Según este artículo, ocho cantantes y una bailarina –de las que únicamente la mezzo-soprano Patricia Wulf ha accedido a la publicación de su nombre– aseguran que Domingo las presionó para que mantuvieran relaciones sexuales con él a cambio de trabajos, en distintos periodos desde los primeros 80 hasta principios de esta década. También se afirma que castigó profesionalmente a las que se negaban a acceder a sus pretensiones, hechos que, si bien no han sido documentados, han sido corroborados por distintos profesionales del sector, que aseguran que la actitud del prestigioso intérprete y director era un secreto a voces en el mundo de la música clásica.
Sorprendentemente, Plácido Domingo ha atendido a la llamada de Associated Press. Y, si bien no ha querido responder el cuestionario de este medio, sí ha manifestado que «es doloroso oír que he podido molestar o hacer sentir incómodo a alguien, da igual cuánto tiempo haga de ello y a pesar de mis mejores intenciones. Creía que todas mis interacciones y relaciones fueron siempre bienvenidas y consentidas. La gente que me conoce o que ha trabajado conmigo sabe que no soy alguien que pueda hacer daño, ofender o avergonzar a alguien de manera intencionada”. “Reconozco que las reglas y valores por los que hoy nos medimos, y debemos medirnos, son muy distintos de cómo eran en el pasado”, ha manifestado también. “He sido bendecido y privilegiado de haber tenido una carrera de más de 50 años, y me ceñiré al más alto estándar”, concluye. Actualmente Domingo sigue en activo y es el director de la Ópera de Los Ángeles.