Serán cuatro programas de momento, el primero de los cuales trató anoche sobre su propia salud y la de otras personas de su edad o mayores que ella. La presentadora de ‘Queremos saber’ acude a diferentes tipos de médicos y consultas en busca de su verdadera edad biológica o mejoras para su estado físico, mientras ella misma espeta a los médicos que ‘Scott y Milá’ va sobre «entretenimiento, provocación y ayuda». «La vida sin pedos no tiene sentido para mí», indicó al psiconeuroinmunólogo Xevi Verdaguer, al que mostró sus heces para su análisis completamente entusiasmada y ansiosa por averiguar lo que les pasaba, ante la mirada estupefacta de la audiencia (vídeo oficial bajo estas líneas).
Ese momento en el que Mercedes Milá saca su propia mierda del bolso y la pone sobre la mesa no precisamente dentro de un bote de cristal oscuro, es la parte de provocación que tiene el programa. Uno puede rezar para que sea «caca» -como ellos insistían en llamar- de Scott. ¿Pero qué revolución televisiva sería una mierda de perro seca? La presentadora que revolucionó la televisión asegurando que meaba en la ducha tenía que ofrecernos algo más y por tanto nos obsequiaba con un plano de heces al aire que ríete tú de Divine y John Waters. «Debería ser más alargada», dijo sin vacilar más que un par de segundos Verdaguer, un experto en lo que falta y lo que sobra en nuestros intestinos.
Por lo demás, ‘Scott y Milá’ no aprovechó la ocasión para realizar una investigación periodística sobre medicina alternativa o nuevas formas de medicina, para pasar de lo concreto a lo general. En ese sentido fue más un programa muy amable, personalista y personal, casi egocéntrico, en el que vimos a Milá abrazar a una enferma con demencia, a Milá haciendo taichi o a Milá preguntando a una mujer enferma si todavía puede limpiarse el culo. Es todo sobre ella, en realidad, pero como tantas personas de su edad, lo cierto es que tiene una verdad por difundir sobre lo que nos espera a nuestra jubilación, más allá de los 65 años.
Mercedes, que cumplirá 68 justo cuando acabe este show, se desnuda aquí al hablar de sus problemas mentales y al recibir sus resultados médicos frente a las cámaras como si fuera una concursante más del Gran Hermano, solo para que ahondemos en su personalidad. La cual es fascinante como muestra de ese tipo de persona liberal que siempre ha dicho lo que opinaba al margen de lo que pensaran los demás, y que cerca de los 70 va a cohibirse ahora menos que nunca. Haciendo una analogía con la sitcom sobre la tercera edad ‘Frankie y Grace’, ella quiere ser el personaje hippie interpretado por Lily Tomlin, pero en realidad le sale el pijo interpretado por Jane Fonda. En ambas vertientes resulta delirante.