Hace 5 años que oímos por primera vez hablar de Ganges. Hubo una vez en que aparecían 4 personas en sus fotos de promo, que después fueron 3, y hoy por hoy el grupo parece el proyecto en solitario de la cántabra Teresa Gutiérrez. Por hacer honor al nombre de este tercer disco y decir «algo bonito», Ganges fue un proyecto de pop electrónico interesante que deambulaba entre el dream pop y la indietrónica y eso permanece intacto tanto tiempo después pese a los cambios de formación o a los compañeros que se han quedado por el camino.
La música creada por la artista podemos emparentarla con el fenómeno del bedroom pop por lo que tiene de casero y preciosista, pero los elementos que aparecen en sus producciones son bastante ricos. Puede haber cierta influencia del neo-soul de voces tratadas a lo James Blake, o incluso del trip hop, pero los conceptos no son nada ortodoxos y huyen de la imitación, remitiendo a nombres inesperados. Seguramente alguien se lleve las manos a la cabeza cuando diga que ‘Ya no te quiero’ lo mismo me lleva a una melodía de Moby circa ‘Play’ que a otra de Isao Tomita; y hay algo muy retro en ‘Okinawa’ que hasta me ha sugerido el improbable nombre de Antón García Abril.
En cualquier caso, lo mejor de Ganges es que al margen de su romanticismo de dormitorio y unas cuantas referencias al universo otaku, escribe temas muy divertidos. Es loable que cuando la artista nos indique que hay más de ella misma en este trabajo que en la música que había hecho hasta ahora, no se refiera necesariamente a que se ha abierto en canal, sino a que ha dejado salir su cinismo y a su vez un lado deliberadamente infantil. Como resultado, aunque nos habían conquistado en el pasado títulos como aquel ‘Classic Lover Covers’
que incluía su disco de debut de 2018, nunca Ganges había terminado un tema tan bien como ‘6º’, una canción de despecho autoparódica que entre libros de autoayuda y demás tragedias, construye una sinalefa de la generación X bastante sonora: la tontería de «reventarte-a-odio-en Instagram» se pega como una lapa.También mucha sorna tiene ‘Ya no te quiero’, que aparte de contar con una de las producciones más embriagadoras, se mofa de los estereotipos del amor, sin llegar siquiera a los 2 minutos de duración: «Has estudiado tantos años para parecer inteligente / Te has esforzado en ser tan guapo porque crees que así voy a quererte / Y ahora, que eres perfecto, ya no te quiero», indica sin atisbo de culpa ni drama. Autoproducido, ‘Dime algo (bonito)’ contiene 8 temas que oscilan entre la anécdota, como el titular o el dúo final junto a Casero que alude a un ‘Domingo imaginario’; y la belleza de la cotidianidad de ‘Las cosas que me quedan por hacer’. Es este último un retrato costumbrista del dolor que se sitúa entre Postal Service y la primera Dido; territorios que, por razones desconocidas, casi nadie quiso pisar.