Angel Deradoorian es el tipo de persona capaz de hacerse un Vipassana, el retiro budista basado en guardar silencio absoluto durante 10 días, con varias horas destinadas exclusivamente a la meditación; y en consecuencia directa, ‘Find the Sun’ nos habla de su proceso de buscarse a sí misma a través de ritmos motorik obsesivos, suspiros y minutos de tiempo libre para repetir lo mismo incansablemente, en busca del autoconvencimiento, o más bien de la liberación. El single ‘Saturnine Night’ quiere «purificar la sombra del alma»; la inicial ‘Red Den’ viaja por Roma, China, Armenia… en una búsqueda infructuosa del significado último de una «visión».
Con influencias como el kraut a nadie sorprende que hallemos en este álbum un par de canciones que se extienden más allá de los 7 e incluso los 9 minutos de duración. Sin embargo, no son lo que mejor se le da a Deradoorian, que no en todos los momentos de ‘Sun’, ‘Saturnine Night’ o ‘The Illuminator’ logra mantener la atención u ofrecer algún tipo de giro como el que en los últimos años sí nos han dado Portishead o The Horrors. Lo mismo sucede con los momentos más crudos: el disco ha querido ser grabado en muy pocas tomas, hay momentos por tanto realmente por pulir, lo cual es adecuado para el discurso, pero deja en lugar secundario cosas como ‘Corsican Shores’.
Mal que le pese, la artista es esclava de su preciosa voz, y son los momentos más pastorales, los más influidos por el folk psicodélico de finales de los 60 y United States of America, los que logran el mayor calado. La gran joya del álbum no fue uno de los 5 adelantos del mismo, se llama ‘Monk’s Robes’, está mimada con una línea de piano en cascada estupenda y, como propone la letra, «flota en el vacío entre tú y yo». Al final, una coda cuestiona la esclavitud de lo físico. Podría ser una de esas etéreas maquetas de Broadcast que aparecen de vez en cuando tras la muerte de Trish Keenan.
Por si tuviera poco sentido que Deradoorian hubiera planeado una gira con Stereolab antes de la covid-19, ‘It Was Me’ se acerca al pop casi sin rubor y ‘Devil’s Market’ al jazz con más flautas (uno de los instrumentos fetiche del álbum, el que termina de situarlo temporalmente hace 50 años) y un timbre aterciopelado de la escuela de Astrud Gilberto. Tiene todo el sentido, por su tipo de voz, que Deradoorian estuviera llamada a entonar algo mágico como ‘Waterlily’: «nenúfar, sal de tu tumba / quiero verte / muéstrame tu rostro».
Calificación: 7,2/10
Lo mejor: ‘Monk’s Robes’, ‘It Was Me’, ‘Devil’s Market’, ‘Waterlily’
Te gustará si te gusta: Can, Broadcast, Beak
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