Judit Neddermann ha logrado situarse recientemente entre los 50 discos más vendidos del país con ‘Aire’, el primero de sus discos en el que abandona el catalán casi por completo para apostar por el castellano. Y lo ha hecho animada por Alejandro Sanz, con quien colaborara en una de las mejores canciones de ‘#ELDISCO’, por mucho que ‘Este segundo’ no fuera un single y pasara desapercibida. Hablamos con Neddermann sobre su influencia de la música brasileña, precedentes como Sílvia Pérez Cruz o sus tímidas incursiones en el R&B.
¿De qué va este álbum? ¿Tiene alguna temática concreta en especial?
Son como álbumes de fotos de mis estados de ánimo o experiencias que me hacen crecer. Recojo emociones de 2017 y 2018 muy relacionadas entre sí. Hice un proceso de empoderamiento, de aprender a poner límites en una relación en la que no me sentía bien y no tenía fuerza para cortarla. Poco a poco lo consigo con el apoyo de algunas mujeres que hay en mi vida. Hay un proceso de sanación después de cortar, que es liberador, pero también es duro. Las canciones representan las emociones de esa relación y también hay canciones para la mujer.
¿Cuáles son esas canciones específicas para la mujer?
A mi madre le dedico ‘Yo et canto a tu’, la única entera en catalán, y también hay otra para la luna, que habla de la conexión con la luna de la mujer. El ciclo menstrual más o menos dura los mismos días, nos afecta mucho energéticamente y parece que no es un tema tan accesible como otros.
Hay algo de Portugal en tu música, no sé explicarlo, dímelo tú como música…
Hay algo de Brasil. En mi casa sonaba Jobim, Caetano Veloso a veces, Gilberto Gil… Mi madre tenía muchos discos pero tampoco era muy experta de qué era cada cosa. Iba a la tienda y se compraba. De adolescente estudié canto y la profesora me introdujo en la MBP (música popular brasileña), paralelamente estudié jazz y allí también hacíamos muchas cosas de bossa nova. Es cuestión de sonoridad y la forma de hacer música muy ligera, que me inspira. Hay una dulzura que tienen en común el portugués y el catalán. Tampoco es algo preconcebido, yo tengo una idea, y el groove que le va bien es el brasileño, pero no lo pensamos de antemano. Las armonías que utilizo son un poco sofisticadas, son los acordes que aprendí cuando estudiaba jazz y los voy combinando con otros acordes, como las triadas de los Beatles, para entendernos. A veces hago incursiones y a veces, no. Me gusta que los melodías pasen por colores diferentes. Jugar. Y eso los brasileños lo hacen mucho.
Hace unos años que no salen tantos artistas en catalán, al menos tan masivos, como cuando salieron Manel y Sílvia Pérez Cruz. ¿Por qué crees que puede ser?
Yo no creo que el catalán sea una barrera. Me ha llevado a sitios inimaginables como a colaborar con Alejandro Sanz, porque él quería hacer un tema en castellano y catalán. Me lo propuso y me pareció súper bonito. Tengo un single en el que mezclo las lenguas porque creo que es importante. Sería importante que no fuera importante. Están Manel, Txarango… al final es la música la que nos mueve. Todo el mundo es libre de hacer lo que quiera. Mis discos anteriores están casi enteros en catalán, mi música había salido de Cataluña pero no mucho. Los 3 singles que he sacado de este disco en castellano han tenido más acogida fuera de Cataluña de lo que yo estaba acostumbrada. Pero no se pueden sacar conclusiones. Sílvia (Pérez Cruz) canta en los 3 idiomas y esto no ha sido una barrera. Yo podría haber hecho este disco en inglés, castellano y catalán, y salir con más fuerza. Igual habría funcionado más, es que no lo sabemos, pero después de lo de Alejandro Sanz, me puse a escribir en castellano, y fue orgánico e inspirador. Pensé: ¿por qué no?
Hay una frase en el disco que dice: «no tengo leyes ni banderas». ¿Hay algún tipo de segunda intención?
Lo que quiero decir es que soy libre, soy músico y quiero ir donde la música me lleve. Que no se politice todo todo el rato. Quiero ser yo y que no se busque entre líneas todo el rato. Estoy muy cansada de todo este ruido, constante.
En la letra de ‘Vicio’ hay una parte en que parece que protestas contra los juicios constantes.
Es una canción que va para una persona que juzgaba todo el rato lo que está bien y mal. Ponía a personas en una jerarquía, y me transmitía esta idea de la competencia. Es un sinvivir. No creo que la vida funcione así y no se puede ser feliz en esa tesitura. Me cuesta revisitar la canción porque me enfada, pero me fue bien sacarlo, porque me di cuenta de que esta forma de ver las cosas la escuché demasiadas horas. No me interesa, no quiero ver las cosas así, no quiero perder tantas horas con ese discurso.
Justo esta canción tiene un punto R&B, ¿has pensado en ir más por ahí?
