Tras escenificar la pérdida de un vuelo por parte de Corden, llamando a Kanye para que le eche una mano, el también actor y cantante se sube a lo que parece un vuelo regular con destino a Los Ángeles. Así que no, esa mujer cuyo equipaje es maltratado por Corden al más puro estilo Mr. Bean no es solo una pasajera más del vuelo, sino parte del coro que viaja con West para los Sunday Service. Esto se revela cuando todo el pasaje comienza a cantar a capella temas de este espectáculo del artista de Chicago –incluyendo el lejano ‘Jesus Walks’, de ‘The College Dropout’ (2004)–, dejando al presentador en un palpable shock (no porque lo ignorara, sino por la potencia del momento). «Viajo en el iPod más caro del mundo», lanza James con bastante tino.
Entre gospel y gospel, Corden interroga en Carpool Airpool Karaoke a West sobre cuestiones bastante interesantes, por ejemplo cómo entiende que la crisis mental que sufrió en medio de la gira de ‘The Life of Pablo’ fue «parte del plan que Dios tiene para él», puesto que así mucha gente supo que incluso a alguien con su fortuna e influencia puede caer. Y también que Dios, dice, le ha ayudado a levantarse. Resulta igualmente curioso cómo narra el preciso momento en el que supo que el verso «She got a light-skinned friend look like Michael Jackson» –del tema ‘SlowJamz‘, incluido en su debut– cambiaría su vida para siempre y que, desde ese momento, no volvería a tener una vida normal. También habla de sus cinco años de matrimonio con Kim Kardashian como «años de perro» –»un año es como si fueran cien» dice entre risas–, pero en el buen sentido, por intensos –»Estar casado con ella es más que guay, es celestial», dice después–. De hecho, está tan feliz con su familia, leyendo la Biblia cada día antes de dormir y tal, que planean no conformarse con cuatro y tener siete (!) hijos.