Baiuca se ha convertido en uno de los nombres fundamentales de la escena desde que publicara en 2018 su excelente disco ‘Solpor’, en el que la tradición y la vanguardia se daban de la mano conquistando a miles de personas (sus oyentes en redes son sorprendentemente altos), y ofreciendo decenas de shows por todo el país en los últimos dos años. Sucediendo a su nuevo single ‘Adélia’ publicado este verano, invitamos al artista gallego a nuestra sección «Meister of the Week«, comisariada por Jägermusic, en la que ahonda en la escena gallega, desde los nombres que todos conocemos hasta la más emergente.
¿Cuál fue tu primer contacto con la música tradicional gallega? La primera vez que tocaste un instrumento tradicional, por ejemplo.
Recuerdo que el primer instrumento que me regalaron fue un acordeón pequeño. Fue el regalo de mi abuelo por mi cumpleaños, pero yo era todavía muy pequeño y no me hizo mucha gracia, así que fue mi padre el que lo empezó a tocar. Luego, con 8 o 9 años, empecé a tocar el clarinete, y ya después la gaita en una asociación cercana a mi casa. Era el instrumento que me permitía poder tocar las piezas que se escuchaban en mi casa, en el coche de mis padres o mis tíos. Por ahí empezó todo.
¿Qué te ha dicho tu familia sobre tu música? Recurriendo a una mezcla de electrónica uno se imagina al típico abuelo/tía, etc., diciendo que lo que mola es la parte tradicional y que qué pena…
Para nada. En general les gusta. Mi abuelo tiene una radio en casa que escucha todas las tardes y cuando voy a visitarlo me dice que ha sonado una canción mía y siento que le hace mucha ilusión. Eso es algo que a mí me emociona mucho, aunque haya tanta diferencia generacional: que una persona que nació en la década de los 30 disfrute con lo que hago es algo muy especial.
Es cierto que me costó que mi familia entendiera que lo que yo estaba haciendo para llegar hasta el día de hoy era un trabajo y un camino para buscarme la vida y poder vivir de la música. Creo que ahora lo entienden porque las cosas van saliendo bien, pero todavía se nota en la sociedad en general que ser músico no es un trabajo que se entienda como propiamente un trabajo. Parece que hay que tener algo más estable para vivir…
«Todavía se nota en la sociedad en general que ser músico no es un trabajo que se entienda como propiamente un trabajo»
He leído que eres de Catoira, un sitio de 3000 habitantes, ¿cómo fue tu educación musical allí? Sobre todo en los 90, de muy pequeño, antes de internet…
Parte de lo que soy ahora es por nacer y educarme en mi pueblo; poder crecer en un lugar pequeño donde la convivencia siempre es más cercana que en una gran ciudad y en una época donde desde muy pequeño pasábamos las tardes a nuestra bola, explorando el monte, la naturaleza. Desde muy pequeño me gustó mucho la música, cantar, tocar… y tuve la suerte de que justo se creó la Escuela de Música de Catoira cuando yo tenía 6 años, y ahí de cabeza que fui. Nunca fui al conservatorio y no soy ningún virtuoso de ningún instrumento y es algo que en parte agradezco. Aprendí lo básico para tener a día de hoy las herramientas para hacer lo que quiero.
¿Después has dado con algún club o bar de referencia en Galicia, cuando había clubs y bares, quiero decir? La escena de Vigo fue bastante famosa al menos en mi niñez y adolescencia, aquel «tren» Madrid-Vigo incluido…
Una sala que me gustaba mucho para ir a conciertos era la Sala Nasa en Santiago de Compostela. Viví en la ciudad desde los 19 a los 24 años, y solíamos salir en bares de la Zona Vieja, donde mayoritariamente ponían rock & roll y bebíamos cerveza. No llegué a encontrar nunca un sitio de referencia para ir a escuchar música, pero daba igual; al final, lo bonito de Santiago es coincidir con la gente en los bares y pasártelo bien. Vigo no me tocó tan de cerca y todo el tema de la Movida ya había pasado cuando yo empecé a salir. De los grupos de esa época mi favorito son Golpes Bajos. Recuerdo como un punto de inflexión en mi música el Sónar Galicia que se celebró en Coruña por el Xacobeo 2010 durante 2 años, y después el festival WOS que se celebra en Santiago y que siempre trae propuestas muy enriquecedoras.
¿Cuál te parece el nombre más prometedor de la escena actual ahora mismo? Hemos visto que sigues a Laura LaMontagne, por ejemplo…
Empieza a aparecer una generación de mujeres muy prometedora en Galicia de estilos y géneros diversos, pero en la mayoría de los casos con un ojo en las nuevas músicas y con una profunda admiración por nuestros referentes, como pueda ser Rosalía de Castro. Es el caso de Laura LaMontagne o de Sila Lua. Se está rompiendo una barrera imaginaria que muchas veces existía entre el underground y la música tradicional y eso hace que propuestas de ambas direcciones se enriquezcan. También me gustan mucho Marem Ladson, Dani o Luadsant, que la he descubierto recientemente. Y con propuestas de corte más tradicional me gustan mucho Lilaina y Tanxugueiras.
¿Qué sello, artista, de Galicia te parece que sigue estando más infravalorado a pesar del paso de los años? Me da rabia que no reventase por ejemplo Bflecha de Arkestra, con aquella cosa tan guay de mezclar ritmos R&B, synthpop, tropical… de todo un poco, antes de que lo hiciera muchísima gente.
