‘Nada y nadie’ presenta los ingredientes de la típica canción de Sen Senra: al modo del blues clásico, es decir, de otras canciones del artista como ‘Ya no te hago falta’, solo una guitarra eléctrica le acompaña al principio de la canción para marcar el ritmo y la atmósfera, mientras la peculiar voz de Christian toma todo el protagonismo desde el segundo cero. También la letra de ‘Nada y nadie’ lleva la firma del gallego en su descripción de un encuentro sexual desde un punto de vista ligeramente paternal («piensa pero no le des muchas más vueltas de la cuenta») y en su gusto por los diminutivos («se nos esfumó la carita de pena»). El estribillo con autocoros es tan hipnótico como de costumbre.
En la segunda estrofa, ‘Nada y nadie’ va incorporando novedades: esta añade ya el sonido del autotune (o un instrumento parecido) y en la canción entra finalmente un beat de tintes hip-hop que abre la veda para que Sen Senra la lleve hacia su cumbre dramática. Lo hace mediante la incorporación de unos fantasmales coros que remiten al de los grupos vocales de los años 40, y que van imponiendo su presencia cada vez hasta el final de la composición. Ya en papel no suena como una canción de Sen Senra más, pero teniendo en cuenta tanto su componente emotivo como su definido estilo, puede ser su canción más representativa, y también la mejor.