El grupo fue uno de los más significativos del electropop y el DIT durante el cambio de siglo, si bien en su caso solían bromear con una amalgama de influencias que comprendía punk, chanson francesa y new-wave, entre otros estilos. De hecho, considerarlos simplemente parte de aquella moda de grupos electroclash era quedarse muy, muy corto, pues era seguramente la única banda capaz de versionarte durante un concierto lo mismo a Gainsbourg que a Nina Hagen que a la Velvet. Sus shows no es que fueran una aventura en la que no supieras qué canción iba a sonar, sino que ni siquiera podías adivinar el idioma en el que iba a hacerlo, pues alternaban indistintamente el francés con el alemán, el inglés, el español o el turco, incluso para las mismas composiciones.
Tras unos inicios como banda numerosa, el grupo se fue reduciendo poco a poco a dúo, quedando en manos de Françoise Cactus y su compañero Brezel Göring, a cual más loco de los dos. Apegados a sus instrumentos lo-fi o haciendo sonar las pistas a modo de playback, sus conciertos se convertían en pequeñas performances en las que cualquier cosa podía pasar. En Madrid, cuando telonearon a los Strokes en la era ‘Is This It’, Stereo Total aparecieron con unas divertidísimas bolsas de la compra de plástico, desprovistas de todo glamour, y un bolso con la hoz y el martillo. También vinieron por su cuenta en multitud de ocasiones, para tocar en el Nasti o junto a sus amigos de L-kan en el Ochoymedio, que les prestaban tanta devoción que les incluyeron en el estribillo de una de sus letras más atemporales, ‘Todo lo que no’.
Stereo Total publicaron a finales de los 90 discos tan destacados como ‘Juke-Box Alarm’ y ‘My Melody’, pero su mejor álbum llegaba en 2001, un ‘Musique Automatique’ de estilos variados y temazos como ‘L’amour à trois’, ‘Wir tanzen in 4-eck’, ‘Für immer 16’, ‘Nationale 7’ y un sinfín de canciones tan breves como divertidas. En España se publicaba con el tema ‘Ich weiss nicht mehr genau’ traducido al castellano, comenzando, de manera chanante, con la frase “mi memoria tiene hoyos” (en lugar de lagunas), a consecuencia de alguna mala traducción pre-Google.
Continuaron su idilio con el castellano con el álbum ‘No controles’, en el que versionaban canciones como el clásico de Olé Olé o ‘Voy a ser mamá’. Era completamente hilarante que tras el estribillo «no controles mi forma de vestir porque es total», ellos chillaran «¡Stereo Total!». Por esta razón en 2010 Brezel nos dejaba como titular que estas dos canciones habían sido escritas para ser versionadas por ellos. Como parte de su idilio con Elefant, llegaron a cantar ‘La revolución sexual’ de La Casa Azul en alemán. En los últimos años continuaron publicando discos, algunos de los cuales aparecían de manera destartalada en Bandcamp, sin promoción alguna, fiel al espíritu punk del grupo, también palpable en sus vídeos, en los que aparecían chaperos y gente de la calle, a medio camino entre Andy Warhol y el estilo de Bruce LaBruce.
Era habitual que Stereo Total vendieran su propio merchandising después de los conciertos, por lo que estoy seguro de que muchos de nuestros lectores tendrán una anécdota tan simpática que recordar de Françoise como nosotros, cuando nos vendió una camiseta dos tallas más pequeña asegurando que íbamos a ir «muy guapos». Aquellos de los muchos españoles que hayáis vivido en Berlín, también recordaréis los conciertos espontáneos que el grupo podía dar por sorpresa en horario de clubbing, como el que dieron en una fiesta de aniversario de la noche Berlin Hilton, que celebraba el pop underground cada miércoles. Al menos alrededor de 2008 era habitual ver a Françoise Cactus tomando algo en la barra del histórico Möbel Olfe, en Kreuzberg, como una más. Hoy dicen en Twitter que se ha ido una gran anti-diva, pero para muchos de los que la veíamos por allí cada semana, era la más.