La pregunta esperada de Pablo Motos a Alborán llega en el minuto 13 del vídeo, aunque decepciona: «¿sentiste mucho vértigo cuando decidiste compartir con el todo el mundo tu famoso vídeo de Instagram contando tu condición sexual?» Ciertas palabras que suelen usarse para referirse a la «condición sexual» de Pablo Alborán, que por lo que se sabe, es opuesta a la heterosexualidad, aunque podría ser cualquiera cosa porque para lo claro que es el muchacho hablando del tema, da lo mismo, son omitidas como si no existieran o fueran demasiado explícitas para ser expresadas en un programa de televisión. Esto a pesar de que Motos se toma su precioso tiempo allanando el terreno para dicha cuestión, preguntando al músico sobre decisiones importantes que ha tomado en su vida o sobre si se arrepiente más de las cosas que ha hecho o de las que no ha hecho. Y Alborán le sigue el juego: «lo que dije, lo dije donde y cuando quería, por lo tanto esta es otra de las cosas que hay que fomentar, que se cuenten las cosas cuando uno quiere».
La cosa no acaba ahí, ya que, unos segundos después, Pablo Motos plantea a Alborán el siguiente interrogante: «¿Nos podemos considerar un país moderno cuando una persona todavía tiene que contar públicamente su condición sexual como si fuese un juicio para dejar de sentirse como si fuese un sospechoso?» Una pregunta irónica visto el extremo cuidado con el que es abordada la cuestión en el programa. Les ha faltado hablar bajito para que no se entere nadie. El músico, eso sí, contesta acertadamente que el «juicio lo hacen los demás», pero como titula Amenzing
, parece primar en el plató cierto silencio cómplice. La cosa está ahí afuera, pero cuando toca promocionar, exponerse y, sobre todo, cuando toca seguir hablando del tema, se menciona lo justo para no incomodar… resultando irónicamente en una entrevista de lo más incómoda de ver.Habría sido interesante ver a Pablo Alborán opinar sobre ciertos temas en un programa de máxima audiencia: ¿cree que Pablo Motos está siendo demasiado cauteloso al hablar de una mera orientación sexual como si estuviéramos en 1972? ¿Cree el músico que se ha aprovechado de la presunción de heterosexualidad para vender discos? ¿Ha tenido su discográfica algo que ver? ¿No cree que hablar en código de, voy a decirlo, ahí viene, preparados, la homosexualidad, solo contribuye a desnaturalizarla, a convertirla, precisamente, en algo que se sospecha, pero de lo que no se habla con claridad?
De manera involuntaria o no, El Hormiguero no puede evitar convertir la «condición sexual» desconocida de Pablo Alborán en un decepcionante momento televisivo, un «flop» en toda la regla, mientras un Alborán cómplice opta por la aburrida ambigüedad. Por un momento parece el mundo haber ido atrás en el tiempo.