Es evidente que Bernal –un músico de largo recorrido al que le va tocando la recompensa del reconocimiento tras años como esforzado proletario de la música a la sombra de otros (Grupo de Expertos Solynieve, Loquillo) y con poca suerte para su aventura en solitario Jean Paul– bebe también de esas fuentes y que, como todos ellos, sobre todo persigue con ahínco la Gran Canción Pop. Por eso no es raro que esos referentes trasluzcan sobre todo en los giros melódicos de los fabulosos singles ‘Pasar la tarde’ y ‘Yo no tengo nada’, que abren su reciente segundo largo ‘Un gran presentimiento’ de forma impetuosa, y que también subyacen en otros numerazos de pop rock sin etiquetas como ‘El amor’, ’Biografías’ o ‘Que solo lo sepa yo’. La clase turista del álbum, como podríamos denominar a cortes como ‘Arder en leña ajena’ o la bonita declaración de amor duradero que cierra el álbum a fuego lento, no es tan lujosa, pero sí confortable e igualmente cálida.
En todas ellas Dolorosa concentran lo mejor de sí mismos: un gran poder de evocación emocional canalizado con melodías preciosas, arreglos cada vez más atinados y no necesariamente complacientes que miran al gran rock americano de épocas pretéritas –tanto que en ‘Cobertizo y faltriquera’ o ‘Cualquier día de estos’ evocan nítidamente a unos She & Him– y unas letras que, tras su apariencia sencilla, esconden un precioso y cuidado trabajo poético, amén de una manifiesta y sutil carga político-social. Y sí, en eso también podemos trazar un nuevo paralelismo con Amaral.
Pese al aire luminoso de sus melodías, Dolorosa plasman con claridad el desconsuelo propio de aquellos que pocos años atrás mantenían una esperanza de cambio que la realidad del “estado policial que nos gobierna” ha enfriado. Así lo etiquetan de manera manifiesta en una ‘Inglaterra’ que, entre ecos de Laurel Canyon, inflige una dolorosa punzada al recordar a todos los amigos que hemos perdido o de los que nos hemos distanciado cuando hemos o han tenido que abandonar sus familias y lugares de origen en busca de un futuro. Con todo, un rojo clavel lozano destaca entre la amargura que emana de esas flores marchitas en la portada de ‘Un gran presentimiento’: preservemos un halo de esperanza.
Aunque parezca que aún pueden crecer en este apartado, en este segundo largo Dolorosa suenan más convincentes y compactos que nunca antes. Quizá solo quepa echar en falta ese punto de proyección épica que facilita que los autores de ‘Nocturnal’ sean llenapabellones, si bien hay que reconocer que las características vocales de Natalia –cada vez más confiada, entonada y personal, con Bernal dando su contrapunto grave en un plano ya más secundario– no sean las más apropiadas para esos menesteres: digamos que ella es una France Gall siendo Eva una ¿Adele? Pero eso no debería ser óbice para que den una señal de alarma en el radar de ojeadores de los festivales nacionales que busquen refrescar su oferta con nuevos nombres –lo contrario sería raro e injusto–. Porque las numerosísimas canciones, certeras y de altas miras, contenidas de ‘Un gran presentimiento’ son capaces, a todas luces, de congregar muchedumbres coreando sus estribillos.
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Yo no tengo nada’, ‘Pasar la tarde’, ‘El amor’, ‘Inglaterra’, ‘Biografías’
Te gustará si te gustan: Amaral, Lori Meyers, She & Him
Escúchalo: Spotify, Bandcamp