos artistas, que se habían declarado contrarios a él e incluso habían hecho campaña por el PT, se han mostrado desolados por su victoria.
Entre ellos el eminente Caetano Veloso, caracterizado por su activismo político y que un día antes de las elecciones publicaba una columna en The New York Times asegurando que “si Bolsonaro gana las elecciones, los brasileños pueden esperar una oleada de terror y odio” –él mismo ha reproducido su columna traducida al español, ya con la noticia confirmada–.
También se ha pronunciado en Instagram el grupo CSS (o Cansei de Ser Sexy), que junto a una imagen en negro decían “mucha gente le ha apodado [a Bolsonaro] el “Trump brasileño”. No lo es. Es mucho peor”, antes de recapitular algunos datos de declaraciones y opiniones del nuevo mandatario. Otra que ha reaccionado a este resultado electoral es Pabllo Vittar, popular cantante transgénero drag que, tras ser amenazado por los partidarios del PSL, aseguró que se iría de su país. Quizá desmintiendo ese extremo, ha subido una imagen de un arcoiris con el mensaje “yo resisto”.
Por supuesto, también se han sucedido reacciones a la victoria de Bolsonaro en el plano internacional: Halsey y Lauren Jauregui (ex-Fifth Harmony) han mandado su apoyo a los colectivos LGTBI+ de Brasil. Horas antes de las elecciones, Cher aseguraba airadamente que «Bolsonaro es un cerdo que debería permanecer en prisión el resto de su vida»; un mensaje retuiteado por Alex Anwandter
, chileno pero de orígenes brasileños que más tarde publicaba un poema en portugués de Darcy Riberiro que culmina con la frase «Sólo hay dos opciones en esta vida: resignarse o indignarse». En España, Niño de Elche se ha desmarcado de la mera crítica al nuevo presidente brasileño, afeando a la izquierda la nula autocrítica por la “mala gestión”.