Música

Alexanderplatz: «La voz humana es el instrumento más complejo que existe»

Alexanderplatz, antes en Klaus&Kinski, ha publicado recientemente ‘Parques nacionales españoles‘, su segundo álbum en solitario, que es nuestro «Disco de la Semana». Hablo con Alejandro Martínez por teléfono mientras sortea algún tipo de contratiempo con su gato, con cierta nostalgia de los días en que el dúo murciano se convirtió en el favorito histórico de unos pocos, y venía a casa a hacer la entrevista promocional de cada disco. Ya no queda ni la casa ni el dúo, pero Alejandro sigue siendo la misma persona, con las mismas inquietudes teológicas y filosóficas, aunque parezca darle cierto pudor -la risa, desde luego- hablar de metáforas y literatura. En este mundo de featurings y desesperación, considero que no tiene sentido preguntarle por cierta parte de la realidad musical de este país. Foto: Paco Martínez.

¿Qué tal estás?
Me he mudado, vivo en La Huerta, una zona que rodea a Murcia. Pasé el confinamiento en un sitio sin balcón, y echaba de menos el aire libre, ver el cielo, las estrellas. La Huerta es como la Vega de Granada o la Huerta de Valencia, es otro paisaje. Igual que en Murcia no recomendaría hacer turismo, La Huerta me flipa. Son plantaciones de frutales, cítricos, hay sistemas de acequias… Es rollo ‘Cañas y Barro’ pero sin la albufera.
¿Cómo han sido estos dos años para ti?
Teniendo en cuenta la pandemia, como el resto de la gente. Cuesta pensar en 2019, porque 2020 ha sido tal carrusel de emociones… Dentro de lo que cabe, bien, porque no soy tan joven. Con 20 años esto te hace un Cristo, pero cuando tienes cierta edad y tu vida está medio ordenada no es tan traumático. Pero a los 20 años es perder uno de los años más importantes de tu vida.

¿El disco estaba encaminado antes de la pandemia?
En 2019 ya estaba haciendo cosas, mi manera de trabajar es similar desde hace 10 o 15 años. Empieza con un secuenciador donde vas grabando la idea, y ahí casi acabas las pistas finales que luego grabar bien técnicamente. Tenía claro que no quería estar constreñido como en el disco anterior, que creo que era como una reacción a lo de Klaus. En el anterior me centré en un sonido, en un estilo, tenía ciertas pautas. No había cuerdas reales, quería cuerdas de sintes. En este quería cuerdas reales, guitarras españolas. Quería jugar con lo que me apeteciera, lo que me cuadrara para cada canción sin pensar en lo unitario.

«El disco anterior era una reacción a «Klaus»»

¿Por eso de usar cuerdas reales me suena más la música a swing y bandas sonoras?
Eso también lo hacía con Klaus porque me gustaba. Grabar cuerdas es pesado porque son muchas repeticiones de lo mismo. Pero si eliges sonido de sintes imitando cuerdas, te lleva a los 80, que está bien si estás haciendo balada ochentera, pero buscando un sonido clásico, es mejor con cuerdas, es más realista.

¿Has querido ir haciendo más estilos esta vez o lo ves entonces parecido a Klaus&Kinski?
Me salía natural hacer esto así y esto asá, ir de un lado a otro, porque la música me gusta mucho. Con Klaus era así desde el principio, a Marina también le gustaba, nos dejamos llevar de una manera lúdica, natural. Quizá lo más raro ha sido lo del disco anterior, por reacción. No sé qué haré en el futuro, si me dará por hacer un disco de banda sonora o ambient o algún estilo más camerístico, canción de vodevil… Si no me entusiasma o si no me divierto no merece la pena porque son muchas horas, mucho esfuerzo. Como lo hago todo yo… a veces se te cae encima el trabajo. Tienes que estar muy a tope de energía para acabarlo. Me tengo que dejar llevar por algo que me apetece. Escuchas un disco y te recuerda a algo, te influye, te introduce en esas coordenadas sonoras y quieres buscar algo similar… Como el que está jugando.

«A la voz le tengo mucho respeto, todavía estoy buscando el punto exacto de encontrarme a mí mismo»

Tu voz es diferente a la de Marina, obviamente, eres un chico, pero los registros musicales son parecidos a los que había en Klaus. ¿Hay algún tipo de melodía, registro, estilo… que te pegue más por cómo es tu voz?
Eso todavía lo estoy explorando. Con Marina era muy cómodo para mí, porque me gustaba mucho su voz, me gustaba cómo lo hacía. La más insegura era ella, lo llevaba fatal, pero si yo estaba ahí era porque realmente creía en ello. A la voz le tengo mucho respeto, todavía estoy buscando el punto exacto de encontrarme a mí mismo en cuanto a sonido, en cuanto a registro. Es un proceso. Probablemente en 5 años sea de otra forma. Es como quien toca un instrumento y se pasa 20 o 30 años con él, siempre va a estar aprendiéndolo. Me interesan las formas musicales, me gusta lo instrumental, y ahora la voz es un instrumento también, y lo veo como un proceso. Hay cosas que no grabaría igual, y con los años te vas a lo agudo, a lo grave, no te gusta ese timbre y vas por otro lado… Es el instrumento más complejo que existe.

