Música

Camellos / Calle para siempre

«Cuñados, suegros, condenados a entenderse / Asesinato en el lago de los chismes / Y musculitos, y cerebrito / y pesadilla en un pueblo town». Así comienza ‘Tarde de cine’, por escoger un tema al azar en el segundo álbum de Camellos, ‘Calle para siempre’. Y es apenas una mínima muestra del estrafalario sinsentido que aparecía ya en su debut, ‘Embajadores’, y que de nuevo brilla en las canciones de su recién estrenado disco. Entre el surrealismo de Manos de Topo, unos Chico y Chica heterazos y el humor absurdo y popular de Pepe Begines en No Me Pises Que Llevo Chanclas. En ese extraño Limbo (Starr, como su sello) se sitúa sobre todo en el plano lírico este cuarteto formado en torno a la popular –amén de oficioso intercambiador de kundas en el centro de Madrid– glorieta de Embajadores.

Esos textos, que huyen como si viniera Hacienda del recato y la impostura, nutriéndose del habla de la calle (su portada, a lo ‘Perros callejeros’, parece una metáfora de su trapicheo con el lenguaje popular) de mayores y chavales son una de las mejores bazas de Frankie Ríos, Tommy Dewolfe, Fernando Naval y Jorge Bertrán. No sólo porque se recrean en una suerte de «chascarrillo rock» que deja ripios para el recuerdo, sino también porque, con mucha retranca, filtran en ellos temas como la explotación laboral (‘Tentaciones’, ‘Para ya’), la tontería foodie (‘Sabor a cobre’), la tontería de extender el uso de palabras como foodie (‘Healthy’) o la nostalgia más bochornosa y recalcitrante (‘Vaya a la cárcel’), capaces de llegar a cualquiera.

En general esas letras hacen que permanezcamos alerta tratando de desentrañar qué puede haber detrás de frases como «no, ahora en serio, mi dignidad, al cementerio». Esa perplejidad constante, cuando además va combinada con riffs enérgicos, bases rítmicas a cholón y melodías tan dislocadas como irresistibles, es demoledora, como demuestra holgadamente la primera mitad de ‘Calle para siempre’. Tras el misterio de ‘Llamar’, los singles ‘Mazo‘ –un hilarante chorro de ácido al orgullo de los madrileños para con lo suyo y sus topicazos–, ‘Arroz con cosas‘ –un flirteo torpe que deja para la historia el lema «vamos a dejar tu piso como el edificio Windsor»– y ‘Pesadilla en el hotel‘ –que, entre aires surferos, nos sitúa en la mente de un guiri adolescente en Magaluf– suponen un arranque fulgurante. Con los aires post-punk y new wave de ‘Healthy’ y ‘Tentaciones’, se marcan una cara A realmente de mucho mérito.

El pequeño problema de depender tanto de esa combinación texto-música, es que cuando el ingenio mengua, el brillo decrece. Sucede especialmente en la cara B, donde pese a todo destacan ‘Mudanza’ gracias a su irresistible gancho, para corear a voz en grito, y ‘Para ya’, cuyas elegantes guitarras y coros dan mayor muestra de evolución sonora. Y es que Camellos, van a lo suyo. Resulta fácil arrimarles al ámbito garage-punk madrileño pero, aunque en ellos hay algunos de esos rasgos, yo les veo (también en el punto normcore de su estética) más cosas en común con Los Enemigos, otros que no se casaron nunca con ninguna escena. Como mucho, en su eclecticismo podemos encontrar conexiones con grupos como Surfer Blood y hasta los Vampire Weekend más afilados. Y, en la querencia feísta y sus constantes mutaciones rítmicas, guiños a unos históricos del underground madrileño como Patrullero Mancuso.

Algunos de esos avances musicales llegan gracias a una producción que juega con las capas y las texturas, destacables sobre todo en las percusiones. Curiosamente, la persistencia de unos filtros sonoros tirando a feos que especialmente afectan a las voces, no les sientan tan bien. Sobre todo, porque su música llama a lo epidérmico y tribal, a lo natural, como bien demuestran unos directos que son su mejor baza y que les han procurado su creciente fama. Directos que, de seguir en esta línea de acumulación de buenas canciones por álbum, en un par de álbumes se aventuran como fiestas de incansable pogo. A ver si Carolina Durante pueden decir lo mismo después de otro disco. Por cierto, que las primeras presentaciones de ‘Calle para siempre’ con el disco en la rue son inminentes: será el viernes 13 de diciembre en Independance Club de Madrid, el viernes 20 en la sala Sidecar de Barcelona (junto a Diamante Negro), y el 21 en La Lata de Bombillas de Zaragoza (junto a Will Spector y Los Fatus).

Calificación: 7,1/10

Lo mejor: ‘Mazo’, ‘Arroz con cosas’, ‘Pesadilla en el hotel’, ‘Tentaciones’, ‘Mudanza’, ‘Healthy’
Te gustará si te gustan: Los Enemigos, Surfer Blood, Patrullero Mancuso y Carolina Durante.
Escúchalo: Spotify

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Publicado por
Raúl Guillén
Tags: camellos