Mwëslee podría ser uno. Logró cosas impensables en Galicia en ese momento y apenas tuvo repercusión, creo yo. Y Arkestra, si lo ves con perspectiva, han sacado cosas muy buenas. Bflecha por supuesto, pero también aquel EP de Alizzz (‘Whoa!’ se llamaba), que fue donde lo conocí.
Otro proyecto que tampoco ha tenido la repercusión que merecía fue Nistra, de Anxo Ferreira y Adrián Canoura. Anxo estuvo hace poco en una residencia en Berlín, ahora forma parte de Novedades Carminha y está produciendo cosas para artistas como Sen Senra. Y Adrián es cineasta y ahora también es la persona que se encarga de toda la parte visual y estética en Baiuca.
¿Qué opinas de aquella corriente del Galician Bizarre, en algún momento te sentiste próximo? Recogió muy bien parte de lo que estaba pasando en toda Galicia en ese momento. Había grupos de todos lados. La portada del “Volumen I” es brutal. Me sentí próximo por cercanía con los grupos que estaban más metidos en la escena. Compartíamos local de ensayo con algunas de esas bandas con un grupo que tenía cuando empecé. En esa época había muchísimos grupos y coincidió con cuando yo vivía en Santiago e íbamos a los conciertos. No es fácil en Galicia que aparezca una escena, porque normalmente cada grupo es diferente al otro. Es algo muy enriquecedor cuando lo vives, pero hace que sea más difícil captar la atención cuando nada se parece a lo otro. Fue una pena que no tuvieran más relevancia algunos de los grupos que estaban en esos recopilatorios.
¿Qué lo diferenciaba de playlists que puedan hacerse ahora como esa que hay en Spotify de «a qué suena Vigo»? No conocía esa playlist de “a qué suena Vigo” ni conocía a la mayoría de proyectos. Al final es una playlist de lo que está pasando en una ciudad. El Galician Bizarre eran grupos de todos lados de Galicia, y en cada zona fueron apareciendo colectivos o micro-escenas en puntos determinados. Lo recoge muy bien Fernando Fernández Rego en su libro ‘Unha Historia da Música en Galicia’. En O Grove, por ejemplo, había un montón de grupos; en la zona de Valga había varios proyectos previos a Músculo o Trajano!; todos los grupos de Seara Records en Vigo; Franc3s o SraSrSra en Coruña; el colectivo Porno en Ourense; la gente de Lixo Urbano en Santiago…
De alguna manera, Triángulo de Amor Bizarro y ahora Novedades Carminha son la cara más visible del underground de allí, ¿qué te ha venido pareciendo su evolución? Me sorprende que los sigas en Instagram, uno mira y remira y piensa que no tienes nada que ver ni con unos ni con otros. Triángulo de Amor Bizarro explotaron prácticamente desde el primer disco y han sabido mantenerse arriba; y el caso de Novedades Carminha es muy diferente, en mi opinión: han sabido evolucionar disco a disco buscando su camino, sin repetirse y haciendo en todo momento lo que les ha dado la gana. Se merecen todo y más. Lo bonito de un sitio como Galicia es poder conocer y compartir escenario con gente que hace cosas muy diferentes a ti y poder estar en contacto con ellos. Además, en el Instagram de Novedades nunca sabes lo que puede pasar: merece la pena seguirlos.
Respecto a esto último y a lo que sueles decir de que compones sobre Galicia desde Madrid, ¿crees que es imprescindible emigrar para que te vaya bien? ¿Crees que a TAB les hubiera ido mejor de mudarse a Madrid? No lo creo. Mira el caso de TAB, que siguen viviendo en Boiro. Y hay muchos más casos así. Yo creo que cada uno tiene que buscar su camino. Yo no me mudé para que me fuera mejor; me mudé por necesidad de conocer la vida en una gran ciudad. En mi caso, estar en su momento viviendo en Madrid me ayudó en el plano artístico a componer sobre algo que echaba de menos, mi tierra; pero creo que en el plano profesional da un poco igual dónde viva. Ahora vivo en otra ciudad y no ha cambiado nada.
¿Alguna opinión sobre la escena trap/urban/whatever, como Kaixo Samo, Royce Rolo u otro artista a destacar? Conocí mucho de la escena de Vigo (entre ellas, el colectivo Banana Bahía, en el que estaban Kaixo o Rolo) porque en aquel momento me lo enseñaba Sen Senra cuando ambos vivíamos en Madrid. Me alegra mucho ver el éxito que está teniendo el último disco de Senra. Se lo merece mucho. Cuando lo conoces en la cercanía te das cuenta de todo el talento que tiene y de la facilidad que tiene para componer y crear cosas hermosas: siempre tuve claro que su momento llegaría más pronto que tarde.
¿Crees que tu carrera estará marcada por esta vena gallega o no necesariamente? Pienso en lo de Alex Casanova y es que nada que ver… Creo que ya forma parte del ADN del proyecto, y que me ayuda en parte a guiar cada paso que quiero dar. El cambio a Baiuca fue algo natural para mí. Una ruptura de mi adolescencia a la madurez, donde me apetecía hacer algo diferente y con lo que estoy metido y conectado al 100%.