Desde Elon Musk hasta Isabel Díaz Ayuso, la historia no se ha quedado corta en producir ciertos personajes que son vistos por el público como absolutos iconos pop sin realmente dedicarse a ninguna rama de la cultura o el deporte. Ser ellos mismos es suficiente, para bien o para mal. Sin embargo, a veces se descubren iconos pop en lugares más recónditos. La cantante Fátima Miranda lleva 40 años investigando las posibilidades de la voz y su obra demuestra que no hay que irse demasiado lejos para encontrar artistas de este tipo que deberían ser más reconocidas de lo que son.
Cuando la escuchas vienen a la mente las piruetas vocales de Meredith Monk, los rugidos de Sainkho Namtchylak o los agudos imposibles de Yma Sumac, pero ella es de Salamanca aunque reside en Madrid, y de hecho a mediados de los años 80 dirigió la fonoteca de la Universidad Complutense de la capital española. A sus 68 años, no cabe duda de que Miranda es «una de las artistas vocales más importantes e influyentes del mundo», como reza su propia página de Facebook, aunque no haya terminado de trascender su lugar más allá de la vanguardia. En 2018 sí recibió la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes otorgada por el Gobierno de España, uno de tantos premios en su haber.
El trabajo de Fátima Miranda, señala su página web, «combina técnicas vocales orientales, occidentales y de su propia invención concibiendo la voz como instrumento de viento y de percusión instalado en el propio cuerpo». Esto «le ha permitido desarrollar un registro superior a cuatro octavas que pone al servicio de un lenguaje musical propio en el que se difuminan las fronteras entre canto, poesía, teatro, composición, improvisación e interpretación».
La artista, licenciada en Historia del Arte, empieza a dedicarse a la música -o en su caso a la investigación vocal combinada con otras artes como la performance- cuando descubre como por accidente que posee un talento vocal extraordinario, y desde 1983 empieza a explorar las posibilidades de su voz acercándose a su vez a cantos tradicionales como el Nô de Japón, el canto difónico de Mongolia o el canto Dhrupad del Norte de la India. A través de técnicas vocales tanto tradicionales como de su propia cosecha, Miranda es capaz de «desplegar unas posibilidades de expresión que van del más transparente y angelical hilo de voz al alarido más salvaje».
A pesar de que no se puede entender el trabajo de Fátima Miranda en su totalidad sin tener en cuenta sus llamativas performances, en las que la artista aparece vestida con atuendos extravagantes o convirtiendo objetos cotidianos en instrumentos musicales, como una palangana o juguetes infantiles, a la manera del objeto encontrado; basta con escuchar su obra grabada -en la mayoría de casos asociada a performances de directo- para alucinar con lo que es capaz de hacer. Especialmente clave parecen sus tres primeros discos, ‘Las Voces de La Voz’ (1991), ‘Concierto en Canto’ (1995) y ‘ArteSonado’ (2000), solo el último de los cuales está disponible en Spotify.
‘ArteSonado’ es uno de esos discos que te gustarán si crees que ‘Medúlla‘ es el mejor disco de Björk, o si eres fan de este tipo de discos vocales entre los cuales también hay que contar ‘Dolmen Music’ de Meredith Monk o ‘Le fil’ de Camille, por poner un par de ejemplos. Creado absolutamente mediante la voz, ‘ArteSonado’ es un festín de registros vocales entre lo meditativo (‘Diapasón’) y lo lúdico: ‘Desasosiego’ podría ser una canción popular, pero está hecha de cantos a lo tirolés, autocoros y efectos tipo risas y vibración de labios, y ‘Repercusiones I: Esto es lo que no tiene nombre’ explora la sonoridad de expresiones cotidianas tipo «¿qué tal?», «pim pam pum», «míralo, que follón», «¿no ves o no lo ves?», «se me fue el santo al cielo», «di que sí, hija» o «mira que te lo tengo dicho» para armar una composición delirante que es para caerse de la silla de la risa.
Para nada retirada, en la actualidad Fátima Miranda, que también ha versionado canciones populares como ‘La Llorona’ de Chavela Vargas, sigue actuando e impartiendo talleres de canto, y no hace demasiado tiempo fue entrevistada en Radio3.