Música

Por qué Paul Simon y otros artistas veteranos están vendiendo sus catálogos

Paul Simon ha vendido su repertorio a la editorial Sony Music Publishing por una cifra que no ha sido desvelada, pero que por supuesto se estima multimillonaria, en torno a los nueve dígitos. El integrante de Simon & Garfunkel y estrella por cuenta propia de los años 60 y 70 sigue los pasos de multitud de artistas veteranos como Bob Dylan, Neil Young, Stevie Nicks (que ha cedido el 80% de su cancionero), Blondie, Shakira o incluso Imagine Dragons, los cuales también han vendido recientemente sus catálogos a fondos de inversión.

El repertorio de Simon es otra mina de oro para las editoriales musicales pues incluye clásicos del tamaño de ‘The Sound of Silence’, ‘Bridge Over Troubled Water’, ‘The Boxer’ o ‘Mrs. Robinson’, así como ‘Homeward Bound’, ‘I Am A Rock’, ‘Me and Julio Down by the Schoolyard’, ’50 Ways To Leave Your Lover’, ‘Still Crazy After All These Years’, ‘You Can Call Me Al’, ‘Graceland’, ‘Diamonds on the Soles of Her Shoes’, ‘Kodachrome’ o ‘Late in the Evening’. De los primeros trabajos de Simon & Garfunkel hasta el último álbum en solitario de Simon, ‘In the Blue Light’, editado hace tan poco como en el año 2018.

Existen diversas razones por las que este tipo de artistas -con décadas de trabajo a sus espaldas, a excepción de algún grupo contado- está vendiendo todas y cada una de sus canciones a las editoriales. Según Billboard

, la consolidación de la música reproducida por streaming ha provocado un «auge en las valuaciones de la música grabada y las de sus derechos», en parte debido a la pandemia, pero también porque la música grabada es considerada un tipo de acción impermeable a las recesiones, «como el alcohol», por lo que invertir en ella suele ser una apuesta segura.

A partir de que una editorial se hace con los derechos de publicación de un repertorio, puede sacarle provecho de diversas maneras, como licenciar canciones para anuncios o películas, o incluso producir sus propios espectáculos en los que dichas canciones serán utilizadas. Y como muchos de estos repertorios son clásicos, de nuevo, el riesgo es menor para las dos partes. He aquí la diferencia con el 99% de la industria musical: el resto aún depende de los conciertos para subsistir ya que la música grabada ya no produce ingresos significativos y no lo ha hecho desde hace mucho tiempo. Este tipo de decisiones afectan solo a los más privilegiados.

Por otro lado, no se puede pasar por alto que la mayoría de artistas que se están sumando a esta práctica cuentan edades ya avanzadas, de modo que estarían facilitando un futuro proceso de gestión de sus herencias. De hecho, Dolly Parton ha asegurado que está considerando vender su catálogo por motivos de «negocios, planificación patrimonial y asuntos familiares», y David Crosby también ha sido muy franco al respecto: «No puedo trabajar, el streaming me ha robado el dinero que obtengo de las grabaciones, y tengo una familia a la que cuidar y una hipoteca que pagar, de modo que es mi única opción».

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: paul simon