Esta semana estamos poniendo especial atención a ‘Lo que te falta‘, el tercer trabajo firmado en solitario por Soleá Morente. Publicado justo un día antes de que se decretara el estado de alarma en España por el coronavirus, en buena medida sus ventas físicas y su difusión –los conciertos previstos en Madrid y Barcelona en los próximos días se han pospuesto hasta otoño– se han visto mermadas por estas circunstancias trágicas. Pero, a la vez, es un trabajo cuyo espíritu festivo y luminoso (o al menos en su gran mayoría) está resultando ser un salvavidas en momentos tan dramáticos. Un disco de rumba y pop que pretendía ser una aproximación al indie rock y ha terminado sonando más a Bambino, Lola Flores y María Jiménez. Enclaustrada en su casa familiar en el Sacromonte, charlamos con la mediana de los hermanos Morente sobre este nuevo disco, su gestación, sus influencias o el paso adelante que ha dado como intérprete y compositora. También sobre su estado de ánimo en estas circunstancias y sus nuevos planes de futuro. [Foto: Mario Sierra.]
¿Cómo llevas el confinamiento por el coronavirus?
Al principio me quejaba un montón, me daba como rabia. Pero luego vas tomando conciencia y dices «¡pero si estar sano y que no esté nadie malo en la familia es ya un privilegio!» Así que acostumbrándonos, intentando no abandonar del todo las rutinas y tal.
Además estás en tu casa familiar en el Sacromonte, por lo que he visto en las redes sociales. Estás bien acompañada.
Estoy en Granada, en el Sacromonte, con mi madre, mi hermano, mi abuela… Y estoy acompañada. Esperemos que pase pronto esta pesadilla y que deje de morir gente.
Estás siendo días duros, también en la música, porque se han juntado con dos pérdidas relativamente cercanas como las de Berrio y Aute. Tú misma te has declarado siempre admiradora del último al menos, habías llegado a hacer una versión en un disco-tributo suyo, ¿verdad?
Es verdad. Dos versiones, en realidad. Hice ‘Aleluya Nº7‘ en un disco que hizo Sony en homenaje a él. Y luego hice con Pitingo y mi hermano Kiki ‘De alguna manera‘, que es preciosa también. Y luego lo de Rafa Berrio también, que… ¡Qué rabia, de verdad!
¿Y en qué estás empleando estos días? ¿Leer, escuchar música, escribir…?
Sí… Bueno, cuando te puedes concentrar, porque es supercomplicado. Yo está semana estoy empezando a salir del estado de shock un poco, y he empezado a currar, a responder llamadas y mails, por los conciertos que se han pospuesto… ¡Porque además salió el disco justo un día antes del estado de alarma! Ha sido como… (Ríe tímidamente) Pero en los ratos que puedo voy leyendo. Tengo tres o cuatro lecturas en marcha y que no tienen que ver unas con las otras. Y escuchando mucha música, porque por la noche no puedo dormir… ¡Como en mi single! Mi madre me dice «pues tómate el Lexatin, como dices en la canción». Escucho mogollón, de todo. He hecho dos playlists que publicaré, que he ido haciendo en Spotify, yendo de un artista a otro. Me está ayudando bastante, la verdad.
¿Y qué es lo último que te ha llamado la atención?
Pues va a sonar supertópico, pero anoche mismo estaba escuchando una playlist de Sonic Youth y tenían varias canciones de The Jesus and Mary Chain. Que los había escuchado un montón, pero llevaba tiempo sin hacerlo y anoche estuve toda la noche con ellos. Y se me han ocurrido de ahí varias ideas de canciones. Una en concreto que habla del mes de abril…
¿’April Skies’?
¡Sí! Y eso, anoche me las puse repetidamente y, al reencontrarme con ellas, me inspiraron mogollón. Fueron mis amigos en el insomnio.
Al menos que saquemos algo productivo de esto, ¿no?
¡Ya está! ¡Claro que sí! (Risas)
Supongo que ha sido un palo todo esto, aparte del tema humano, en el tema laboral. Porque como dices el disco se publicó justo al decretarse el estado de alarma, con lo que entiendo que habrá hecho daño en las ventas físicas, y además has tenido que posponer las presentaciones en directo, ¿no? ¿Estás replanteándote cómo enfocarlo?
