El álbum, creado por Lerche con sus colaboradores habituales Kato Ådland y Matias Tellez, goza de una producción realmente fascinante, que misteriosamente logra sonar expansiva y grande partiendo de un palpable minimalismo, dejando un espacio entre los instrumentos que prácticamente se puede tocar. Y sobre todo contiene posiblemente las composiciones más soberbias de Sondre en toda su carrera, capaces de llevarnos a la euforia (por ejemplo, la del maravilloso single ‘You Are Not Who I Thought I Was‘) o al desconsuelo con asombrosa fluidez. Uno de sus momentos más sobrecogedores es nuestra Canción del Día, ‘Are We Alone Now’, que en realidad comienza un poco antes, con la desnuda introducción ‘There Is No Certain Thing’ que, con apenas una voz y una claqueta (se diría que es, directamente, una nota de voz tomada en su teléfono), nos mete en vena la tristeza del siguiente corte: «El amor está sobre nosotros, dos cuerpos encajan / Nuestras mentes se alinean pero al final debemos admitir / que no hay nada cierto / salvo que morimos solos».
Una batería de sonido perfecto y un teclado de sonido añejo (emulando un clavicordio, cuyo sonido da carácter a toda la canción), acompañados de un bajo sensual y unos delicados punteos de guitarra, pasan a guiar esos sentimientos de forma tenue y dulce, acogedora, con unos toques de clave cargados de reverb que nos sacan de cuando en cuando de la placidez aparente, enfatizada por unos agradables arreglos de vientos maderas y percusiones (capaces de sostener la canción durante unos segundos, al comienzo del segundo verso) y con un precioso solo de saxofón ejerciendo de outro. Y, en un ambiente tan confortable y embriagador, Lerche nos sonríe con un puñal escondido en la espalda, en forma de versos. Versos cargados de cinismo, que tras esa pregunta inocente «¿estamos solos ya?» –que, por ejemplo, se harían una persona que comparta piso con alguien y ansíe intimidad o unos padres de familia buscando un sosiego de sus irrefutables obligaciones– responde «sí, estamos solos, siempre lo estuvimos/estaremos».
Con un gran ingenio y honestidad –«sinceridad radical», lo llama él–, Sondre desmonta todo romanticismo aparente con una sentencia de calado filosófico muy duro: aunque tú seas mi persona favorita de las que he conocido, no hay encaje posible porque, sin importar lo que hagamos, siempre estaremos solos en el mundo. Pero incluso ante una certeza tan terrible, él es capaz de ver la belleza de la vida, capturarla y servírnosla en los versos finales: «¿Estamos solos ya? Algún día veremos que todo se marchita al final / Es una bendición ser traído al mundo, solo, amar a alguien y morir solo».
Tal y como nos ha explicado en una entrevista telefónica que mantuvimos con él hace unos días y que publicaremos esta semana, Sondre Lerche escapó de la pandemia a mediados de marzo, desde Los Ángeles a su Bergen natal. Allí está refugiado desde entonces, contemplando cómo sus amigos y vecinos padecen la dudosa política sanitaria de Donald Trump y cómo esas mismas personas se manifiestan por la igualdad de derechos de las etnias minoritarias en aquel país. Aunque le ha sido difícil, publicando este disco en mitad de una situación así, ha conseguido agrupar a su banda y preparar un directo muy especial ante un público limitado en el Bergenfest. Celebrado en un antiguo palacio real acondicionado como sala de conciertos y otros eventos, Lerche interpretaba hace unas semanas temas de sus últimos discos, con especial dedicación a este último, incluyendo la maravillosa canción que hoy hemos destacado.