Música

Beck / Hyperspace

Después de haber publicado el festivo y popero ‘Colors’ como antítesis a la melancolía del maravilloso ‘Morning Phase’, la anunciada alianza con Pharrell Williams –planeada hace tiempo y en principio destinada a ser apenas un single o EP– parecía apuntar, sobre el papel, a una nueva dosis de hedonismo por parte de Beck. Incluso el propio Hansen lo creía así cuando se metió en el estudio con el célebre productor. Sin embargo, el resultado materializado en ‘Hyperspace’ está muy lejos de esa previsión y, sorprendentemente, más cerca del Beck taciturno que del celebratorio. Aquel primer adelanto, ‘Saw Lightining’, engañaba: no solo es, de largo, el corte más uptempo (y casi el único) del álbum, sino que además su espíritu neo-blues a lo ‘Mellow Gold’, más que venir “del futuro”, se zambulle en el presente.

Y es que esa “hiperconectividad” a la que alude el título del álbum, esa conexión permanente al mundo exterior desde las pantallas de nuestros dispositivos portátiles o de sobremesa ya es una realidad. Para Beck no es mala per se, e incluso se percibe cierta celebración de ella en algunos de sus textos. Pero sí asume que el ansia de tener y saber más se torna voraz, insaciable, y marca nuestra manera de ver el mundo y relacionarnos. “Más rápido, más lejos, más largo, más duro / Sólo quiero más y más / belleza, luz y enamoramiento / Sólo quiero sentir más y más / Contigo” son los versos que abren el disco –en la intro ‘Hyperlife’, luego ampliados en ‘Hyperspace’, la canción–, marcando una pauta lírica que recorre el álbum: solos ante el azul de la luz de nuestros móviles, fantaseamos con conectar emocionalmente con alguien, aunque sea de manera fugaz e inevitablemente dolorosa.

Volviendo a la música, tal y como cabía esperar, la presencia de Pharrell propicia la inmersión de Beck en la música negra contemporánea, desatando una vez más la avidez de Hansen por retarse a sí mismo y a sus oyentes. El autor de discos tan distintos como ‘Midnite Vultures’ (que mañana cumple 20 años, por cierto) y ‘Sea Change’ se empapa gracias a Williams de hip hop, neo-soul y R&B contemporáneos, implicando en ese camino a otros colaboradores insignes como Greg Kurstin, Cole M.G.N. o Paul Epworth. Todos participan aquí poniéndose al servicio del singular sonido de ‘Hyperspace’ y las pretensiones de Hansen.

Unas pretensiones que ni mucho menos conducen a una fiesta, como indicaba. Más bien es como si, de camino a una, algo se torciese y acabara poniéndonos tristes, con el contrapunto amargo que emerge en las ya mentadas letras. Un buen ejemplo es una ‘See Through’ que, de la mano de Kurstin, se adentra con acierto en el R&B bailable y las voces autotuneadas… para debatirse entre el ansia de amar y el pánico a no ser lo que el otro espera (“Ahora te necesito y tú a mí / Me mueve ese sentimiento” VS “Me siento tan feo cuando ves a través de mí”). O ‘Die Waiting’ que, con discretos coros de Sky Ferreira, suena como si a New Order les hubiera dado en algún momento por el funk, mientras que su letra habla del constante anhelo por un gran amor… que podría no llegar nunca. O el single ‘Uneventful Days

’, un grower que acompaña a Bek Campbell en un plasma de indietrónica y hip hop –¿soy yo o pide a gritos una remezcla orientada a clubs?– en tanto deambula, móvil en mano, por días y noches en “los que no pasa nada”, “esperando encontrar algo de luz en la oscuridad”.

Pero por encima de las canciones –que en general son correctas, pero solo deslumbran puntualmente; ya tiene narices que una de las mejores que ha publicado este año no esté aquí– el gran triunfo de ‘Hyperspace’ está en el hallazgo de una particular tesitura sonora, diría que inédita, que se sitúa a medio camino del presente más contumaz y la psicodelia y el folk que alimentó su renacer creativo y comercial en el año 2014. El mejor equilibrio de ambos mundos se alcanza, quizá no casualmente, en la propia ‘Hyperspace’, que suena como si Tame Impala se adentraran en el hip hop –en este caso de la mano del interesante y aún desconocido Terrell Hines, que alterna en fraseos rap con el propio Beck–.

Curiosamente las canciones más deslumbrantes y decisivas del disco emergen en su núcleo central, donde más territorio ocupan el lado folkie y evocador. Por eso brilla ‘Chemical’, una fantasía psico-space-pop en la que guitarras acústicas, eléctricas lennonescas y sintetizadores mullidos se combinan con cajas de ritmo que parecen sacadas de ‘7 rings’, para retratar el enganche al pedo de amor derivado de horas ante una app para ligar. También destaca ‘Dark Places’, en la que predominan sonidos 70s aderezados con synth-pop mientras Hansen explica cómo la inestabilidad emocional nos lleva a “transitar los lugares oscuros del alma”. Algo que, de forma estremecedora, puede hacernos empatizar con aquellos que deciden escapar de todo “con una aguja y una cuchara”: inspirada por la muerte por sobredosis de heroína de uno de sus mejores amigos, ‘Stratosphere’ se eleva como una preciosa gema extática con coros de Chris Martin (¿sospecharían cuando la grababan que este trabajo vería la luz el mismo día que ‘Everyday Life’ de Coldplay?). No habría desentonado en el disco que le llevó, sorpresivamente, a alzarse con el Grammy a Álbum del Año más de cuatro años atrás.

Por contra, en ocasiones sucede que esa veta sonora descubierta por Beck junto a Pharrell no consigue despertar emoción, pese a sus evidentes esfuerzos: es el caso, ya al final, de la inane ‘Star’ y una ‘Everlasting Nothing’ en la que la mezcla de tradición –su coro gospel resulta demasiado canónico, cuando no forzado– y sonidos sintéticos no cuaja. Y eso que presume de tener una de las mejores melodías de este trabajo, pero parece neutralizada por un punto de frialdad. Es algo que subyace en otros momentos de ‘Hyperspace’ y que le hace perder algún entero. Lo cual no evita que sea un buen aunque irregular álbum que, a medio camino de ‘Colors’ y ‘Morning Phase’, cierra la trilogía con la que Beck ha vuelto a ser un personaje crucial en la música pop de esta década.

Calificación: 6,9/10
Lo mejor: ‘Stratosphere’, ‘Hyperspace’, ‘Chemical’, ‘See Through’, ‘Uneventful Days’, ‘Dark Places’
Te gustará si: esperabas un álbum de Beck más próximo a ‘Morning Phase’ que a ‘Colors’, aunque incluso así puede decepcionarte.
Escúchalo: Spotify

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Publicado por
Raúl Guillén
Tags: beck