Ferran Palau ha ido poco a poco dejándose conquistar por las mieles de los sintetizadores de los años 80, hasta el punto de que el mismo artista que tituló un disco con una imagen tan naturalista como las «aguas del riachuelo» ya a duras penas parece el mismo. Y lo de «mieles» va en serio, pues los teclados de ‘Parc’, su nuevo trabajo discográfico, no pueden sonar más sensuales y melosos, en sintonía con lo que el ex integrante de Anímic cuenta en las letras del disco. Porque a pesar de la estética infantiloide a la que sigue aferrado Ferran, siempre pegado a su gorra de adolescente urbanita, el artista quiere que sepas que está muy enamorado y, en ocasiones, también muy cachondo («ahora estoy contigo, y te veo diferente, no sé cómo lo haces, pero lo haces muy bien»).
Inspirado vagamente en la estética «slasher«, lo cual es perceptible en vídeos y fotos promocionales más que en la música, ‘Parc’ supone una nueva evolución en el sonido explorado por el músico de Esparraguera especialmente en sus dos álbumes previos, los premiados ‘Kevin‘ (2018) y ‘Blanc‘ (2016). Los canciones investigan la intersección entre las «slow jams» de R&B de los 80 y el «bedroom pop» más holgazán de Mac DeMarco, lo cual es obvio en cortes como el coqueto ‘Perfecte’; mientras los bpm mantienen un ritmo parsimonioso en todos los casos, sin exabruptos, y los sintetizadores gozan de más presencia que nunca, tanto cuando apuntan a las mencionadas «slow jams» eróticas de la época, como la sexy e intrigante ‘Perdó’; como cuando evocan las bandas sonoras de Vangelis, como sucede en una ‘Més enllà’ que, eso sí, «empieza con el susurro de Viernes 13».
Nunca sabremos cuán lejos podría haber llegado la inspiración cinéfila de ‘Parc’ si Ferran hubiese decidido ir un paso más allá en su camino hacia la exploración de esta estética, pues las canciones ni muerden ni empalagan, más bien parecen buscar, ante todo, resultar una experiencia agradable en lo sonoro, al optar nuevamente por un diseño de sonido minimalista y limpio que no abruma el alcance de unas melodías cucas y nada ambiciosas, las cuales a veces se pegan (‘Reflexe’) y otras no (‘Aranyes’ se sustenta más bien en el sonido de sus teclados suaves y fornidos). El disco sí sorprende en algún punto: ‘Lluny’ es un estupendo single memorable desde el primer estribillo («aún puedo ir más lejos, pero quiero que me lo pidas tú» no es una petición sexual según el contexto de la letra) y ‘Amor’ distorsiona la voz de Ferran hasta hacerla sonar apitufada, una técnica explorada por Frank Ocean o Connan Mockasin, el cual parece una influencia directa, que Ferran haría a bien de seguir descubriendo.
Ferran Palau actúa el 6 de marzo en el Festival FEMAC de Canovelles; el 10 de abril en el Festival Strenes de Girona, y el 24 de abril en el festival Guitar BCN de Barcelona.