Y es que, aunque se la reconoce dentro de ese grupo de estetas de origen francés que revolucionaron el cine en los años 60 y 70, fue un referente para los Jean-Luc Godard o François Truffaut. En aquellas décadas Varda estrenó películas cruciales como ‘Cleo de 5 a 7’ (1962), ‘La felicidad’ (1965) o ‘Loin Du Vietnam’ (1967), un alegato antibélico en el que colaboró con Godard, Resnais o Lelouch. El reconocimiento de la crítica especializada le llegaría en 1985, con ‘Sin techo ni ley’.
Lejos de decaer, su producción, cada vez más orientada hacia el cine documental, ha continuado hasta sus últimos años de vida, siendo especialmente celebrada. De hecho, se considera que su gran obra maestra es ‘Los espigadores y la espigadora’, estrenada en 2000 y designada por la crítica como una de las mejores películas de lo que llevamos de siglo XXI, complementada por su segunda parte ‘Dos años después’ (2002). Su penúltima película, ‘Caras y lugares’ (2017), un trabajo conjunto con el artista visual francés JR, obtuvo numerosos premios internacionales y optó al Oscar a Mejor película documental. En el reciente Festival de Berlín se estrenaba ‘Varda por Agnès‘, su último film, analiza su vida y su carrera, sirviendo de testamento vital y fílmico.