Sí. Teníamos idea de empezar a presentar el disco en Madrid la semana que viene (Nde: , a tope con los ensayos y con una ilusión tremenda. Y ha sido un shock, como decía, y estoy empezando a aceptarlo y ponerme las pilas, buscando la parte positiva. Lo que pasa es que ahora tengo un montón tiempo hasta que llegue la presentación del disco, y se me van ocurriendo muchas ideas para los directos, ¡y ahora sí que me estoy liando! (Risas) Voy a cambiar mogollón de cosas que tenía previstas. La parte positiva es que tengo mucho tiempo para prepararlo. (Risas) Igual para octubre tengo otro disco ya ahí… Ha sido un palo grande, porque ahora se ha ido a octubre la presentación de Madrid y a diciembre la de Barcelona. Pero sacaremos partido a este tiempo de stand-by, estoy aprovechando para montar coreografías, de bases que voy a disparar…
«Llamé a David Rodríguez porque quería llevarme estas canciones a un terreno superindie radical, ruidoso, rollo Triángulo de Amor Bizarro o Los Punsetes»
Y yendo ya a ‘Lo que te falta’, ¿cómo nace este disco? Porque la impresión desde fuera es que ha sido muy inmediato, tras ‘Ole Lorelei’.
Yo empecé a trabajar en este disco casi terminando ‘Ole Lorelei‘. Recuerdo que tenía ya dos canciones de Ana (Fernández-Villaverde, La Bien Querida), ‘Olvidarme de ti’ y ‘Cosas buenas’. Yo soy superfan de Ana, y hace tiempo le dije «si tienes algún descarte, o alguna canción para mí…» También tenía alguna canción que me había dado David (Rodríguez, La Estrella de David), pero no sabía muy bien qué iba a hacer con ellas, porque ya salió ‘Ole Lorelei’, empezó la gira y me metí de lleno en eso. Pero a la vez empecé a componer, y me salió ‘No puedo dormir’ en plena gira. Y llamé a David, porque tenía claro que quería hacer un disco con él, quería llevarme estas canciones a un terreno superindie radical, ruidoso, rollo La Estrella de David, Triángulo de Amor Bizarro o Los Punsetes. Algo que me sacara del flamenco, un rollo superindie… ¡Y fíjate dónde hemos terminado! (Risas)
¿Pero y eso?
Al principio me dijo «vale, montamos las canciones con una banda». Pero David vino a un par de conciertos de la familia a los que le invité, de Kiki y Estrella, nos juntamos en casa a tocar un par de veces para ver por dónde podían tirar las canciones, y él me dijo que tenía claro que quería hacerlo con músicos flamencos. En vez de dejarme él ir a su terreno, se vino él al mío. (Risas)
Te cambió el plan.
¡Me cambió el plan por toa la cara! (Risas) Y la verdad es que, como siempre, acierta. Yo confío mogollón en su criterio. Una de las canciones que primero probamos fue ‘Viniste a por mí‘, que la escribió David. Invitamos a los guitarristas, que son Víctor (Iniesta) y Edu (Espín, hijo de Carmen Linares), a mi casa del Rastro de Madrid y David les dijo «¿cómo tocaríais esto por rumba?» Empezaron así despacio y David les dijo «no, no, ¡rumba a tope! ¡Fiesta total!» (Risas) Y nos moló mogollón, ahí salió esa Lola Flores, esa María Jiménez, el personaje que hemos construido en ‘Lo que te falta’. David lo vio bastante claro y yo lo entendí, me fascinó la idea. Ese fue el germen.
En todo caso, aunque el disco haya ido en otra dirección, ¿qué producción suya, para La Estrella de David o para otros, te hizo pensar «quiero sonar así»?
A ver… Yo soy muy fan de todos los discos de La Estrella de David, pero en concreto de este que tiene la portada roja con unos muñecos… ¡Se me ha ido el título!
¿’Maracaibo‘?
¡’Maracaibo’! Sí, porque ahí está ‘Cuando te deje‘, que fue la primera canción de David que me enamoré, me flipó. Luego por supuesto todas las producciones que ha hecho de Ana (La Bien Querida), me parece brillante el equipo que hacen. Y luego el último disco de La Estrella de David, ‘Consagración‘, me parece una joya, una obra de arte mágica. Y ahí estaba ‘Cariño’, que abre ‘Lo que te falta’. Él me la enseñó antes de grabarla para ese disco como una opción para el que pensábamos hacer juntos.