¿Por qué lo dices?
¿Cómo te explicaría? La cantidad de variables que influyen en el sonido de la voz humana es infinito. Es algo que estás trabajando con todo el cuerpo. Hay gente que de modo natural tiene facilidad y gente que entrena durante años. Toco la guitarra y sé lo que es enseñar guitarra, pero es infinitamente más simple que un organismo vivo. Es un tema de años.

¿Te fijas en alguien por el tipo de timbre que tienes? En plan, «hasta aquí puedo llegar».
Lo del timbre es un error, el timbre no se puede evitar, es el que uno tiene. Hay cuestiones técnicas que se pueden ir entrenando con el tiempo, que te van llevando a otro sitio donde te sientes más cómodo. Es algo natural en el sentido de que también la usas para hablar. No es sencillo de cambiar, como cuando tocas un instrumento. Me gustan muchos cantantes, algunos no tienen nada que ver. Puede ser música clásica o renacentista, o escuchas a un barítono como Johnny Cash, que no puedes llegar a ese tono sin ese cuerpo; o escuchas un poco más crooner, como Neil Hannon de Divine Comedy. O Skip James con su voz súper aguda… toda esa gente ha buscado su sonido de manera natural. Hay gente que empezó a cantar desde pequeñito.

«Me encantaba la voz de Marina, su personalidad, todo lo que aportaba, pero ella no era tan consciente quizá por causas de carácter, temperamento, vocación»

Marina no estaba considerada una gran cantante y ahora resulta que la gente la echa de menos. No sé si teníais claro que esto iba a pasar a lo último.
Sí, lo que pasó con Klaus es que ella se dejó llevar por todo lo que pasó, una bola que fue creciendo, que fue casi como un juego. No estaba dispuesta a pagar el peaje porque no era una vocación. Mientras duró, bien. Yo siempre la animaba a quedarse con lo bueno: «¡Hay gente que le encanta!». Si 30 personas te están diciendo algo bueno y 5 algo malo… Me encantaba su voz, su personalidad, todo lo que aportaba, pero ella no era tan consciente quizá por causas de carácter, temperamento, vocación.

¿Ella ha escuchado este disco?
No lo sé, a lo mejor sí. Tampoco si hablo con ella, le voy a preguntar esas cosas. Ni a un amigo le voy a preguntar.

¿Te da pudor o algo?
No, es que no me sale. No le pregunto a un amigo con el que hablo todos los días: «¿has escuchado el disco?». No sé, tenemos otras cosas de que hablar. Estas cosas de exhibirme no me salen. Tampoco hablo con ella habitualmente: no tengo mala relación, pero no hablamos todos los días. Hace unos meses me dijo: «he escuchado el EP, muy bien». Pero como quien dice: «he pasado por el médico a recoger la receta».

Hay un componente filosófico en el disco: la duda, la mortalidad, incluso en el vídeo. ¿Hay alguna corriente o pensamiento que te haya inquietado y lo consideres un tema primordial?
(risas) ¡Vaya pregunta!

¡Bueno! Has hecho un vídeo sobre la búsqueda del mundo ideal, la belleza, lo sublime…
Sí, sí… (risas) El vídeo contrapone un plano ideal que se puede interpretar de muchas maneras, con la realidad que es darte la hostia. La realidad aparece en escena. A la hora de hacer vídeos escoges algo que tenga un mínimo de sentido. El texto tiene que dar la pista. Está la escuela platónica dando cátedra y la realidad imponiéndose. Se puede interpretar, es un plano simbólico. Murcia puede representar el sueño, el anhelo, la muerte, otro plano-existencia. Y luego está la realidad, que viene a multarte.

¿De qué se despide la canción?
(risas) Es que me da cosa hablar de metáforas. Se despide del plano material, del plano real. La idea platónica del mundo de los ideas. Hablo de Murcia porque vivo en Murcia. Si fuera Guadalajara, sería Guadalajara. Representa la materia.

¿Qué más temas hay en el disco?
Hay cuestiones filosóficas, y cosas más triviales. Hay amor, que es el tema por antonomasia del pop, las relaciones afectivas. De hecho, quizá, es lo que más hay en el disco.

