Cine

Cannes 2019: Kechiche escandaliza, Bellochio impresiona y el cine español triunfa en el palmarés

Terminó otra edición de Cannes y, por ello, la presentación de los últimos títulos que competían por la Palma de oro. El italiano Marco Bellochio, veterano en el festival de Cannes, presentaba su singular visión del cine de mafiosos con la muy estimable ‘Il traditore’, un biopic sobre Tomasso Buscetta, quien habló acerca del contrabando de heroína durante los años 80 de la Cosa Nostra (la mafia siciliana). Durante más de dos horas, el italiano inspecciona con meticuloso detalle –a veces demasiado- los entresijos del turbio universo en el que se mueve su protagonista (un gran Pierfrancesco Favino). El nivel de despliegue de medios conseguidos para la película impresiona. Está rodada en Brasil, Italia y Estados Unidos. Y la primera hora es una verdadera proeza, tan dinámica como refrescante. Cuando Bellochio se adentra más en los juicios, decae ligeramente (sobre todo por saturación de información), pero está todo rodado de manera tan potente que tampoco supone un problema serio.

Quien dejó a toda la prensa estupefacta fue Abdellatif Kechiche en su vuelta a Cannes tras ganar la Palma de oro por esa obra maestra llamada ‘La vida de Adèle’. ‘Mektoub, My Love: Intermezzo’ es la segunda parte de un ambicioso proyecto (la primera fue la interesante ‘Mektoub, My Love: Canto Uno’) por el que ha tenido que empeñar aquel galardón para conseguir financiación. Si la primera parte era una absoluta reivindicación de su mirada heterosexual masculina sobre el cuerpo femenino, en esta ya roza lo grotesco. La película dura tres horas y media, de las cuales media hora es una conversación de varios jóvenes en la playa y las tres horas restantes dentro de una discoteca en la que, además, hay veinte minutos de un cunnilingus real en un baño. Y si nos ponemos a contar, prácticamente hora y media son planos de chicas –vestidas con un top escotadísimo y shorts con los que se les ve medio culo– haciendo twerking. Kechiche filma tan bien que incluso consigue que durante la primera hora prestes interés a lo que te está contando. Pero pronto se pierde por culpa de un ejercicio de cine tan radical como ridículo, que no lleva a ninguna parte y cuyo propósito no parece más que el de provocar. Agobia, agota e indigna a partes iguales. Un despropósito con el que su director deja una incógnita: ¿qué rumbo podrá tomar la tercera parte después de esto?

El director palestino Elia Suleiman, quien además del premio FIPRESCI se ha llevado una mención especial del jurado, disecciona la sociedad con su última película ‘It Must Be Heaven’, en la que se interpreta así mismo como si fuese una especie de Jacques Tati. Suleiman observa, mediante situaciones cómicas, cómo funciona el mundo actual. Y aprovecha para hablar del conflicto entre Israel y Palestina de manera divertida y sutil. Una película que demuestra que hay muchos modelos para hacer cine político, y la suya es una mirada encantadora e interesante. La francesa Sibyl, de Justine Triet se adentra en la vida de una psicóloga, que poco a poco está dejando a sus clientes para poder centrarse en escribir su novela. De repente, recibe la llamada de una actriz pidiéndole ayuda urgente, y aunque en un principio no quiere aceptarla, acaba obsesionándose e involucrándose de más con el caso de su paciente. La película va de menos a más, y especialmente se ve reforzada por unas grandes interpretaciones femeninas, tanto de su protagonista Virgine Efira, como de Adèle Exarchopoulos y Sandra Hüller en papeles secundarios. Triet elabora un culebrón muy entretenido, que se aleja en muchas ocasiones de lugares comunes y sorprende por la profundidad psicológica que ofrece de su personaje principal.

La ganadora del Gran Premio del Jurado, ‘Atlantique’, opera prima de la cineasta senegalesa Mati Diop es un acercamiento muy singular al drama de la inmigración. Su principal acierto es no caer en una representación explícita de la miseria, sino centrarse en una trama mucho más personal e íntima. La película comienza con Ada, de 17 años enamorada de Suleiman, y él de ella. Sin embargo, ella se va a casar en diez días. Un día Suleiman, sin avisar se va en una patera a buscar una vida mejor, y Ada comienza un viaje personal en el que se enfrenta al amor y la pérdida de un ser querido. Diop tiene un estilo tremendamente personal y poético, y aunque este trabajo quizá tenga demasiadas ideas como para que todas funcionen, despierta una gran curiosidad por lo que la directora podrá ofrecernos en un futuro.

