Música

Burial / Tunes 2011-2019

Ahora que uno de los entretenimientos favoritos de parte del público es escuchar música que produce una sensación de falsa nostalgia, o que suena como si procediera del hilo musical de un centro comercial abandonado o del interior de un club de striptease visto desde fuera, es difícil no pensar que Burial ha sido un pionero dentro de su estilo. En sus dos álbumes de estudio y decenas de singles publicados posteriormente, el británico William Bevan ha convertido los ritmos de la música de baile británica (UK garage, 2 step, dubstep) en un residuo inservible para cualquier pista de baile, pero ideal para escuchar de noche, una vez la fiesta ha terminado, o en la soledad de tu propio cuarto.

El universo urbano, intoxicado, oscuro y lluvioso de Burial ha sido especialmente influyente en la última década, y aunque el productor no lo ha seguido explorando en álbumes largos como ‘Untrue‘, sí lo ha hecho después en una serie de ambiciosos singles que, en algunos casos, han superado los 13 minutos de duración. En muchos de estos temas publicados entre 2011 y 2019, que el sello Hyperdub recopila ahora en un disco doble que no incluye las bailables ‘Temple Sleeper‘ y ‘Rodent‘ por alguna razón, Burial ha abierto su sonido a otras influencias y también ha expandido su minutaje, convirtiendo lo que antes eran canciones de 3, 4 o 5 minutos en espectaculares panorámicas de su particular y distópica visión de la música de baile, que lo han consagrado no solo como uno de los productores más importantes de lo que llevamos de siglo XXI, sino también un gran narrador de historias contadas a través de la música.

‘Tunes 2011-2019’ arranca perjudicado por una secuencia centrada en las producciones ambient que Burial ha entregado en los últimos años, y a la que desde luego tampoco favorece ser tan larguísima (¿por qué no se ha separado en streaming la secuencia en dos CDs como en su edición física?). La negritud absoluta de ‘State Forest’ o los sonidos de espadas, cadenas y el siseo del vinilo (la marca del británico por excelencia) de ‘Beachfires’ producen atmósferas muy intrigantes y evocadoras (con sus sonidos acuáticos, pasos y voces, ‘Subtemple’ evoca la actividad dentro de unas cloacas llegado el fin del mundo) pero efímeras en última instancia. Por un lado, ‘Young Death‘ emociona gracias a su preciosa melodía y reconfortantes samples vocales que rezan «te prometo que estaré a tu lado», pero por el otro ‘Hiders’, movida por una solemne melodía de piano que podría ser de Coldplay (en serio), realmente nunca llega a ninguna parte.

A partir de ‘Come Down to Us’, el recopilatorio es una sobrada tras otra de estilo. Esta canción de 13 minutos ya era una de las mejores del repertorio de Burial por la inteligencia con la que integraba un ritmo que se arrastra plúmbeo con la balada «cheesy» de los 80 y el discurso pro-LGBT. Cambiando el tempo y añadiendo efectos varios, Bevan construía una pequeña obra maestra de la narrativa musical, aunque si con alguna de esas composiciones largas se superaba el músico era con ‘Rival Dealer‘. En 11 minutos, Burial pasaba por su filtro un ritmo big beat para hacerlo sonar como la cosa más amenazante y desamparada del mundo, y con el uso de samples como el de ‘More than Anyone’ de Gavin DeGraw, y de interrupciones y de sonidos que iban del piano al new age, creaba una composición llena de episodios inesperados, a cada cual más interesante y conmovedor.

Incluso dentro de los parámetros en los que siempre ha operado, raramente Burial peca de redundante en estas dos horas de música. Cuando crees que ha alcanzado su cumbre creativa con la épica ‘Kindred’ (probablemente la canción de Bevan que más se ajusta a esta descripción, en sonido y envergadura), te sorprende con una ‘Loner’ de ritmo urgente y ravero irónicamente a pesar de su título. Si Burial quiso ser alguna vez compositor de bandas sonoras para videojuegos, ‘Rough Sleeper’ satisface ese deseo en 14 minutos fascinantes que incluyen la melodía de un órgano, el sonido de unas uñas percutiendo en un vaso de cristal y las texturas de vinilo y humeantes esperadas, para concluir con un outro que suena realmente como el final de un videojuego tras la catástrofe. Es entonces cuando el ritmo se levanta a duras penas, apesadumbrado, sonando al fin de los tiempos. A nadie debería extrañar por tanto que Terrence Malick utilizara la densa ‘Ashtray Wasp’ en una de sus películas, pero si todo esto te parece un muermo y lo que quieres es un hit, ahí está el homenaje de Burial al eurodance de ‘Claustro’, editada este mismo año. Definitivamente, esta ha sido la década en que Burial ha sonado a cosas que jamás habríamos esperado, pero con dos discos en el mercado, quizá siempre fue demasiado pronto para encasillarle. ¿Qué deparará el futuro?

Clasificación: 8,2/10
Lo mejor: ‘Rival Dealer’, ‘Kindred’, ‘Claustro’, ‘Come Down to Us’, ‘Rough Sleeper’
Te gustará si: eres fan de Burial y querías estas canciones más allá de haberlas recopilado en una playlist.
Escúchalo: Spotify

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: burial