¿Y luego la grabó?
¡Luego la grabó! (Risas) Nada más escucharla le dije que la quería para mí, y aunque me dijo que la iba a grabar, le dije «hacemos una versión». Y eso hicimos, una versión bastante interesante, porque es muy diferente a la de David. Tiene una coda final distinta, repetimos varias veces lo de «sigo dando tumbos», convertimos lo de «te he visto a veces de lejos» en un estribillo así, como los que cantamos las gitanas en las fiestas cuando nos juntamos. (Risas)
¿Ese espíritu festivo que tiene el disco fue entonces cosa de David, que te empujó un poco, o que tú tenías ganas de salir de la semi-oscuridad de ‘Ole Lorelei’?
Yo tenía ganas de… ¡de liarla! (Risas) Quería hacer algo diferente, en cada proyecto voy reinventándome, por así decirlo. No es premeditado, es según el año en el que esté, según estén los astros (ríe), la atmósfera, el ambiente, las cosas que me estén pasando… tiendo a buscar ese color, ese personaje. Y sí tenía claro, como decía, ese sonido fuerte, de banda casi punk. Y cuando David me propuso el ruido pero desde una perspectiva más flamenca, me pareció bien. Lo que tenía claro es que quería romper.
«Necesito vincular mi música a mi vida. De hecho mi vida es el motor de mis canciones»
Me choca que hables de «un personaje», siendo tu disco en el que más implicada estás como compositora y letrista. ¿Hasta qué punto te estimula ponerte en la piel de otra persona? ¿Es una manera de que no sea demasiado íntimo?
No huyo de que sea íntimo y verdadero, me gusta compartir mis sentimientos, mis experiencias, mis vivencias. Pero cuando te pones a componer surge la ficción, el arte, la literatura. No todo lo que cuento me ha ocurrido, aparte de que hay (en el disco) canciones que otras personas han escrito para mí. Están hablando ellos. Pero si consideran que esa canción es adecuada para mí es porque me conocen, son mis amigos, hablamos… Necesito vincular mi música a mi vida. De hecho mi vida es el motor de mis canciones. El hecho de crear un personaje es porque la vida va cambiando, te van pasando cosas diferentes, tus prioridades son otras… Voy creando al compás que me va marcando mi naturaleza. El personaje soy yo, es Soleá, las cosas que me ocurren. Pero voy cambiando. Igual que las influencias son muy diversas y soy extremista, igual que en las influencias: o flamenco o indie, o electrónica o punk, o psicodelia… Mi personalidad se mueve en extremos también. Menos el centro… (Risas) Soy muy inquieta espiritualmente y creo que eso es lo que lleva a que sea tan diferente cada disco.
Escuchando el disco me imaginaba que la grabación tuvo que ser algo parecido a una fiesta, con gente entrando y saliendo del estudio y dejando ahí cada uno lo suyo. No sé si fue un poco así, o fue más planificado de lo que parece.
¡Nos lo hemos pasado muy bien! La primera idea de David, que hemos llevado a cabo en muchas canciones, era grabarlo y cantarlo todo en un par de días, todos a la vez y sin claqueta, y que fuera una fiesta, como bien dices. Pero luego era un poco complicado. De hecho, una de las primeras referencias que le di a David como idea fue un disco de Alex Chilton que se llama «Moscas en el almíbar», no me acuerdo cómo se titula en inglés (Nde: minutos después de terminar la entrevista me escribe con un enlace a ‘Like Flies On Sherbert’). No sé si lo has escuchado…
Ahora mismo no caigo.
Bueno, la producción es como superloca, tocan los músicos todos a la vez según lo van sintiendo, se hablan, se equivocan… Me pareció un concepto superguay, muy interesante. A David le pareció bien, pero me dijo que íbamos a poner un poco de orden. (Risas) Al final los músicos han sido fijos casi todos, sobre todo las guitarras, con Edu y Víctor. Aunque los palmeros sí que iban entrando y saliendo, Tomasito, mis tíos Antonio Carbonell y Ángel Gabarre, Las Negris, las Cariño, mis hermanos… Ha sido muy divertido y se me ha pasado muy rápido. Así que más que por Alex Chilton terminamos por Bambino. (Risas) Que no está mal, tienen su conexión también. Porque la música de Bambino es muy de directo, muy pasional, muy del primer impulso… Y eso es lo que queríamos transmitir en ‘Lo que te falta’.