¿De verdad? No lo parece…
¡Sí! (risas)

«No puedo evitar huir del sentido unívoco y hacer las cosas crípticas, es un rasgo de estilo»

Los comentarios de JNSP han mejorado un poquito en los últimos años, y hay uno que dice que le ha gustado el disco, pero que le falta emoción. Mi interpretación es que cuando un disco no habla de amor, la gente dice que tiene menos emoción. Para mí el disco no habla tanto de amor como de lo que te he dicho antes: la duda y cosas más abstractas.
Claro… Sí, también. A veces cuando habla de anhelos imposibles, puede ser algo inasible, pero puede ser un deseo de amor. El primer tema (‘Isabel como Fernando’) es una declaración de amor un tanto oscura. El tercero (‘Todo es verdad salvo alguna cosa’) habla de relaciones afectivas, «no necesito nada más que tú», que es como un cliché de declaración de amor. Pero luego dice «a veces necesito otras cosas»: es el requiebro. Parece una canción de amor romántica, pero siempre hay un pero después.

La cosa es que tienes canciones que pueden parecer de amor o de la vida…
.. o de amistad, a un amigo o a otra persona.

…pero si luego la llamas ‘Spanien’, o le das un título que recuerda a Rajoy, le vas a dar una visión social o política.
Huir del sentido unívoco y hacer las cosas crípticas, no puedo evitarlo, es un rasgo de estilo. Es una manera de hacer pequeña literatura. Si estás hablando de alguien que se va a otro país, (titular ‘Spanien’) es el escenario para recrear «jo, que te pierdo». ‘Paseo por el río’ es amor y muerte, hay amor y tragedia. Hay un río por el que se desborda e inunda todo, pero es una ribera en la que pasear acompañado.

Esto que dices de «no tener un sentido unívoco» es por un lado no revelar mucho de ti mismo y por otro también un impedimento para llegar a la gente. Si no le das a la gente una canción puesta sobre la mesa, no se capta igual. No sé si estás de acuerdo con esta dicotomía.
Tal vez (risas) No pienso en esos parámetros. Pienso en sentirme cómodo con lo que hago en el momento en que lo estoy haciendo, en creer en ello. Tal vez, no son cosas que yo pueda valorar, hasta qué punto a la gente le va a gustar más o menos. No lo he hecho nunca, aunque a veces me haya ido mejor o peor.

«No quiero parecer pretencioso de más porque estoy en el ámbito de las canciones pop, pero hacer canciones es una pequeña forma de literatura»

Entre lo más oído de Klaus&Kinski, había componente abstracto como ‘Forma, sentido y realidad’, pero también ‘Mamá, no quiero ir al colegio’, que no puede apelar a algo más concreto. Me da la sensación de que cada vez quieres exponerte menos y menos.
Ay, pues, no sé, tal vez. Como no tengo psicoanalista que me revele todas esas cosas (risas) Quizá. O llevaba un tiempo haciéndolo y empiezas a depurar el estilo. Vas haciendo requiebros con el significado y el significante. Con el texto lo hago mucho: reiteración, juegos de palabras enrevesados, los significados que se van contradiciendo a sí mismos. A veces soy laberíntico, es muy probable. Intentas encontrar tu manera de poner las cosas con las que te sientas cómodo. A lo mejor dentro de unos años lo hago de otra manera. ¡Estoy pasando una fase modernista a lo mejor! (risas)

¿Qué quieres decir?
Me estaba acordando del poema de Juan Ramón Jiménez, hablando de todas sus fases después de hacerse modernista. No estoy comparando con la poesía, pero al final decía: «me dejo de mierdas y llego a la poesía pura». Eran como fases.

«Eso de componer para otros suele ser en mundos donde yo no me muevo»

A mí me parece interesante tratar de meter las letras de algunos artistas en un marco literario, comparando autores de canciones con grandes poetas, y me parece que tus letras podrían estar ahí. Tú mismo estás hablando de juegos en cierta medida ambiciosos.
Hacer canciones es una pequeña forma de literatura. Puedes optar por simplificarlo. Me gusta música en la que los textos dicen poca cosa o no presto atención y hay otra música en que la calidad literaria es un porcentaje muy grande del valor artístico del producto. Siempre le he dado cierta importancia, pero no quiero parecer pretencioso de más porque estoy en el ámbito de las canciones pop. No estoy haciendo gran literatura, pero es una forma literaria: cantar y las formas poéticas desde el principio de los tiempos. Hay gente que me gusta cómo escribe. Piensa en los Smiths, me gustaba todo, pero sin las cosas que escribía Morrissey no sería lo mismo.

¿Has pensado en escribir para otros artistas?
A mí nunca nadie me ha llamado para nada de eso, no sé cómo empezaría a hacer este tipo de cosas, ni si hay algún artista a quien le pudiera interesar. No es como a niveles más altos, mainstream. Supongo que las editoriales moverán a ciertos artistas, para cierto tipo de artistas. Si me saliera alguien que le viera un mínimo de sentido… pero no voy a buscarlo, ni sabría cómo buscarlo. Eso de componer para otros suele ser en mundos donde yo no me muevo. En este mundillo pasa poco, pero si alguna vez me lo encuentro, ya veré qué hago.

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Publicado por
Sebas E. Alonso