Música

El pop oscuro y transversal de Billie Eilish arrasa en Barcelona

La gira de presentación de ‘WHEN WE ALL FALL ASLEEP, WHERE DO WE GO?’ ha llegado este lunes a Barcelona y hoy martes recae en Madrid. Es la segunda vez que Billie Eilish actúa en España en un mismo año: en marzo, cuando JENESAISPOP tuvo ocasión de entrevistarla pocos días antes de la salida de su disco, la cantante de Los Ángeles actuó en el Sant Jordi Club con todo agotado desde hacía semanas… ¿Alguien recuerda que el recinto original de aquel show era la Sala Apolo? Y ahí estuvo anoche Eilish seis meses después, actuando nada menos que en el Palau Sant Jordi. Y si algo quedó claro es que la música de Eilish llega tanto a las adolescentes que se visten como ella como a sus padres, pasando por la juventud que no es de la generación Z sino de la anterior sea cual sea.

Eilish lleva ya muchos meses tocando y le ha pasado factura, pues la cantante llega a Barcelona con ambos tobillos lesionados. Esto significa que no puede dar todo lo mejor de sí en sus propias palabras, por lo que pide al público que le envíe toda la energía posible. Sin embargo, la falta de energía o de entrega por su parte nunca es un problema en un concierto en el que Eilish demuestra ser una «frontwoman” más que solvente desde el inicio del show con ‘bad guy’, que genera un griterío estruendoso al empezar: es casi imposible escuchar la voz de Eilish durante toda la canción ante tal huracán de gritos. La cantante, que cumple 18 años en diciembre, evidentemente no es una diva clásica, por lo que cuando interactúa con el público siempre lo hace con una mueca con la que parece querer decirnos: “esto es absurdo”. Sin embargo, en otras ocasiones su sonrisa de ilusión e incredulidad son capaces de generar tantos aplausos como el mayor de sus éxitos. Y en otras parece pasárselo de miedo, como cuando pide que el público haga pogos en ‘you should see me in a crown’.

Enfocado en el elemento tétrico y oscuro de su debut, las pantallas del show de Eilish proyectan imágenes animadas entre Tim Burton y ‘Los mundos de Coraline’ o simplemente de insectos, arácnidos o incluso un tiburón negro. La puesta en escena es modesta: un escenario cuadrado dispuesto en forma de rombo, una pasarela… y el único atrezzo, una mini-cama como la de la portada del álbum, colgada en el aire y que Eilish utiliza hacia el final para cantar un par de canciones, una de ellas ‘i love you’, acompañada de su hermano y productor Finneas, uno de solo dos músicos presentes en el escenario sin contar a la propia Billie. La música de Eilish es tan visual que merecería una puesta en escena más trabajada, pero la cantante no tiene problema alguno en depender únicamente de sus canciones para hacer un concierto entretenido incluso a pesar de la presencia notable de baladas en su repertorio. ‘xanny’ es de hecho y, para mi sorpresa, una de las más coreadas, incluso de manera totalmente flipada por unas fans que tengo justo detrás; mientras ‘when the party’s over’, para la que Eilish pide al público que se olvide de sus móviles y viva el momento, deja a todo el público embobado con sus hipnóticas armonías.

El show de Eilish depende sobre todo de los ritmos electrónicos de Finneas, aunque estos conviven en ocasiones con baterías en directo, como sucede en ‘wish you were gay’, cuyos ritmos programados (esas crujientes palmas dobladas) suenan ahogados al principio, quizás a propósito para realzar después la fuerza de las baterías. Esto significa que escuchar las canciones del debut de Eilish en vivo nunca es una experiencia tan fascinante como escucharlas en disco: las descargas eléctricas de ‘you should see me in a crown’ y las distorsiones de ultratumba de ‘xanny’ seguramente volaron las pestañas a más de un asistente en la pista, pero desde la grada la escucha se quedaba un poco a medio gas. Sin embargo, otras canciones de Eilish se crecieron en vivo, como fue el caso de ‘WHEN I WAS OLDER’ y su suculento vocoder, que llenó todo el Palau. La artista la interpretó tirada en el suelo, y después sentada en un altavoz muy cerca de sus fans, confirmando que es su canción más infravalorada.

Arrojaron algo de luz al show de Eilish las canciones de ‘dont smile at me‘, de las que brillaron especialmente las guitarras acústicas de ‘bellyache’ (una pena que Eilish no saliera al escenario con el carrito del vídeo) y ‘Ocean Eyes’. Son tantas las buenas canciones que Eilish ha publicado ya que, llegado el final de concierto, servidor había olvidado por completo la existencia de ‘bury a friend’… y eso que este dio lugar a probablemente la mejor actuación de la noche: Eilish la cantó subida a la cama y de pie, sujetada con un arnés mientras la cama se alejaba más del suelo e incluso se inclinaba de manera imposible hacia el público. Con Eilish aún de pie y mirando de manera desafiante, la artista parecía efectivamente una reencarnación de la niña de ‘El exorcista’. La actuación fue propia de unos VMAs, por lo que no se entiende que Eilish decidiera, en lugar de terminar con ella a lo grande, volver al escenario para interpretar ‘bad guy’ por segunda vez. Un regalo para los fans y sobre todo para el público generalista, claro…. pero no lo necesitaba para nada.

Los comentarios de Disqus están cargando....
Share
Publicado por
Jordi Bardají