«En la grabación de ‘Lo que te falta’ (la canción) llegué a un punto casi catártico. Cuando terminé de cantar estaba temblando»
En ‘Lo que te falta’, la canción, cantas especialmente con una visceralidad que sorprende bastante (y lo digo para bien), porque nunca habías sonado así en una grabación. He leído en una entrevista que te había costado un poco asimilar eso, ese cantar con menos control.
Sí, sí, me costó un poco llegar a ese punto. Hasta ahora, desde un punto de vista de producción, en los discos había aprovechado las posibilidades que te ofrece un estudio. Pero David en eso fue muy… Casi nada de reverb, la voz muy seca, muy de directo, no me ha dejado doblarme la voz en ninguna canción… Yo le decía «¡jo, David, un poco de efecto!» Y él «si hace falta, llamamos a las Cariño o a Las Negris o a quién sea, pero nada de doblar». (Risas) A nivel de interpretación David me ha ayudado a llegar a un punto de mí que no conocía, al que no me había lanzado, y fue muy emocionante. En concreto en la grabación justo de ‘Lo que te falta’. Hicimos una primera toma, que estaba guay, pero David me pidió hacer otra y dijo «quiero que me lo digas de verdad». Me lo dijo tan serio que me hizo llegar a un punto casi catártico. Cuando terminé de cantar estaba temblando, me tuve que ir corriendo al baño del estudio para desahogarme. Sufrí, o viví, mejor dicho, un estado al que no había llegado nunca. Ha sido muy interesante porque me ha dado las herramientas para interpretar desde otro punto de vista. Está siendo muy bueno para mí como intérprete, y también a nivel personal.
Para mí es evidente que creces en el disco como intérprete, con esa garra, esa raíz que sacas. Pero también en otros planos, como en el de compositora, ya que hay tres canciones escritas en solitario por ti. ¿También en eso te ha dado confianza trabajar David? ¿Querías crecer en ese plano?
Sí, es algo que tenía en mente, porque a lo largo de los años he ido componiendo canciones pero… Es algo que respeto y admiro mucho. Y la palabra es para mi sagrada. No me atrevía a dar ese paso. Pero cuando escribí ‘No puedo dormir‘, se la enseñé a David y J (de Los Planetas) y les gustó mucho, me animaron bastante. Este punto al que he llegado en la interpretación también me ha influido a nivel de seguridad. Fui descubriendo en ese carácter un sentido a mi música y al momento que estoy viviendo. Es como un golpe en la mesa, como que digo «hasta aquí he llegado». Ahora mismo paso de las tonterías, me gustan las cosas claras, serias y de verdad. Eso me lo ha dado mucho la interpretación, el carácter, el concepto que David ha creado.
«Ahora mismo paso de las tonterías, me gustan las cosas claras, serias y de verdad»
Es interesante que de un disco que en apariencia es ligero y festivo, salgan cosas tan profundas como creadora e intérprete…
Es esa doble lectura de la que te hablaba antes, que me muevo siempre entre polos muy opuestos. No sé por qué, no lo busco, pero me ocurre siempre en mi vida, en mi trabajo, en las relaciones humanas, tengo amigas muy diferentes, hago discos muy diferentes… En el disco está ese sentido del humor, esa dulzura, pero al mismo tiempo por debajo está toda esa garra, ese carácter que a veces sale, que lo tenía un poco escondido. A lo mejor hasta dentro de dos o tres años no vuelve a salir. (Risas) Es cierto que el disco es ligero, es luminoso, pero por ejemplo tiene ‘Pero es de noche’ y ‘Condiciones de luna’, cerrando la cara A y la cara B, que dejan una puerta abierta a la experimentación, a la investigación, a lo que ocurra después. Tiene ese dramatismo también.
‘Pero es de noche’, precisamente, es una adaptación de un tema de tu padre, Enrique Morente. ¿Es ya casi una huella, el incluir estos guiños a la carrera de tu padre?