Es un poco más americana, escucho mucha música de allí. También Lianne La Havas, que es británica. Es una música que me encanta. No descarto hacerla algún día. Me sorprende cómo me quedan las canciones comparado con lo que escucho. Son estilos distintos. No escucho a nadie que se parezca a lo que yo hago. Esta canción queríamos que fuera ácida, pero tranquila. El productor Arnau Figueras fue quien nos convenció de llevarla por ahí.
¿Nadie te sugiere seguir esa vena más pop?
Esto siempre lo he tenido pendiente. He estado escuchando a Mahalia, que me encanta. Me gustan esos beats y conecto, pero no tengo prisa tampoco. Voy haciendo el camino y cuando llegan las cosas, las hago.
¿Hay algún punto de inflexión que destacarías en tu carrera?
El punto de inflexión lo veremos en futuro, los frutos vienen después, no calculo mucho las cosas (…) Quizá que Alejandro (Sanz) me preguntara si había compuesto en castellano y hacer ese ejercicio de valentía, porque la estructura que tenía hasta entonces era hacer discos en catalán, con algo castellano y algo de portugués. Este disco es un intento de abrir puertas y horizontes. Me daba vértigo pero me siento acompañada, con el feedback de Alejandro y el apoyo de Universal.
¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de Alejandro Sanz como fan?
Cuando era muy pequeña en el coche teníamos el disco de ‘El alma al aire’ y lo ponía mi padre todo el rato.
Tu canción es de lo poco que me gustó de su último disco…
La canción que hicimos juntos es una perlita, hay gente que conecta muchísimo, me lo ha dicho mucha gente, aunque igual no es la que más llama la atención.
«No me extraña que Alejandro Sanz lleve tantas décadas, y más que seguirá»
¿A qué asocias el éxito tan masivo que ha tenido el último disco de Alejandro Sanz?
(piensa largo rato) Creo que son varios factores. Primero, sus composiciones son bellas a la vez que pegajosas en el buen sentido. Se te queda la canción no porque haya una estrategia extramusical sino porque es realmente musical. Los músicos con que me relaciono nos inspiramos en sus canciones porque considero que es música muy buena. Luego, cómo canta: me parece único. Que le ponga tanto corazón, tanta alma a la hora de cantar, y que siempre se entregue tanto, que lo haga desde hace tantos años, dice mucho. Es muy generoso por su parte. Por mucho que pase el tiempo, mantiene su compromiso con la audiencia. Mantiene a la audiencia viva. En los conciertos, he notado ese cariño entre el público y él. Es una celebración energética a la que todo el mundo acude porque él está comprometido con eso. No me extraña que lleve tantas décadas y más que seguirá.
También has trabajado con Jorge Drexler, que me parece mucho más interesante que Alejandro Sanz, ¿qué te ha aportado?
Drexler es, a nivel musical, un referente total, porque bebe de muchas influencias. Ha encontrado su propio sonido, a caballo entre lo moderno y lo acústico. Me siento muy conectada a lo que hace. Empecé a escucharlo hace 8 o 9 años y sus últimos discos, como «Salvavidas«, los he escuchado mucho. Con él he estado muy al día y eso me pasa poco, lo de escuchar los últimos discos de un artista. Fue increíble colaborar. Me fascina todo el mundo intelectual que hay detrás de lo que hace, cómo hace las letras, cómo se expresa. Me parece top.
¿De qué producción de tu disco estás más orgullosa? Por ejemplo, en ‘Sense’ hay unos ambientes muy particulares. No sé si estoy pronunciando bien el nombre de este tema…
Es catalán e inglés, tiene el doble sentido. Esta es un buen ejemplo, porque colabora Maro, que creo que aquí no se la conoce lo suficiente. Es portuguesa pero ha estado en EE UU mucho tiempo. Estoy muy contenta. Es una canción que escucho por gusto…
… no como las otras (risas)
A veces me reescucho para ver si me cuadra algo, si es el camino que quiero seguir o ya me lo quito de encima… pero esa canción, como ser humano, la quiero escuchar. Supongo que porque canta ella y puedo desconectar de mí. Está muy cuidada y fue muy circunstancial. Esta vez he podido estar un mes en el estudio. Antes me pagaba mis discos, grababa en 5 días, todo ahí rápido… Y este está hecho como los discos de antes, con todo el tiempo que quisimos. Y cuando vino Maro fue mucha concentración y fue saliendo todo esto. Supongo que escucharla me hace revivir esta sensación…
En muchas entrevistas me han dicho los artistas que su tema preferido de un disco es el featuring porque dejan de oírse. Qué curioso, ¿no?
Es que es muy agradecido. Es la primera vez que canta alguien que no soy yo en el disco. Y para mí es el mejor momento, pero porque yo me escucho todo el día. Los cantantes nos escuchamos cantar, hablar y lo que haces lo tienes que escuchar mil veces. La gente dice: «¡oh, qué voz!». Pero yo tengo que hacer un ejercicio de vaciar y volver a conectar con la voz como si fuera algo nuevo, la experiencia de escuchar el timbre…