‘Rich, White, Straight, Men’, con esa coma nada casual situada entre «straight» y «men» que en principio no debería estar ahí, pero que Kesha seguramente ha colocado a propósito para recalcar la profundidad del problema del que habla en la canción, y que luego cobra más sentido cuando la cantante emite en la letra la frase «God is a woman», critica desde la sátira algunos de los problemas que afectan actualmente a Estados Unidos o al mundo en general, como la sanidad, el machismo, la homofobia o la brecha salarial, para terminar preguntándose: «¿qué pasaría si los hombres ricos, blancos y heteros no gobernaran el mundo nunca más?»
El sonido totalmente Willy Wonka de la canción puede llevar a pensar que no es más que una broma, pero no es tan habitual que un artista decida abordar asuntos políticos desde una perspectiva tan satírica incluso en lo musical. Con un punto infantiloide y por tanto «creepy» en interpretación, coros y versos («estrellita, estrellita, cómo desearía que el mundo fuera diferente, en el que a quien ames y quien seas, no fuera el puto asunto de nadie»), lo mejor de ‘Rich, White, Straight, Men’ es que, con una producción más siniestra y ASMR de Finneas O’Connell, pasaría totalmente como una canción de Billie Eilish.