Me sale inconscientemente, pero no trato de evitarlo, al revés. Siempre que puedo, me gusta muchísimo hacerlo. Porque toda mi música está influida absolutamente por el trabajo de mi padre, incluso por lo que siento por mi padre. Yo acudo muchísimo a su trabajo como fuente de inspiración, y es inagotable. De manera natural, cuando estoy componiendo, me viene un verso de él, o una melodía de él, y es algo que siempre va a estar.
Entiendo que para nada tenías en mente la versión que hizo Rosalía hace tres años de esa misma canción, que supongo escucharías.
Sí, por supuesto, me encanta. Me parece una manera bellísima de interpretarla, la producción de Raül Refree es magistral… Me flipa.
Pero la habéis llevado a un espacio mucho más alejado del original que ellos, incluso.
Sí, incluso hay una adaptación del texto: San Juan de la Cruz escribió «aunque es de noche», y nosotros cantamos «pero es de noche». Todavía sigue siendo de noche aunque algún día el rayo me encontrará. Tiene esta historia de esperanza, de ilusión del encuentro con la luz definitiva. Recuerdo el momento en el que nació esta canción en casa de David, fue muy místico, muy mágico. Salió en una tarde, David de puso a escribir de una manera muy rápida, salió la melodía, salió la letra, y metimos ese «pero es de noche» en el estribillo. Nació solo. Se va a un punto más oscuro que el resto del disco, más misterioso, más incierto.
«Me parece un trabajo interesante y lo hago a conciencia, traducir la tradición a la actualidad»
En ‘Condiciones de luna’, que antes mencionabas y co-escribiste con J, veo una conexión con el rap o el trap en la manera de interpretar los fraseos, cercana a lo que él con Los Planetas hizo en ‘Islamabad’ con versos de Yung Beef. Aunque aquí se mezclan con versos populares antiguos, que me ha parecido entender en alguna entrevista que quizá ha sido demasiado riesgo.
Con J siempre seguimos ese proceso. Partimos de una melodía que nos inspira y acudimos a un cancionero popular del siglo XVIII que usaba mucho mi padre para escribir. Yo lo llamo «el libro mágico». Además es muy guay, porque cuando me pongo a trabajar con él descubro muchas analogías entre su obra y ese cancionero, veo de dónde ha sacado tal o cual verso, tengo una relación muy especial con él. Y así es como trabajo con J. Me gusta decir quién me inspira y dónde, y en ‘Condiciones de luna’, en concreto, quizá tenga ese rollo trapero porque partimos de una canción de La Zowi, no recuerdo a hora si ‘High’ o ‘Mi chulo’, pero luego te lo digo. Entonces abrimos el cancionero al azar y, según lo que nos diga, escribimos el resto de la canción a partir de ahí. Así se da una combinación de la literatura popular andaluza y el lenguaje coloquial actual, al estilo de J, que escribe superbien y superclaro. Es ir un paso más allá.
¿Pero te ha dado algún reparo mezclarlo?
No. No sé cómo se ha podido interpretar en esa entrevista, pero al revés, lo disfruto mucho. Como filóloga, me interesa muchísima a nivel de evolución del lenguaje, cómo se va transformando y cómo cambia el lenguaje en el plano musical. Me parece un trabajo interesante y lo hago a conciencia, traducir la tradición a la actualidad. De hecho decimos lo mismo: el amor y el desamor es el mismo, las penas siguen siendo las mismas. Igual lo puede expresar un poema anónimo del siglo XVIII que La Zowi. Me gusta reflejarlo líricamente, y también musicalmente. Por eso voy de la granaina al estribillo pop en ‘Cosas buenas’. Es lo mismo. Me gusta darle naturalidad a ese paso de un sitio a otro, mostrar que no estamos tan distantes. Mira, el otro día me hizo mucha ilusión una cosa que pasó en un concierto que hicimos en Galicia: como aún estamos adaptando el repertorio a este disco, se me olvidó cantar ‘Cosas buenas’. Y unas chicas del público empezaron a pedirla, así que salimos para tocarla. Entonces el guitarrista se arrancó con la introducción por granaina, y de repente el público empezó a cantar esa granaina a coro como si fuera una canción pop (me la canta). Fue superchulo, es algo que me emocionó mucho porque es justo lo que yo quería conseguir.