En Una cierta mirada, la china ‘Summer of Changsha’ decepciona con una película que se mueve entre el género policíaco y la historia de amor. No convence por ninguna de las dos partes, pese a que se aprecian ciertos atisbos de sensibilidad en la narración. La ópera prima de Zu Feng falla principalmente por no saber ordenar bien sus ideas. Abre demasiados frentes y, al querer cerrarlos todos, se alarga innecesariamente. Durante su último acto cualquier mínimo de interés que pudiese haber desaparece por culpa de un anticlimático y prolongadísimo final. Es posible que Feng pueda llegar a hacer algo grande en el futuro, pero este primer trabajo resulta de lo más insatisfactorio. La que resultó ser ganadora a mejor película en esta sección, ‘La vida invisible de Eurídice Gusmâo’ es un melodrama ambientado en los años 50 en Río de Janeiro (basado en la novela de Martha Batalha de mismo título) bellísimamente fotografiado y dirigido, sobre dos hermanas que se distancian por circunstancias ajenas a ellas. Karim Aïnouz retrata con sensibilidad una historia de empoderamiento femenino en un mundo dominado por hombres, utilizando los recursos clásicos del género con enorme elegancia. Lejos de ser una película caduca, supone un bienvenido redescubrimiento de aquellos dramas de antaño que abrazan abiertamente lo sentimental sin caer en efectismos baratos. Todo un acierto por parte del jurado haber decidido dar visibilidad a un filme que, sin duda, tendrá un largo recorrido.

En la Quincena de Realizadores se presentaba ‘Yves’, una película de Benoît Forgeard sobre un joven aspirante a rapero que se muda a casa de su abuela para poder terminar su primer álbum. Allí, un día recibe la visita de So, quien trabaja para la compañía Digital Cool y le convence para probar una nevera con inteligencia artificial llamada Yves. La premisa es muy loca y prometedora, pero el humor que emplea es mucho menos inteligente que su interesante concepto. Acaba siendo más tonta que divertida. Y también excesivamente larga.

Palmarés

Una vez conocidos los premios tanto de Una cierta mirada como de la Sección oficial, podemos decir que ha sido un año glorioso para el cine español. Las tres películas presentadas se han llevado premio. Es cierto que el merecidísimo premio a Antonio Banderas por ‘Dolor y gloria’ sabe a poco, pues nunca el manchego lo había tenido tan fácil para ganar la Palma de oro. Pero ‘Parasite’, de Bong Joon-ho, es una película que funciona como un tiro y que encantará a los fans de los thrillers llenos de giros de guion. Es la primera película coreana en ganar el máximo galardón en Cannes. El resto del palmarés en la sección oficial fue bastante decepcionante, dejando sin premiar a las películas de Quentin Tarantino, Terrence Malick, Diao Yinan y Xavier Dolan. Especialmente llama la atención el premio a mejor dirección a los Dardenne, que se siente bastante innecesario porque no es nada que no hayan hecho antes y es una obra menor en su filmografía. Además, había muchas puestas en escena este año que lo merecían más. Así se repartieron los premios:

Palma de oro: ‘Parasite’, de Bong Joon-ho
Gran Premio del Jurado: ‘Atlantique’, de Mati Diop
Premio del Jurado: (ex aequo) ‘Les misèrables’, de Ladj Ly y ‘Bacurau’ de Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles
Dirección: Jean Pierre y Luc Dardenne por ‘Le Jeune Ahmed’
Actor: Antonio Banderas por ‘Dolor y gloria’
Actriz: Emily Beecham por ‘Little Joe’
Guion: Céline Sciamma por ‘Portrait of a Lady on Fire’
Mención especial del jurado: ‘It Must Be Heaven’, de Elia Suleiman
FIPRESCI: ‘It Must Be Heaven’ de Elia Suleiman
Cámara de oro (mejor opera prima): ‘Nuestras madres’ de César Díaz

En Una cierta Mirada, el jurado estuvo mucho más acertado, premiando a algunas de las mejores películas que se vieron en la sección:

Mejor película: ‘La vida invisible de Eurídice Gusmâo’, de Karim Aïnouz
Gran Premio del Jurado: ‘O que arde’ de Oliver Laxe
Premio especial del Jurado: ‘Liberté’ de Albert Serra
Mención especial del Jurado: ‘Jeanne’ de Bruno Dumont
Mejor director: Kantemir Balagov por ‘Beanpole’
Mejor interpretación: Chiara Mastroiani por ‘Chambre 212’
Premio Coup de Coeur: (ex aequo): ‘La femme de mon frère’ y ‘The Climb’
FIPRESCI: ‘Beanpole’ de Kantemir Balagov

Termina así el festival de Cannes, donde más allá del sabor agridulce que pueden dejar algunos de los premios, ha habido un notable nivel de cine.

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Publicado por
Fernando García