El enfrentamiento del artista con sus enemigos, con sus «oponentes», nutre por supuesto el corte titular de ‘Big Conspiracy’ pero también el single ‘Must Be’, su himno más definitivo, y un hit en las islas británicas muy merecidamente. El artista londinense de ascendencia gambiana nos habla sobre su paso por prisión («tío, eres culpable, eres culpable por asociación»), pero lo hace sin la agresividad habitual del hip hop. Al contrario, estamos ante un tema increíblemente melódico, aderezado por un saxo y también con unas cuerdas estratégicamente situadas en las estrofas, que aportan a su rap cortante de monosílabos un tono meditativo, apto ciertamente para quienes añoren el sonido trip-hop y el rap de corte más jazzy. Kendrick Lamar puede venir a la mente pero también la primera Amy Winehouse, la de ‘Frank’.
En verdad, ‘Big Conspiracy’ es un gran compendio de influencias muy bien asumidas, exquisitas en la co-producción de Jae5, IO y TSB, todos ellos ya presentes en su debut, pero aquí hilando muchísimo más fino en un disco que resulta de lo más elegante y, en ocasiones, sensual. Y es que entre temas más politizados, sobre la criminalización racial de la policía y la historia, como es el caso de ‘Helicopter’ («Esclavizaron a mis antepasados sin remordimientos / Traigo conocimiento a Europa, como hicieron los moros»); aparecen temas más sexuales, como uno que ha decidido llamar «Pepino». Y no precisamente por la serie
.Estos últimos resultan un tanto nocivos, con frases como «si consigo que mojes es que soy tu dueño», «puedo hacer que te enamores de todo lo que hago» o «toda tía quiere un chico malo y un soldado» (todas ellas en ‘Cucumber’), pero al menos hay un reconocimiento a artistas femeninas en ‘Fight for Your Right’. Dejan dudas sus palabras de «homenaje» a Nicki Minaj, Cardi B y Rihanna, sentenciando «yo soy el padre, el que da las órdenes», pero sí tiene gracia que haya construido su estribillo recordando ‘Survivor’ de Destiny’s Child con un puntito mínimo de ambición filosófica. «¿Cómo vas a dominar el mundo si ni siquiera puedes con tu propia vida? Soy Destiny’s Child, cada día sobrevivo», repite una y otra vez.
Pese a los exabruptos de algunas letras, la música mantiene la calma y jamás es estridente, ofreciendo una naturalísima mezcla de rap, R&B, afrobeat (‘Love Peace and Prosperity’) y música jamaicana. A esto último contribuye sobre todo la presencia de la artista de dancehall Koffee, cuyo «flow» en ‘Repeat’ no puede resultar más llamativo, una pista antes de que ‘Fortune Teller’ rime «solo quiero escuchar ragga» con «soy un Rolling Stone como Mick Jagger». Eso es ‘Big Conspiracy’ en gran medida, una rima improbable en la que lo mismo caben el nigeriano Burna Boy que la británica Ella Mai, un gran riff de guitarra que una trompeta. Muchas canciones recurren al viejo truco de comenzar con el estribillo para contribuir al fluir del álbum, y ha funcionado. Cuando llega la pista final con el ilustrativo título ‘Deeper than Rap’, parece mentira que hayan sonado hasta 14 canciones. En esta última pista J Hus se pregunta «cómo puede un hombre juzgarme, como si él nunca hubiera pecado» en una conversación «consigo mismo y también con Dios» con la que parece expiar pecados.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Must Be’, ‘No Denying’, ‘Big Conspiracy’, ‘Triumph’, ‘Play Play’
Te gustará si te gusta: Kendrick Lamar, Dave, el primero de Amy Winehouse, Massive Attack
Escúchalo: el enorme single, en Youtube.