Peart no solo está considerado como uno de los mejores y más influyentes baterías de rock de todos los tiempos, sino que además, y de manera bastante atípica, fue letrista de la mayor parte de las canciones de Rush. Así fue desde su segundo álbum, el icónico ‘Flight by Night’ de 1975 –Peart sustituía un año antes a John Rutney, baterista en el debut homónimo de los canadienses–, hasta el último gran tour del grupo de rock progresivo, en 2016. De hecho, en su vida publicó numerosos libros de ficción (incluido ‘Clockwork Angels’, que inspiró el último disco de estudio de Rush, en 2012) y sobre todo de no-ficción, volúmenes en los que narraba sus viajes por carretera tanto con el grupo como en motocicleta.
Peart está considerado un modelo de técnica y precisión para muchos baterías de rock, y su descomunal set de platos, aéreos y percusiones varias es una imagen absolutamente impresionante. Por tanto, no es de extrañar que, además de personalidades como el actor Adam Sandler y músicos coetáneos como Geezer Butler de Black Sabbath, Paul Stanley de Kiss o Judas Priest, algunos de los bateristas más reconocidos de la actualidad le hayan rendido tributo. Lo ha hecho Lars Ulrich, reconocido batería de Metallica, que le ha agradecido su «inspiración y sus consejos durante el camino, especialmente en los primeros días en que te tomaste la molestia de hablar con un joven y verde batería danés sobre grabación, equipamiento y las posibilidades que había por delante».
Y, aun más emotivamente, Dave Grohl, batería más recordado de Nirvana y luego líder de Foo Fighters. Grohl fue el artista que en 2013 presentó a Rush cuando fueron inscritos en el Rock and Roll Hall of Fame, y ha publicado una bonita nota: “Una inspiración para millones con un inconfundible sonido que instigó a generaciones de músicos (como yo mismo) a coger dos baquetas y perseguir un sueño. Un amable, reflexivo y brillante hombre que dominó nuestras radios y reproductores de discos no solo con su batería, sino también con sus bellas palabras». Su compañero a la baquetas en Foo Fighters, Taylor Hawkins, lo resumía de una manera más contundente: «Neil Peart tenía las manos de Dios. Fin de la historia».