En una entrevista con El Mundo, Koenig habla sobre las influencias de Vampire Weekend, que abarcan varios estilos y épocas, y sobre cómo al principio de su carrera la crítica valoraba que el grupo solo mezclaba sonidos “al tuntún”: “Me parece una forma muy poco musical de verlo, porque, si te interesa de verdad la música, sabrás que todo está interconectado”, explica. “Por ejemplo, la tradición guitarrística africana y las armonías europeas. Hay un ADN común palpable». Koenig argumenta que la música está tan interconectada como el lenguaje pese a la distancia que pueda haber entre diversos estilos, y pone como ejemplo ‘Sympathy’, una canción que “va por un montón de lugares, desde el flamenco al ‘house’”, pues “en los 80, en Ibiza, la gente bailaba canciones de los Gipsy Kings, porque son cosas parecidas, ritmos de pista de baile con tempos similares. Así que no nos ponemos a ello por hacer la tontería, sino por buscar lo que es común y diferente al mismo tiempo».
‘Sympathy’ aúna guitarras flamencas y palmas al servicio de un animado ritmo que efectivamente puede recordar a la rumba y por tanto a los mencionados Gypsy Kings, autores de éxitos como ‘Bamboléo’. La canción, que también incluye unos coros fantasmales y otros elementos psicodélicos, solo da tregua cuando el grupo, entre estrofas y estrofas, decide subrayar el lema de la canción despojándole de casi toda la instrumentación: “ahora que tengo tu comprensión, lo que tú eres para mí, para ti soy yo”. ‘Sympathy’ explota al final en una catarsis sonora que parece querer embestir a esos “mosquitos arrogantes” que “derraman su sangre” al final de la canción.
¿De qué “comprensión” habla Koenig? El músico es judío y ‘Sympathy’ alude al judeocristianismo de manera explícita en uno de los versos: “judeocristianismo, no había oído hablar de esas palabras / enemigos durante siglos, hasta que llegó un tercero / en el partido de ping-pong del deseo constante, yo nunca iba a avanzar, porque solo me miraba en el espejo”. El “tercero” ha de ser, como apunta Genius, el islam, y de hecho no es casualidad que el único término que escuchemos en español en esta canción de inspiración flamenca sea el nombre “Diego García”, que no es una persona sino un atolón situado en el Océano Índico que fuera crucial en los ataques militares de Estados Unidos contra Irak y Afganistán. “Solo en el océano” está Diego García según Koenig, “pero en todos los otros sentidos, estaba lleno de amor”. Parece que, de la misma manera que Koenig recalca la conexión entre culturas en ‘Father of the Bride’, el músico también aboga por una “comprensión” más profunda entre estos pueblos históricamente enemistados. Y no lo hace intensamente sino quitando hierro al asunto desde el principio, cuando un hombre declara: “creo que me tocaba a mí mismo demasiado en serio, pero no es tan serio”.