Has mencionado a La Zowi, y justo la entrevistaba hace unos días y estaba por Granada también, en casa de su madre.
Sí, vivimos cerca.
(De su relación con La Zowi) «Nos conocemos de pequeñas y nuestros padres eran íntimos amigos. Hemos tirado por caminos diferentes en el arte, pero tenemos un vínculo»
No recuerdo si os lo leí a ti o a ella, que vuestros padres eran muy amigos, ¿no?
Superamigos, sí. ¡El Yerbita! El nombre artístico del padre de La Zowi es El Yerbita. Es muy curioso. Hemos ido al mismo colegio, al Ave María Sacromonte, que debe ser de los más bonitos del mundo, porque sales al patio y ves la Alhambra y todo el bosque alrededor. Es maravilloso, y yo creo que algo nos ha tenido que influir a los que hemos estudiado ahí y hemos salido artistas. Mi hermana Estrella y mi hermano Kiki han estudiado allí, Zoe y su hermana Lola… todos íbamos allí. Nos conocemos de pequeñas y nuestros padres eran íntimos amigos. De hecho, El Yerbita y mi padre trabajaron en un disco que se llamaba ‘Malgré La Nuit‘, y el disco empieza con Lola, la hermana de La Zowi, cantando una canción de Brassens en francés (Nde: ‘Le Petit Joueur De Flûteau’) y ya luego entran mi padre y el suyo. Ahí está la unión. Hemos tirado por caminos diferentes en el arte, pero tenemos un vínculo. Y además creo que el flamenco y el trap tienen mucho que ver.
Hay una colaboración ahí pendiente, entonces.
Sí, me encantaría. A ver si en esta cuarentena que estamos más tranquilas, hacemos algo.
Me suena totalmente creíble, porque no paras de hacer cosas. Desde que publicaste ‘Ole Lorelei’, publicaste también el disco con el grupo Prado Negro, este nuevo álbum tuyo y te leí hablando de un disco junto a Paco Ibáñez, que no sé en qué ha quedado. Y todo eso sin dejar de actuar.
¡Este año he currado mogollón! Me voy metiendo en berenjenales, en proyectos… Como diría mi padre, «como no me puedo quedar quieta, me meto en líos». (Risas) Con ‘Ole Lorelei’ hemos trabajado muchísimo… ¡y ya lo hecho de menos! Y con Prado Negro me lo paso muy bien, porque ahí saco mi afición a la literatura. Y me mola mucho estar en un grupo, porque ahí no solo del todo Soleá. Eso me parece muy atractivo, así descanso de mí. (Risas) Y lo de Paco Ibáñez, fui a Barcelona a principios de marzo para empezar a grabar y justo estalló lo del coronavirus. Estuvimos dos días trabajando y lo tuvimos que dejar, se suspendió todo. Pero bueno, es un proyecto que tengo muy avanzado y me hace mucha ilusión.
Y ahora tienes también pendiente el disco de noise rock que pensabas hacer con David y ha terminado siendo ‘Lo que te falta’.
¡Es verdad! (Risas) Sí, sí, es algo que tengo ahí, sobre todo ahora que estoy escuchando mucho el último disco de Triángulo (de Amor Bizarro), que es una obra maestra. Si hablas con ellos, dales la enhorabuena de mi parte. Lo escucho y sí, sigo teniendo las mismas ganas de hacer eso. Y ayer encima me dormí escuchando a Sonic Youth… (Risas)
Leí que te haría ilusión que María Jiménez escuchara ‘Lo que te falta’, ya que en buena medida te ha inspirado en el disco. ¿Sabes si ya si lo ha escuchado?
No lo sé, no me ha llegado todavía nada. Estoy esperando ir a Madrid y poder enviarle el disco. No la conozco personalmente, pero soy una fan absoluta. Me encantaría saber su opinión.
Es una figura que en mi generación al menos tenemos grabada a fuego, sus apariciones televisivas, sus canciones…
Yo igual, me acuerdo perfectamente de sus bailes, las letras de sus canciones. Pensabas «¡Hala! ¡Qué dice esta mujer!» Qué guay, qué valiente, ¡qué rubia explosiva! (Risas)