La explicación podría estar precisamente en una letra que, tras el aspecto de simplote juego infantil de palmas que ofrece su gancho (que interpreta de entrada la pequeña Blue Ivy, ya una estrella más de la familia Carter), alberga todo un himno de empoderamiento y orgullo racial. «Chica de piel marrón, tu piel como perlas (sic) / Lo mejor del mundo, no te cambiaría por nada» sirve de trampolín a Queen B en el segundo verso para alabar la belleza de Naomi Campbell, Lupita Nyongo y su «hermana» Kelly Rowland, para luego, en el tercer verso, dirigirse de manera general a toda mujer afroamericana, de cualquier fisonomía o morfotipo, y las impulsa a confiar en su propia belleza. Lo que intuimos puede ser un avance de su vídeo oficial, subido a su cuenta de Instagram, abunda por ahí: en aparentes vídeos domésticos, niñas y mujeres de lo más diverso cantan y bailan la canción.
Y lo cierto es que ese potente mensaje realza el innegable encanto de ‘Brown Skin Girl’, que parece ha sido co-escrita no solo por la hija mayor de los Carter sino también por Carlos St. John, un artista neoyorquino de origen guyanés conocido como SAINt JHN, que canta y da palmas con ella en la intro de la canción. Tras esa entrada lo-fi, la producción de P2J (Lily Allen, GoldLink, Mark Ronson) y Beyoncé realza su atractiva melodía con una base rítmica extremadamente sencilla, con un piano apenas esbozado, un bajo rotundo que late debajo y una percusión que parece imitar ese chocar de palmas, sobre las que las voces de Bey y WizKid –el rapero nigeriano, henchido de Autotune, canta el primer verso y dobla la voz en el estribillo–, a las que luego se van sumando coros femeninos. Una canción aparentemente pequeña que, como ocurre a veces, el eco del público hace grande.